“Hecho en casa”, estreno reciente de Netflix, es una reunión de diecisiete cortometrajes, cada uno filmado por un realizador distinto. El conjunto no conforma, precisamente, una película orgánica. Es, más bien, una especie de serie de varios episodios autónomos, y con un tema único: la cuarentena ocasionada por la actual pandemia. La regla del juego: filmar con los medios de los que dispone el cineasta en su propio encierro.
Más que a clásicos como “Boccaccio 70” (1962), “El amor a los veinte años” (1962), la más reciente “Todos los niños invisibles” (2005) o “Paris Je t’aime” (2006), “Hecho en casa” está en la senda de la magnífica “Lumière y compañía” (1995). En esta última, cineastas de diversas nacionalidades debían filmar un cortometraje en celuloide, sin cortes, y en el tiempo del que disponían los inventores del cinematógrafo allá por 1895.
A diferencia del experimento en homenaje a los Lumière, “Hecho en casa” no se filma en celuloide con una cámara primitiva. Sin embargo, comparte algo esencial: apelar al ingenio del cineasta para jugar con los recursos de producción más elementales, los que encuentra en su hogar y su familia: se filma con el celular o una cámara doméstica, se hace actuar a los hijos y cónyuges, y el set de grabación es la casa o el barrio de cada artista.
Como no podía ser de otra manera, el resultado es tan heterogéneo como la propia naturaleza diversa del conjunto de directores. No obstante, también es cierto que los aciertos ganan la partida a los tropiezos. Y eso, considerando, o precisamente porque la raíz del proyecto demanda salir de las cortapisas y filtros estéticos conservadores que imponen los grandes estudios, además del usual encorsetamiento en géneros tradicionales.
La libertad creativa, la corta duración de cada pieza, y el minimalismo obligado, hacen surgir no solo un cine más parecido al de los “nuevos cines” de los años sesenta del siglo pasado, sino que provocan fogonazos de belleza, revelaciones imprevistas, cotejos desconcertantes entre imágenes, y, sobre todo, confesiones líricas donde cada cineasta habla de sus seres queridos, con el fondo de esa sensación apocalíptica de la pandemia.
Se podría decir que, aquí, el cine de prosa deja el paso al cine de poesía. Allí está el final crepuscular y conmovedor del corto de Paolo Sorrentino, en el que el Papa Francisco y la reina Isabel de Inglaterra escenifican un encuentro romántico, solo que convertidos en muñecos de souvenir. Quizá sea el filme más decididamente político de todos, como cuando uno de ellos dice: “como somos solo símbolos, no somos capaces de hacer nada”.
Otros episodios a destacar son el del chino-canadiense Johnny Ma, en el que aparece en su rancho en México, y donde la arcadia familiar se emparenta con la animal, todos en un ambiente rural tan frugal como ajeno a todo embellecimiento artificial. Es un caso parecido al de la talentosa británica de origen hindú Gurindher Chadha, que con un vitalismo transparente es capaz de extraer lágrimas de la alegría hogareña en el encierro.
“Hecho en casa” es una muestra más de que las producciones de Netflix también pueden reservar una libertad completa para cada artista. Si bien cuenta con más de un episodio fallido, como el de Kristen Stewart, el de Maggie Gyllenhaal o el de Pablo Larraín, se trata de un conjunto de múltiples hallazgos y que, sobre todo, revela las posibilidades del cine cuando se empiezan a explorar sus costados más íntimos y modestos. Algo de ese horizonte infinito puede asomar entre episodio y episodio, además de constituir, en sí mismo, un extraordinario documento histórico sobre el presente.
LA FICHA
Título original: “Homemade”.
Género: drama.
País y año: Italia / Chile.
Directores: Paolo Sorrentino, Naomi Kawase, Gurinder Chadha, y otros. Actores: Kristen Stewart, Jaime Vadell, Amalia Kassai.