Sobre “Frozen” y su protagonista Elsa se ha escrito mucho en los últimos años. Algunos ven a una princesa feminista de Disney, otros a un icono LGTB o a una persona en busca de amor propio. Unas opiniones que los directores de la exitosa cinta escucharon al crear “Frozen 2”.
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"Nosotros pensamos en Elsa como un personaje que tiene miedo por ser diferente", explicó la directora de "Frozen", Jennifer Lee, en una entrevista con Efe.
Según la creadora de la película, que se convirtió en un clásico instantáneo de Disney y un fenómeno de masas, la famosa princesa es "alguien con temor a usar sus poderes y que siente soledad por esa diferencia".
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Por ello, entiende y "ve buenas" todas las interpretaciones que han surgido desde el estreno de "Frozen" en 2013 hasta el inminente estreno de la segunda parte, esta semana.
"Con el paso del tiempo es inspirador que sea fuerte e independiente por su cuenta, que no necesite una relación romántica ni ser rescatada, y que sus apoyos sean su hermana y su familia", analizó.
"Ideamos un viaje emocional y luego escuchamos lo que sintió el publico, para cada persona significó algo diferente y lo vimos bien, pero no es nuestro objetivo que tenga una interpretación determinada -aclaró-. No creamos a Elsa desde el punto de vista de hacer una princesa para este momento".
Quizás el equipo de animación de Disney no ideó esta historia sobre dos hermanas como un cuento para el momento actual, pero sí dio con el momento adecuado, pues la cinta se embolsó más de 1.200 millones de dólares en taquilla, se convirtió en un icono global y su banda sonora coronó las listas de lo más vendido en 2014.
Por ello, la gran factoría del entretenimiento no dudó en dar el visto bueno a una segunda parte de las aventuras de Elsa y Anna en Arandelle, una de las películas con argumento original que ha dejado más huella en los últimos años, dominados por nuevas versiones de antiguas factorías.
Pero, perdido el factor sorpresa, cuando los creadores de "Frozen" se sentaron a escribir la segunda parte el mundo entero ya conocía a sus protagonistas, y aplaudía la soltería de Elsa como un ejemplo de princesa Disney que no necesita un hombre para salvarse, o como un guiño a otra orientación sexual que supondría toda una renovación para el universo Disney.
"En mi caso, yo consulto las redes sociales -confesó Lee en complicidad junto al resto del equipo-. Escuchamos esas cosas pero no podemos atender todas las peticiones. Salían ideas de todo el mundo".
"Tuvimos que apartar todo para construir el argumento desde fuera y continuar la trama, sobre cómo ella aprende a manejar sus poderes y conoce cuál es su pasado, su historia personal", analizó.
Al lado de Lee, su compañero creativo Chris Buck asintió todas las palabras de la directora y defendió al papel de la otra protagonista de la historia, Anna, siempre eclipsada por el brillo de su hermana Elsa pero fundamental en el clásico de Disney.
"Ella representa a la mayoría de personas, es una heroína corriente", analizó Buck sobre el personaje que, sin poderes ni trajes llamativos, lleva gran peso de la acción también en la segunda cinta.
Pero lo cierto es que el disfraz que se agota en las tiendas, y que en algún momento ha vestido a casi toda una generación, es el traje vaporoso y de fantasía que luce Elsa, una de los productos estrella en cualquier comercio Disney o parque temático de todo el mundo.
"Una vez una chica me paró y me dijo que se iba a disfrazar de Anna pero que no conocía su poder, yo le dije que era el amor y se volvió supercontenta", recordó Buck.
Y ahí es donde, sí que confirmaron sus directores, Disney cambió el foco del amor en su historia, del romanticismo clásico al incondicional entre la familia.