“Un romance singular” es una película incluso más especial que el romance sobre el cual gira, ya que una comedia romántica protagonizada por dos personajes (y actrices) trans es algo casi sui géneris en el cine global, y más aún en el todavía pequeño mundo de películas LGBT peruanas que siguen una tendencia más al drama y la tragedia.
Pero esta película existe, y pasó dos semanas en cartelera - entre el 6 y el 19 de enero- siendo disfrutada por miles de personas a pesar de que solo se le dedicó un modesto número de salas.
Esto no quiere decir que la cinta ha sido del agrado de todos, y “Un romance singular” ganó prominencia cuando congresistas del partido Renovación Popular la acusaran, en un oficio enviado a la ministra de Cultura, Gisela Ortiz, de promover “notoriamente la discriminación religiosa” y fomentar “el odio y el estigma a una creencia religiosa” por supuestamente mencionar de manera “despectiva y negativa a los creyentes evangélicos”.
Con la salida de cartelera de “Un romance singular”, El Comercio pudo conversar con su director, Wesley Verástegui, y una de sus protagonistas, Javiera Arnillas, para abordar temas como las lecciones que les dejó el proyecto cinematográfico, su respuesta a las acusaciones de los congresistas y la importancia de realizar más producciones de este tipo.
UN FILME SINGULAR
Protagonizado por Javiera Arnillas, Marina Kapoor y Santiago Cáceres, “Un romance singular” sigue superficialmente la tradicional historia de un amor donde un chico conoce a una chica y se enamoran perdidamente, aunque con la vuelta de tuerca de que una parte de la pareja protagonista consiste de un joven conservador (Cáceres), mientras que la segunda mitad se trata de una mujer trans (Arnillas). Los secretos que se ocultan entre ellos, así como la intervención de otros agentes que se quieren interponer al naciente amor, sirven como motores para la trama de la cinta.
Esta no es la primera vez que Wesley Verástegui incursiona en las historias protagonizadas por transexuales. El realizador ya marcó un hito en 2017 cuando lanzó su comedia negra “Sin vagina, me marginan” -también protagonizada por Arnillas y Kapoor- sobre un par de trabajadoras sexuales trans que secuestran a la hija de un homofóbico ministro para conseguir los suficientes fondos para una operación estética.
Pero a diferencia de esta película, que según afirmó el propio realizador tendía a un estilo más kitsch, “Un romance singular” intenta presentar de manera más auténtica el género de la comedia romántica, aunque sin dejar de presentar los problemas que afectan a las personas transexuales.
En conversación con el Diario, Verástegui indicó que decidió incursionar en el género por su deseo de entretener al público y debido a su inclinación por ser “lo más original posible con sus creaciones”.
“Todo el mundo hace drama”, resaltó el director. “Quizás no a nivel nacional, porque no se toca el tema trans, pero a nivel internacional sí hay bastantes películas que lo toman de manera muy dramática o como un thriller posiblemente. Entonces, la comedia no es algo explorado en la temática trans.”
CINE Y ESPEJO
Pero más que entretener, “Un romance singular” cumple un propósito esencial en nuestra sociedad: visibilizar a la olvidada población de las mujeres transexuales.
“Creo que toda película de temática LGBT es importante porque ayuda a visibilizar un tema, ponerlo sobre la mesa para que se hable sobre una línea que usualmente está invisibilizada”, señala Rolando Salazar, director del festival de películas LGBTI OutFestPeru, que este año celebra su decimonovena edición. “‘Un romance singular’, así como otras películas de la misma temática, cumplen con su cometido: que la gente hable del tema, que no sea tabú.”
Similar opinión tiene su estrella, Javiera Arnillas, quien señala que la cinta permite a las personas interactuar con una realidad que les es usualmente muy periférica y en la que no se quiere ahondar.
“Para muchas personas el tema de las mujeres trans que se dedican al trabajo sexual es algo de alguna manera abyecto, negativo e incluso es considerado una ‘lacra social’. Son historias que nadie quiere conocer y a las que nadie le importa. Que están en el límite de la sociedad”, afirma la actriz. “Me parece que justamente poder llegar al cine es algo bastante poderoso para visibilizar a estas personas, para poder darles una voz y que puedan sentirse representadas, ya que generalmente no hay una representación positiva de las mujeres trans en los medios de comunicación”.
Pero la realización de este tipo de cine no solo sirve para destacar a las poblaciones, sino que también permite a estas sentirse reconocidas.
“Hay muchas personas trans que, como cualquier persona, se buscan en el cine o en otras narrativas”, señala Wesley Verástegui. “Uno busca que sus problemas los haya vivido otro y así encontrar un amigo que comparta nuestras experiencias. Y hay muchas personas trans que han encontrado a dos grandes amigas en Barbie y Microbio de ‘Sin vagina me marginan’. Y hay personas que todavía necesitan encontrar más amigas, por eso es necesario que sigamos creando más material para esa gente que, la verdad, la sociedad aún las trata muy mal.”
El valor de la película también fue reconocido por el Estado, y “Un romance singular” fue una de las cintas beneficiadas por el Ministerio de Cultura como parte del Estímulo a la Distribución Cinematográfica para promover la industria cinematográfica nacional tan golpeada por la pandemia.
El monto, que ascendió a los S/.70 mil, sirvió para que la película pudiera ser proyectada en salas de cines no solo en Lima, sino en algunas salas en distintas regiones del país, y así llegar a un público aún mayor.
DISCRIMINACIONES
Sin embargo, esto no fue del agrado de todos y el 12 de enero la bancada de Renovación Popular emitió un oficio en el que exigían a la ministra de Cultura, Gisela Ortiz, dar información sobre “Un romance singular”, película que afirmaron “promovía notoriamente la discriminación religiosa y fomentaba el odio y estigma a una creencia religiosa”.
El Comercio conversó con Jorge Montoya, portavoz de Renovación Popular, sobre el tema. Él nos indicó que realizaron el oficio al MinCul como parte de su tarea de fiscalización respecto a las producciones que se hacen con el dinero del Estado. “Y en este caso había una mención discriminatoria contra los evangélicos dentro del tema de la película, y a eso es lo que hemos llamado la atención y resaltado”, afirmó el legislador. “Y le estamos pidiendo que nos diga qué valor cultural tenía y lo que corresponde cuando hacemos una función fiscalizadora como esta.”
Montoya no señaló un personaje o escena particular como la que causó que se diera la voz de alarma, aunque apuntó a “la forma en que se refieren a los evangélicos” como la razón del oficio. “Los ponen enfrentando a un grupo humano a los que no tiene por qué enfrentarse. Por el contrario, estamos todos para trabajar unidos”, consideró.
Ante el hecho de que la película muestra justamente un personaje religioso que logra sobreponerse a sus prejuicios y dar la mano a la comunidad trans, el congresista Jorge Montoya indicó que de lo que se trata es “evitar cualquier discriminación religiosa, racial o de cualquier tipo”.
“Lo que tenemos que buscar es unir al Perú. Todos somos seres humanos y tenemos los mismos derechos, debemos tener los mismos beneficios y debemos andar juntos, no enfrentados los unos a otros”, afirmó. “El país está cansado de enfrentamientos de cualquier tipo, y el cine es una herramienta muy poderosa para poder transmitir los objetivos del Estado, que es la unidad de los peruanos.”
Para Wesley Verástegui, las acusaciones contra “Un romance singular” muestran que los congresistas no han visto la cinta. “La película habla de una persona equivocada en cuanto a su odio hacia cierta población, porque no la conoce”, afirmó el director de cine. “Sus vivencias, los testimonios que escucha y el aprendizaje que vive a través de toda su travesía en el filme hacen que cambie su manera de pensar.”
Verástegui da un paso más, y opinó que el oficio se trató de “un tema político en contra de la ministra Gisela Ortiz”, a pesar de que el estímulo se le fue otorgado durante la gestión de su antecesor Ciro Gálvez.
En una conversación posterior con el Diario, Jorge Montoya rechazó la acusación. “No ha tenido que ver con el tema político en absoluto. El tema político corre por rutas paralelas aparte y tiene otro cariz, es de otra naturaleza”, afirmó. “No tiene que ver nada con sus funciones como ministra.”
Por su parte, la actriz Javiera Arnillas consideró que la película debería servir como una reflexión “sobre un tema que a la comunidad LGBT le ha hecho mucho daño por muchísimo años”, señalando la insistencia de algunos grupos religiosos de considerar su orientación sexual e identidad de género como pecados y enfermedades.
“Para mí la película es una invitación para la reflexión, no es una ofensa, y esta es la manera que debería ser tratada”, consideró. “Como cualquier ficción, lo que se busca es reflejar parte de la sociedad, que en este caso es la comunidad LGBT a la que casi nunca se le escucha. Entonces, pues, es justo y es necesario.”
UNA LUCHA EN CÁMARA LENTA
Razones hay para reclamar una mayor atención, y es que la lucha por garantizar los derechos de la comunidad LGBT, y en particular de personas trans, todavía está muy lejos de ser ganada.
Javiera Arnillas, que la vive en carne propia, describe la situación de discriminación estructural e institucional que experimenta su comunidad. “El mismo sistema de leyes, el Poder Legislativo, no permite que las mujeres trans seamos reconocidas como mujeres, como personas, en la sociedad. Esto nos pone en una categoría que no está representada, que está al margen.”
La situación, a lo que se suma la homofobia y transfobia que todavía experimenta la sociedad peruana, y que incluso se da en núcleos familiares, lleva a que los integrantes de la comunidad trans frecuentemente no puedan terminar su educación secundaria o acceder a instituciones de mayor grado académico, limitando aún más sus opciones laborales.
“Esto genera que al momento de querer buscar un trabajo, las empresas lo piensen dos veces, como lo único que conocen de la mujer trans es el estereotipo que hay”, señala Arnillas. “Lo que hace que al final, debido al problema estructural, muchas se vean forzadas a realizar el trabajo sexual como único medio de subsistencia.”
Los números la apoyan en sus afirmaciones. En 2010 un estudio de la Universidad Nacional Cayetano Heredia encontró que de la población de 22.500 mujeres trans en Lima, el 89% no contaba con un seguro de salud, el 50% había tenido que abandonar sus estudios y alrededor del 70% subsitía a través del trabajo sexual. A su vez, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) estimó que la expectativa de vida de las personas trans en la región es de 35 años, menos de la mitad del promedio de la población.
Y a la par con estos números, proyectos legislativos que podrían ayudar a la comunidad trans como la ley de Identidad de Género, que busca otorgar un reconocimiento legal a la identidad de género al permitir rectificar los datos personales de una persona ante la Reniec para que estos figuren con el nombre que se sienten identificados, avanzan todavía a paso glacial en el Congreso.
Pero no solo cuestiones legislativas ayudan a esta comunidad. Javiera Arnillas considera que la información y educación son las claves para combatir las actitudes hostiles que se tienen contra las personas LGBT. “Ya no es como antes, ahora el Internet te permite investigar, siempre y cuando tengas la mente abierta”, opinó.
Mientras tanto, el que haya terminado su tiempo de proyección en la cartelera local no significa el fin de la epopeya de “Un romance singular”: Wesley Verástegui espera dar a conocer su obra a audiencias aún mayores.
“Como quiero que el mensaje llegue a más personas, creo que lo más idóneo sería que vaya a un canal de televisión de señal abierta con bastante llegada o a un popular servicio de streaming”, revela. “La cosa es que vaya a una plataforma grande. Ese es el siguiente intento a lograr, porque solo así se llegaría a más gente”.
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