Hasta hace unos meses, estaba claro para muchos que Johnny Depp había violentado física y psicológicamente a su ex esposa Amber Heard. Durante quince meses, la tortura habría sido tal que, al separarse, ella pidió una orden de alejamiento, denunciando los abusos del actor. Hoy, sin embargo, la situación se complica: ella, en unos audios que se han hecho públicos, admite haber golpeado a Depp, lo que daría crédito al intérprete, quien también la acusaba de violentarlo.
Activista y defensora de los derechos de la comunidad LGTB, embajadora de una organización de doctores que trabajan en Siria, Amber Heard se hizo conocida en la cinta “Los diarios del ron”, pero también por sus amores y sus problemáticas relaciones. En el 2009, según TMZ, ella terminó en la comisaría acusada de violencia doméstica en contra de Tasya Van Ree, su pareja del momento. Entonces, durante una discusión, ella agarró del brazo a Van Ree y la empujó. Tiempo después, la misma víctima diría que se trató de un error, que “dos individuos en posición de poder” [los policías] malinterpretaron la situación y que el caso fue “hipersensacionalizado”.
Años después, y luego de que Heard terminará con Depp, ella tuvo una breve relación con Elon Musk, el magnate que fundó Tesla. La relación también fue polémica -incluso, la estrella de “Piratas del Caribe” acusó a la actriz de haberle sido infiel con Musk-, sobre todo por los motivos de la ruptura. Fue él quien terminó la relación porque, según las malas lenguas recogidas por el portal Mail On Sunday, “Elon había oído ciertas sobre el comportamiento de Amber que no le sentaron bien”.
A la fecha, todo apunta a que su trayectoria como actriz seguirá siendo eclipsada por sus amores tormentosos. De hecho, su participación en la secuela de “Aquaman” peligra. Hasta el momento no se ha confirmado si DC dejaría de contar con ella para desligarse de sus polémicas, así que sigue siendo la elegida para dar vida a Mera, una superheroína y princesa del mítico mundo de la Atlántida. Solo le queda aferrarse al papel.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Johnny Depp tampoco es un santo, pero todavía le restaba la credibilidad de ser un buen actor (ganador de un Globo de Oro y nominado a los Óscar y Bafta). O por lo menos así lo fue hasta mediados del año pasado, cuando se anunció que no estaría en la sexta entrega de "Piratas del Caribe", cinta que protagonizó haciendo el papel de Jack Sparrow. Una decisión fría en la que Disney apuesta por desligarse de personas problemáticas.
"Disney me odia. Pensaron en todo para deshacerse de mí. Les dije: 'miren, si no les gusta lo que hago, despídanme'", contó a "GQ".
Pero no solo su conflicto con Amber Heard le ha pasado factura –y las acusaciones de machista y agresor–, sino también su comportamiento errático y alejado de la realidad (se recuerda que intentó entrar a Australia con sus mascotas sin pedir permiso). Es que, tal como confesó en una larga entrevista a la revista "Rolling Stone", él vivía deprimido, cuestión que resolvía con litros de alcohol. "No podía soportar el dolor. Lo siguiente fue darme cuenta que un día iba a llegar con los ojos abiertos y me iba a ir con los ojos cerrados", confesó.
Las erratas siguieron en los últimos años. Su chiste sobre matar a Donald Trump ("¿Podemos traer a Trump? ?Hay un montón de sitios oscuros a los que podría ir. ¿Cuándo fue la última vez que un actor asesinó a un presidente?"); la denuncia de un trabajador de la cinta "City of Lies", quien lo acusó de haberle pegado; daban cuenta de la vida de un hombre, por lo menos, inestable.
Y lo peor de todo es que sus finanzas pasan por su peor momento. Depp acusó a The Management Group de haber administrado mal su patrimonio, de fraude y de hacerle perder 7,5 millones de dólares al entregar tarde su informe de impuestos. La empresa contraatacó dándole en donde más le duele, en su afición a los excesos, afirmando que él era el culpable de la situación. Treinta mil dólares al mes en vino, 75 millones para tener 14 casas (un castillo y unas islas en las Bahamas), una colección de arte, un jet privado y un yate. 650 millones al agua.
Sobre los problemas que lo afectan en los últimos años, él declaró a la revista "GQ": "Sé que nunca voy a ser la Cenicienta, lo sé y lo acepto. Pero en un periodo de tiempo muy corto, he pasado a ser la Bestia".
Quizás sea momento para que Tim Burton lo rescate y lo vuelva a convertir en uno de los reyes de la pantalla grande.