Hace 40 años, en 1978, se estrenó el largometraje "Cuentos inmorales". Permítanme que, como partícipe de ese proyecto, recuerde algo de la significación que tuvo esa película en la historia del cine peruano. En primer lugar, fue la segunda película filmada dentro del régimen promocional que creó la Ley 19327, promulgada en 1972 y que fue fundamental en la creación y consolidación del cine peruano, cuyos efectos se proyectan hasta el día de hoy. Fue un intenso y apasionado proyecto de cuatro entonces jóvenes cineastas: Francisco Lombardi, de 28 años; Pili Flores Guerra, de 28; José Carlos Huayhuaca, de 28; y el que esto escribe, de 24.
Destaco la edad de sus realizadores porque refleja la juventud de esa cinematografía que también se iniciaba. Fue la primera experiencia como directores de todos ellos, con excepción de Lombardi, que había hecho su primer largo un año antes. En términos de los conceptos de entonces, fue la película que inició lo que se denominó el cine urbano de Lima, ya que sus cuatro mediometrajes –"El príncipe", "Intriga familiar", "Mercadotecnia" y "Los amigos"– retrataron por primera vez, en registro entre dramático y humorístico, la vida cotidiana de Lima y de sus habitantes. La película marcó un acercamiento distinto y renovador tanto a la temática como al tratamiento cinematográfico del cine peruano. Poseedora de un evidente deseo de indagar en la realidad social y cultural de lo limeño, pero empeñada en no convertir el relato en un discurso tan excesivamente erudito o estilísticamente sofisticado que impidiera un contacto vivo con un público mayoritario, característica que pareciera haberse perdido un tanto en los tiempos actuales.
La película fue un éxito de público, con más de 780.000 espectadores, y de opinión general, porque se publicaron comentarios favorables no solo en las páginas especializadas, sino en los editoriales de todos los periódicos de entonces, escritos por intelectuales diversos. Cito algunos fragmentos de esos comentarios. Jorge Alania Vera dijo: "'Cuentos inmortales' toca la entraña de una ciudad perdida [...] Cumple con creces ese sano propósito de no querer decir mucho y de decir mucho por tanto". Constantino Carvallo señaló: "Excelente filme". Alfredo Barnechea: "Un acontecimiento en la cultura peruana". Jorge Chiarella Kruger: "Un cine nacional maduro". Alfredo Quispe Correa: "Buena película esta, que nos refleja en el ecran".
Por opiniones contemporáneas escuchadas en diversos ámbitos, "Cuentos Inmorales" sigue siendo una película que tanto sus espectadores de entonces como los de hoy –estudiantes universitarios, por ejemplo– consideran importante y memorable dentro de la ya relativamente larga historia del cine peruano.