Escena de "La mujer en la ventana". (Foto: Netflix)
Escena de "La mujer en la ventana". (Foto: Netflix)
Sebastián Pimentel

No es raro que un thriller, cuando recrea el viejo estilo del género, sea visto con condescendencia. En su momento, varios clásicos de Carpenter o De Palma fueron motivo de burla. Ahora le tocó a Joe Wright. Su última cinta, que rinde homenaje a Hitchcock, ha sido el chivo expiatorio de la mayoría de críticos especializados. Sin embargo, “La mujer en la ventana”, sin ser una gran película, no es ni aburrida, ni mediocre. Veamos por qué.

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Para empezar, es difícil que un director, con la categoría artística de Wright (“Expiación”, “Las horas más oscuras”), haga una película sin interés alguno. “La mujer en la ventana” cuenta, además, con un guion adaptado por Tracy Letts —premio Pulitzer en Dramaturgia—, de un best-seller de A. J. Finn. Letts, también un buen actor, interpreta, además, al psiquiatra de Anna Fox (Amy Adams), la protagonista.

Se podría decir que Wright no tiene entre manos una historia muy original. Tiene, eso sí, una suma de varios arquetipos argumentales, donde todo resuena a Hitchcock: la protagonista es una psicóloga infantil en crisis, que vive encerrada en su enorme casa de Manhattan, por la agorafobia que padece. Y su manía de mirar lo que pasa, en el edificio del frente, hace de ella una nueva versión del Jeff de “La ventana indiscreta” (1954).

Gracias al virtuosismo fotográfico de Bruno Delbonnel, y a la maestría en el manejo de la puesta en escena de Wright, lo que podría ser un cansino ejercicio de suspenso, se convierte en un filme neo-expresionista muy sofisticado, lleno de detalles y rincones secretos. En una sola locación —la inmensa casa—, el espectador se sumerge en la psique alterada de Anna, y mira a través de sus ojos, que tienen miedo a todo.

Ver el mundo, desde un miedo intenso, conduce a la distorsión de las imágenes. A eso, los alemanes lo llamaron expresionismo, a inicios del siglo XX. La primera película expresionista, en blanco y negro, fue “El gabinete del Dr. Caligari” (1920) de Robert Wiene. Pocos han dicho que fue un inglés, Alfred Hitchcock, quien hizo de las imágenes distorsionadas, de esta corriente, algo más complejo y moderno. Siempre desde el miedo.

Joe Wright, otro británico, como Hitchcock, decide recoger ese legado; y, además, hace un homenaje lleno de citas y guiños cinéfilos. Ahí está Gary Oldman, como el vecino temible que recuerda al de “La ventana indiscreta”, por el pelo blanco. Y también están las mismas películas que Anna mira, entre ellas “Vértigo”. “Psicosis” es otro título que viene a cuento, porque, junto con el tema psicopático, es su ritmo frenético el que se evoca.

El mundo de este filme no es el del realismo, sino el de las apariciones fugaces, que se confunden con las de una pesadilla, lo que parece ser y no es. El montaje es magnífico por su violencia y efectos alucinógenos. Las imágenes de las películas se mezclan con las fotos que Anna toma y mira en su laptop. La casa, con sus sótanos y escaleras, es también la propia mente de la heroína, llena de temores subconscientes y metas inalcanzables.

La película tiene defectos también. El más notorio es el de una narración corre muy rápido hacia el final. Pero lo que cuenta acá no es la verosimilitud, sino el viaje mental por un atormentado proceso de curación, lleno de pasos simbólicos no exentos de sangre y terror. Por otro lado, esta es una proeza femenina moderna, donde la culpa y la maternidad tienen mucho que ver. Hay que decir que la fuerza sostenida de ese trance se debe a una gran actriz: Amy Adams. Solo el tiempo dirá si “La mujer en la ventana” es un desperdicio, o una estimulante relectura de un viejo estilo. Apostamos por la segunda posibilidad.

Ficha Técnica:

Título original: The Woman in The Window

Género: Thriller, drama

País y año: EEUU, 2021

Directores: Joe Wright

Actores: Amy Adams, Julianne Moore, Gary Oldman, Fred Hechinger.

Calificación: Tres estrellas y media ( 3 y 1/2 )

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