Renzo Giner Vásquez

Nací hace 60 años en Milwaukee, Wisconsin, y salí de ese lugar tan rápido como pude. Estoy en la mejor etapa de mi vida, tengo los conocimientos necesarios para saber lo que hago y soy lo suficientemente joven para hacerlo. Una frase de marcó mi vida: “Concéntrate en ser el mejor en lo que haces durante tu vida”. Soy padre de Chris Jr. y Jacintha. Mi mayor virtud es ser apasionado y leal, creo que es lo más importante en la vida.

Plasmó su vida en un libro, titulado “En busca de la felicidad” [2006], el cual ha sido traducido a más de 40 idiomas y se convirtió en una película protagonizada por Will Smith que le valió al actor una nominación al Óscar. 

Pasó de dormir en un baño junto a su hijo de 14 meses a convertirse en el CEO de la felicidad.

— Su historia sirvió de inspiración para un libro y una película, ¿quién vio en ella algo bueno para contar?
Su nombres es Mark Clayman, él fue el encargado del rodaje de la película. Vio mi historia en la entrevista que me hizo Barbara Walters durante el programa “20/20” y le dijo a su esposa que conseguiría los derechos. También le dijo que Will Smith iba a interpretarme e iba a ser nominado a un premio de la academia por hacerlo. Su esposa le respondió: “Debes dejar de fumar esas cosas” [risas]. 

—¿Cómo cambió su vida luego de la película?
Después de que mil millones de personas alrededor del mundo aprenden tu nombre, todo cambia. La muestra de ello fue mi llegada a Lima. Eran las dos de la madrugada y había 500 personas afuera del aeropuerto esperando por mí. Es sobrecogedor, pero todas esas personas tienen una conexión respecto a dónde están ahora y dónde desean estar, eso es el centro de la historia. Esa historia no se trata solo de mí, se trata de todas las personas que tienen todo en contra, pero deciden hacer las cosas de forma diferente. 

—¿Cómo pudo resistir momentos tan difíciles en su vida? 
Debes verlo con los ojos de tu alma. No con los físicos, sino con los del alma. Mi madre me hablaba sobre la “mirada fantasma”, el significado de ello era que te vieras haciendo cosas que nadie más pueda ver, solo tú. Es lo único que importa. Todos van a criticarte, pero debes guiarte por los ojos del alma.

—¿Cuál de todos los problemas fue el más grande que le tocó afrontar?
Caramba. Tuve un sinnúmero de problemas, fui un indigente, padre soltero y de un bebe. Hay una gran diferencia con la película, en ella el niño tiene 5 años, mi hijo tenía 14 meses. Aún usaba pañales. Hay una escena que capta todas las grandes dificultades que afrontamos y es la del baño. Vivir en un baño, nunca olvidaré cuando llevé a Will Smith a ese baño antes de que comenzáramos a rodar la película. Estuvimos un minuto, vimos el lugar y le dije: “Bueno, vamos”. Él me pidió quedarse. Permaneció 15 minutos adentro y sintió los fantasmas que había ahí, se conmovió.

—¿Qué pasaba por su mente cuando vivía en ese baño?
Lo más importante del mundo pasó en ese baño. Había una lámina de metal sobre el lavadero que servía como espejo. Me miraba en ese supuesto espejo todos los días y me hacía preguntas muy duras como ¿por qué paso esto? ¿Qué pasará luego? Pero la más difícil era ¿cómo terminé aquí? La respuesta a eso era que yo me había llevado ahí. Tenía que hacer algo con mi vida, sobre las circunstancias que estaban afectando mi vida. Y había algo que me repotenciaba porque me daba cuenta de que si yo había llegado ahí también podía salir de ahí. 

—Le dicen el CEO de la felicidad…
Ese es mi trabajo y amo mi trabajo. 

—Un trabajo y una vida también… 
Una vida que escogí y con la que no podría estar más feliz. No podría estar mejor que ahora, estoy en una posición de hacer cosas que ayudan a otra gente a conseguir la vida que desean. Es una gran responsabilidad y lo tomo muy en serio. Yo no quise tener un trabajo, quise poner un negocio. Quería firmar en la parte frontal del cheque, no al reverso.

—¿Es difícil para alguien en un buen momento voltear a ver los momentos difíciles?
He llegado a un punto de mi vida en el que estoy tan agradecido con el hoy y tan emocionado con el mañana que no tengo tiempo de voltear a ver el pasado. Ya estuve ahí. Siempre intento ir hacia adelante. Algunos olvidan el pasado, quizá por eso terminan regresando. Yo no lo olvido, pero sigo hacia adelante. 

—Está acostumbrado a dar conferencias multitudinarias, pero si pudiera dar una clase particular a una persona en el mundo, ¿quién sería? 
Se la daría a mi hijo [risas], el reto con ellos es que nunca me han visto ir a trabajar para alguien, siempre sabían que su papá era el dueño, pero en lo que yo me enfoco para que entiendan es que haberse ganado este puesto es una gran responsabilidad. 

—¿A qué se debe su visita al Perú?
He venido para participar en una charla de la empresa Zrii. Estaré de vuelta en marzo, dentro de una gira que abarcará muchos países de Sudamérica. Hay algo que veo en Sudamérica y me emociona mucho. 

—¿Qué es? 
Hay un montón de jóvenes que dicen: “No porque mis padres hayan hecho esto yo también lo haré, yo quiero hacer lo otro”. Lo he visto más acá que en Estados Unidos.

—¿Qué les diría a los jóvenes que dicen eso?
Está bien que digan eso, pero cuál es el plan y cuánta voluntad tienen para cumplir el trabajo. Cuánta voluntad tienen para sacrificar la sangre, sudor y lágrimas que se requieren para construir algo. No pasará de la nada. Uno de los retos en los jóvenes es que quieren todo ahora. Trabajen paso a paso. Prefiero tomar un paso de bebe hoy hasta llegar a mi meta. Los pasos de bebe también cuentan. 

—¿Puede resumir su vida en una frase?
¡Wow! Solo sé que ahora estoy sentado en Lima y se siente fantástico. 

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