FERNANDO VIVAS
Con Pancho Lombardi la función nunca acaba. Desmenuza la película que acabas de ver, la compara con otras, te recomienda lo que no has visto, toma nota de lo que le recomiendas. Es el espectador que pasó a ser cineasta sin dejar su butaca. Entrevistarlo es la prolongación de una charla entre cinéfilos, con la particularidad de que las películas de las que hablaremos son las suyas.
Eres un cineasta cinéfilo y serías cinéfilo si no fueras cineasta.
Yo era crítico de cine antes de ser cineasta. En el Perú, normalmente, los directores de cine ven pocas películas. Ahora voy menos al cine, dos o tres veces a la semana, y veo DVD.
¡Es bastante!
Bueno, sí, y veo en los festivales.
Y eres de los que han empezado a ver series de TV.
Mucho de lo que se hacía en el cine años atrás se ha empezado a hacer en la TV y por eso veo series. Por un perfil del consumidor, el cine de estreno está centrado en películas de catástrofe que me resultan aburridas.
Buscas sorprenderte.
Pero lo novedoso inmediatamente es apoyado, sobre todo por la crítica joven, aunque sea un juego de máscaras.
Es mejor que el conformismo frente a lo que hay.
Sin duda, pero hay una crítica que a la vez que es complaciente con Hollywood, le gusta lo raro. Y los que no estamos en Hollywood ni queremos hacer la revolución formal del siglo nos quedamos en camino de nadie.
¿Estás en ese punto intermedio?
Lógico. A mí me gusta hacer un tipo de cine que me hable de la vida, un cine para un público que yo imagino. Ahí está la distancia que parece insalvable. Entre los gustos del público que hay y los gustos del público que yo quisiera que hubiera.
Y tu personalidad no es la de jugar a las máscaras, no te la das de que estás inventando nada.
Hice dos películas pequeñitas, “Ella” y “Un cuerpo desnudo”, y me quedé bien insatisfecho. Me deprimen las salas vacías. No voy a seguir en esa línea.
Lo que viene es “Troica”.
Es un proyecto del 2007, con un guión de Augusto Cabada. Son tres personajes en una historia de amor pero con la originalidad que se cuenta desde el punto de vista de los tres y ya no regresa al punto de partida, hay muchos escenarios. No tiene recursos comerciales a plenitud pero atraerá a un buen público.
¿Te sorprendió el fenómeno de “¡Asu mare!”?
Me sorprendió la magnitud. Como mi hija [Joanna] trabaja en Tondero, la ví antes y pensé que tendría 700 mil, que ya era maravilloso. Pero llegó a millones.
El cine ha definido tu vida, tus afectos…
El cine empieza para mí a los 6 años. Tacna era una ciudad pequeña, no había TV, el entretenimiento era el cine. Me di cuenta de que era un universo distinto al que veía todos los días y eso me parecía fascinante. Yo quería ser parte de eso.
¿Hubo un cineasta, una película que marcara tu afición o fue la suma de todo lo que veías?
Eso vino después con [la revista] “Hablemos de cine”. Llegué a Lima en 1964 y en el colegio La Inmaculada tuve un mural que llenaba con comentarios de películas. Juan Bullita y Chacho León me invitaron a la revista. Luego me fui a estudiar a la escuela de Cine de Santa Fe, en Argentina.
¿Hiciste tu primer largo cuando querías hacerlo o se dieron las circunstancias?
He sido muy afortunado. Mi cuñado, José Zavala Rey de Castro, apostó por mí, hicimos Inca Films. Él decidió que había que pasar de los cortos al largo. Yo había escrito con Guillermo Thorndike un guion sobre la última noche del ‘Monstruo de Armendáriz’, se llamaba “Muerte al amanecer”. Un venezolano lo coprodujo. El recuerdo más grande que tengo es la primera noche de rodaje. Empezamos con una de las escenas más difíciles, todo lo contrario de lo que hay que hacer. Vi un montón de luces, gente que no podía controlar y me dije: ¿Qué estoy haciendo aquí, en qué me he metido?
¿Tienes un ‘top five’ de tus mejores películas?
Si tuviera que nombrar 5, esto varía por épocas, las estoy revisando porque están saliendo en Blu-Ray. A ver, “La boca del lobo”, “Caídos del cielo”, “Bajo la piel”, “La ciudad y los perros”, que el otro día vi en El Comercio que era la película más recordada, y “Ojos que no ven” que a mí me satisface mucho, una película sobre la gran corrupción.
Coincido, pero me cuesta ubicar “Ojos que no ven”.
Tengo la sensación de que ha sido subvalorada. Y costó mucho hacer. Por eso, me molestó que parte de la crítica dijera que yo había sido oportunista al hacer una película sobre ese tema.
¿De todos los premios que has ganado, hay alguno que signifique mucho?
Hay dos premios muy importantes para mi carrera. El primero es el premio al mejor director en San Sebastián por “La ciudad y los perros”.
Ya estabas en otra liga.
Efectivamente. El otro logro importante fue ganar el principal premio de Montreal con “Caídos del cielo”, cuando era uno de los 5 festivales grandes del mundo.
Joanna, tu hija, también ha ganado un premio [de la crítica, por “Casadentro”] en Montreal. ¿Te sientes prolongado en el trabajo de tus hijos? Eso uno no se lo propone, ¿no?
Noooo. Y creo que mis hijos tenían cierto rechazo a este tema. La mamá (Giovanna Pollarolo) poeta, escritora y guionista, el papá director; Diego estudia Ingeniería y Joanna, Economía. De repente, pasados los 30 años, Diego se metió, para entretenerse, según él, al Club de Teatro de Lima. Se apasionó y llevó a su hermana. Joanna, que es mucho más tímida en público, no destacó en las pruebas, pero le quedó el bichito y se fue a estudiar cine a Buenos Aires. Les gusta, les saca lo mejor de sí, porque cuando uno hace una cosa con pasión es así.
Joanna Lombardi asistió a su padre en "Un cuerpo desnudo" (2009). Foto: Giancarlo Shibayama / Archivo El Comercio.
Hablando de pasiones, tienes dos, el cine y el fútbol, pero los separas como si fueran dos mujeres que no se deben conocer.
Mejor [sonríe]. Son mundos bien diferentes. Le dedico tiempo al Sporting Cristal y cuando hablo con los amigos del fútbol no hablamos de cine. Y no haría una película sobre fútbol, es un deporte colectivo, no se presta para el cine.
¿De las películas peruanas de los últimos años, cuáles te han entusiasmado?
“Días de Santiago”, de Josué Méndez, me encanta. Héctor Gálvez [“Paraíso”] me parece un cineasta muy interesante. Claudia Llosa es un punto de vista muy especial.
¿“La teta...” o “Madeinusa”?
Me gusta más “La teta asustada”. “Madeinusa” es demasiado símbolo para mi gusto. Los hermanos Vega [“El mudo”] también son buenos. Hay un cine moviéndose, es un momento muy auspicioso para el cine peruano. Por eso sí valoro la propuesta comercial de Tondero porque hacen películas con producción, con esmero.
Y Tondero puede acoger proyectos distintos a los que ha estrenado hasta hoy.
Justamente [ríe] me han hecho una propuesta para el próximo año, es un proyecto de ellos.