“He visto a un caracol deslizándose en el filo de una navaja. Ese es mi sueño. Esa es mi pesadilla. Avanzar, reptar sobre el filo de una navaja y sobrevivir”, decía Marlon Brando en “Apocalipsis Ahora” (1979). Estas palabras describen exactamente cómo vivió el mítico actor de “Un tranvía llamado deseo” que hoy cumpliría 90 años.
De padres alcohólicos, Marlon Brando fue un rebelde en la escuela. Su acercamiento a la actuación se debió a su madre, una actriz aficionada. Dejó su natal Nebraska para enrolarse a la escuela de Lee Stransberg en Nueva York. Con tan solo 22 años conquistó Broadway. Pero su trabajo en el cine lo consagraría como uno de los mejores actores estadounidenses.
Él representaba en la pantalla grande al antihéroe, a ese joven de casaca de cuero con apariencia de matón pero que en el fondo tenía conciencia. En su primera película “The Men” (1950) encarnó al líder de una banda de motociclistas. Para interpretarlo recordó los años en que manejaba moto en los corredores de la escuela.
Un año más tarde actuó al lado de Vivien Leigh en “Un tren llamado deseo” la obra de Tennessee Williams llevada magistralmente al cine por Elia Kazan. En 1954 ganó su primer Óscar a mejor actor por “On the Water Front” también dirigida por Kazan. Allí interpretaba a un ex boxeador que deja las fechorías.
Su talento era innato a pesar de que en alguna oportunidad declaró: “La única razón por la que estoy en Hollywood es porque no tengo el coraje moral para rechazar el dinero”.
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