No son muchas las películas que pueden tener éxito como blockbusters y, además, lecturas paralelas, más profundas, llenas de acertijos y claves que provienen de religiones o culturas milenarias. Matrix es una de ellas. Ha entrado a formar parte, además, de una videoteca de ciencia ficción capaz de abrir nuevas puertas a la imaginación y reflexiones capaces de trascender más allá de sus efectos especiales. Tal como “2001, odisea del espacio” (Stanley Kubrick, 1968), “Solaris” (1972) o “Stalker” (1979) -ambas de Andréi Tarkovski-, “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982) o “Inception” (Christopher Nolan, 2010), “Matrix” puede verse no solo como una propuesta cinematográfica sino también filosófica.
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El inminente estreno de su cuarta parte nos recuerda que el corazón de su historia tiene su origen en “El mito de la caverna” de Platón, una alegoría de cómo el conocimiento cambia la vida de los hombres. Salir de la norma y de lo cotidiano, tener la convicción interna de que lo que se vive no es lo real, es también el impulso que mueve a Neo, es decir, a Thomas A. Anderson antes de su gran evolución.
Para ello, es necesario recordar velozmente el argumento de “Matrix”: Neo (Keanu Reeves) es un poco sociable programador de software a la luz del día, pero en la clandestinidad nocturna es un reconocido hacker. Repentinamente, es reclutado por los rebeldes Morfeo (Laurence Fishburne) y Trinity (Carrie-Anne Moss), quienes le cuentan una verdad que cambia su vida: el mundo es una gran mentira, todos somos esclavos y ellos trabajarán para liberar a la humanidad, con Neo como gran esperanza. Morfeo se convertirá pronto en una especie de maestro o guía espiritual; con Trinity encontrará el amor y será el enlace entre ambos.
A partir de esta premisa, se habla de que “Matrix” tiene una mitología mesiánica, oracular y transhumanista: Neo se supone que es ‘El elegido’, en base a una profecía, para enfrentarse a las máquinas, haciendo uso de toda la tecnología posible. Cristianismo, judaísmo o islam confluyen en este origen. El budismo también está presente en la misma Matrix, un equivalente al Maya, la imagen ilusoria, irreal para aquella fe.
“Con su mezcla de Lewis Carroll y William Gibson; anime japonés y artes marciales chinas; alusiones mitológicas e ilusiones tecnológicas, ofrece un par de horas de diversión escapista”, escribió en el estreno del primer filme el crítico de “Philadelphia Enquirer”, Steven Rea. “En el sentido más amplio del término, ‘The Matrix’ es un clásico, no solo una gran película, sino una obra que redefinió su propio medio. Para siempre”, escribió también entonces Ian Nathan, de “Empire”. Dos consideraciones que deben evaluarse antes de seguir descifrando el filme: mientras unos buscaron en ella conceptos insondables, para otros no era más que un buen filme de entretenimiento.
Más que solo ciencia ficción
El filósofo William Irvin, en su estudio “The Matrix & Philosophy: Welcome to the Desert of the Real”, escribió: “Matrix es la película más filosófica que se haya hecho nunca: cada paso de su vertiginoso argumento puede ser puesto en conexión con algún problema filosófico. Si el mundo que conocemos no es más que un sueño virtual nuestro, ¿convierte eso al sueño en realidad? Si tuviéramos la posibilidad de salir de ese mundo soñado para regresar a otro más real, pero menos agradable –tomar la pastilla roja- ¿sería un fracaso moral no hacerlo? ¿Por qué los seres humanos son más valiosos que [eventuales futuros] mecanismos electrónicos inteligentes? ¿Puede vivir la mente sin el cuerpo o el cuerpo sin la mente?”.
Estas preguntas ponen luces sobre las claves de esta epopeya futurista. Y la disección de sus significados ha sido aprovechada, en las dos décadas que han transcurrido desde el estreno del primer filme, por grupos filosóficos, místicos o religiosos que le han dado diversas lecturas a la historia de “Matrix”. Esto no significa, sin embargo, que esos significados sean los definitivos. Un reto interesante, si se considera que, en muchos casos, la diversidad de lecturas ha aumentado exponencialmente con el tiempo. En 1999 el Internet estaba aún en pañales y gran parte de la tecnología mostrada parecía un desafío exclusivo de las generaciones futuras. No había redes sociales ni tantos foros de discusión tolerantes, incluso, con las teorías más descabelladas.
Algunas teorías pueden parecer, ciertamente, así. Unas involucran al ocultismo, el agnosticismo o la astrología. Otras repotencian las posibilidades de un guion que siempre fue mucho más que los balazos, patadas y fantásticas acrobacias en cámara lenta que cambiaron para siempre el cine de acción.
Por ejemplo: en un contexto mesiánico, en el que se considera a Neo ‘El elegido’, puede ser más que una coincidencia que su nombre sea Thomas, pues al principio, como el apóstol de su mismo nombre en la Biblia, no creyó. No confiaba en habitar una realidad “real”, antes de su encuentro con Morfeo y Trinity. Después de todo, es un hacker, una persona que vive infiltrándose en diversas realidades para tomar todo lo que necesite y usarlo de otro modo. Es evidente, además, que para muchos representa al “Jesucristo” de la religión católica: será su sacrificio el que “salve” al mundo.
Los demás nombres más repetidos en la película encierran significados, aparentemente, obvios: Morfeo (dios de los sueños y encargado de llevarle estos a reyes o emperadores, según la mitología griega), capitán del Nabucodonosor (nombre de un rey de Babilonia que aparece en el Libro de Daniel, del Antiguo Testamento, contándole sus sueños al profeta para que este los descifre), cuya mayor esperanza está en Zion, la última ciudad humana, cuyo significado espiritual en la Biblia es ser la Tierra prometida. Laurence Fishburne, sin embargo, le agregó una definición más estrafalaria a su personaje: “Era como ser Obi-Wan Kenobi y Darth Vader en uno solo”.
Su principal aliada es Trinity, nombre asociado a la Trinidad divina de la religión católica. Para seguir con la tradición, a ellos los traiciona Cypher, un diminutivo de Lucifer, el ángel caído. Como el personaje bíblico, Cypher era hedonista, egoísta y, además de todo, sádico.
Una de las teorías más comentadas en foros y redes sociales de fans de “Matrix” es que Cypher fue primero “El elegido”, pero no habría pasado la prueba. Tentó, además, el amor de Trinity. Esto lo deducen por varios diálogos del filme que parecen dejarlo claro. Por si fuera poco, Cypher, por su papel en la trama, puede considerarse también un trasunto de Judas.
Un universo de teorías
A todo lo anterior le podemos sumar dos referencias de origen diverso. Cuando se logra que Thomas A. Anderson acuda a su primer encuentro con Trinity, se le dice: “Sigue al conejo blanco”, lo que nos recuerda a “Alicia en el país de las maravillas”. Él encuentra ese conejo blanco tatuado en la integrante de un grupo que lo invita a una discoteca. Recordemos que el viaje alucinante de Alicia termina cuando despierta.
Otro ejemplo relevante es el oráculo, elemento importante de la antigua cultura griega, donde expresaba la voluntad de los dioses. Personificado en “Matrix” por una mujer, tiene las respuestas para los sucesos futuros. Aunque quizás no todas.
No son pocas las instituciones educativas, sean centros culturales, universidades o institutos en el mundo, donde se han estudiado seriamente los subtextos de “Matrix”, no solo en cursos de cine, sino de filosofía o antropología, tocando mitología de diversas culturas –también hay referencias a Egipto, con la nave Osiris, por ejemplo-, religiones, esoterismo o, como ya lo hemos mencionado, directamente a la Biblia, vinculándolo además a preceptos de filósofos como David Hume o René Descartes, sumados a los de otros más contemporáneos, como Peter Unger, Hilary Putnam o Jacques Lacan.
En este sentido, el nombre de otro filósofo, Jean Baudrillard, destaca entre los demás, pues muchos le atribuyen a él el origen de “Matrix”. Tan directo es su vínculo, que, en la primera aparición de Neo en la película, saca un diskette de un libro suyo, “Simulacra & Simulation”, un tratado publicado en 1981, en el que expone que la sociedad actual ha reemplazado realidad y significado con símbolos y signos, lo que convierte la experiencia humana en una simulación de la realidad. Los protagonistas del filme tuvieron que leer este libro para entender mejor el espíritu y motivaciones de sus personajes en la historia.
Curiosamente, Neo guarda el libro ahuecado, pues esconde en su interior los programas ilegales que comercia, y el dinero que gana por ellos. La única página de ese libro que puede leerse fugazmente en la mencionada escena es el inicio del capítulo “Sobre el nihilismo”. Como se sabe, el nihilismo es una corriente filosófica eminentemente pesimista, que argumenta que nada tiene sentido. Al negar la existencia y el valor de todas las cosas, sostienen la imposibilidad del conocimiento. A continuación, otra clave peculiar: al entregarle el programa pirata a su comprador, este le agradece, diciéndole a Neo que era “Su salvador. Su propio Jesucristo personal”.
Baudrillard también es pesimista y esa sensación la recogieron los entonces hermanos Wachowski –hoy hermanas-, directores y guionistas de “The Matrix”, al dejarnos clara desde un principio su perspectiva: habitamos un mundo simulado y hemos perdido la capacidad de distinguirlo. Una cita del propio Baudrillard nos lo deja claro: “‘The Matrix’ es, sin duda, el tipo de película sobre la matriz que la matriz habría podido producir”.
La mención a los directores del filme -que en 1999 respondían a los nombres de Andy y Larry y hoy, tras una cirugía de reasignación de género y un largo proceso, se llaman Lily y Lana, respectivamente-, tiene que ver con unas recientes declaraciones de Lilly, quien agregó una nueva teoría a las ya discutidas, asegurando que “Matrix” “es una metáfora trans”. La codirectora de la trilogía reveló que el filme, originalmente, trataba de cómo ser una persona transgénero, pero que “el mundo no estaba del todo listo”. “Todo en ‘The Matrix’ tiene que ver con el deseo de transformación, pero todo venía desde un punto de vista encapsulado”, aseguró la cineasta, al tiempo de revelar que el personaje de Switch era hombre en el mundo real, pero una mujer en la Matrix.
¿Qué nuevas teorías revelará la cuarta parte que está por estrenarse?
Quizás veremos nuevamente a Neo preguntarse, “¿Por qué me duelen los ojos?”, solo para que Morfeo le vuelva a responder: “Porque nunca antes los habías usado”.
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