Oscar: nuestra evaluación de las candidatas a Mejor Película
Oscar: nuestra evaluación de las candidatas a Mejor Película

Ocho producciones compiten por el a la Mejor Película del Año. A través de estos títulos la Academia ha tratado de reflejar la variedad de oferta que el cine de Hollywood ofrece de acuerdo a los estándares fijados desde hace mucho tiempo y regidos por una sola idea: excelencia. Por supuesto, esta es una declaración que se repite año tras año pero que no necesariamente refleja lo mejor de la producción cinematográfica. En todo caso, recompensa a quienes producen películas pensando en llegar a la ceremonia anual del Oscar. Sin embargo, pese a las excepciones que aparecen de vez en cuando, nos gustaría una verdadera renovación. ¿No sería más apropiado tener una cinta como “Star Wars VII: el despertar de la Fuerza” entre las nominadas? No solo porque es una gran película sino porque representa la esencia misma del cine de Hollywood.

Lo cierto es que si revisamos la lista de películas nominadas desde la creación de este premio, notaremos la ausencia de grandes títulos, obras maestras y cintas que labraron su propia historia.
 
LAS FAVORITAS
A todas luces “El renacido” (The Revenant) es la favorita a Mejor Película y otras once categorías más. La cinta dirigida por Alejandro González Iñárritu ha logrado convencer a las más amplias audiencias y también ha sabido crear su propia leyenda. Un rodaje endemoniado, que llevó al equipo de filmación de un polo a otro, y los sacrificios físicos extremos han conseguido llamar la atención. Pero no basta con ello. “El renacido” es una película vibrante, audaz, con una narrativa sin descanso y que, pese a los elementos que toma del cine clásico, no se inscribe con facilidad en ningún género específico. Lo que puede restarle votos es que el año pasado el premio a Mejor Filme fue concedido a González Iñárritu por “Birdman”, además de obtener también el Óscar al Mejor Director.

Otra favorita, sobre todo después del voto masivo del sindicato de actores que se vio reflejado en los premios SAG, es “En primera plana” (Spotlight), de Tom McCarthy. Una película que me recuerda en cierta forma a “Todos los hombres del presidente” (1976), de Alan J. Pakula. Principalmente porque su estructura está planteada como una investigación periodística. Por supuesto, la cinta de Pakula contenía una fuerte dosis de suspenso, ya que trataba sobre el famoso caso de espionaje político conocido como Watergate. Lo valioso, en todo caso, es que “En primera plana” aborda el tema del abuso sexual a menores dentro de la Iglesia Católica bostoniana, pero alejándose de los tópicos comunes. No se enfoca en un episodio sensacionalista de pedofilia con un monstruo y sus víctimas, sino más bien como un crimen sellado por un pacto de silencio. McCarthy no acusa únicamente a los pedófilos o a la Iglesia como única institución que oculta el crimen, su alegato es más fuerte porque involucra a los padres que callan, a los estudios de abogados que se enriquecen defendiendo a criminales, a la prensa incapaz de ir más a fondo en su investigación; es decir, a toda la sociedad en conjunto por mirar hacia otro lado por lo incómodo que resulta un hecho de esta naturaleza. La cinta es tan valiente que señala claramente que un católico no debe ocultar los pecados de una institución que finalmente refleja las debilidades humanas de sus miembros.

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Como esta cinta, capaz de analizar a profundidad uno de los males de la sociedad contemporánea, “La gran apuesta” (The Big Short), de Adam McKay, se enfoca en el origen de la crisis económica que remeció Estados Unidos en los últimos años. Lo hace apelando a una narrativa didáctica y a casos concretos, explicando con una serie de artificios visuales el significado de determinadas palabras y términos que se emplean en el mundo de las finanzas. También recurre a un reparto estelar que en ningún momento distrae la atención del verdadero objetivo del filme: entender una situación específica que dañó a una nación entera.
 
HOLLYWOOD PRESENTE
Son dos las películas que representan el prestigio y la tradición de Hollywood. La primera es, sin duda, “Puente de espías” (Bridge of Spies), de Steven Spielberg. Una cinta que, pese a su apariencia épica, se concentra en un solo personaje y en la peligrosa tarea que asume por razones patrióticas. Tom Hanks interpreta al protagonista con la entereza de un James Stewart en una película de Frank Capra. Su aventura contiene tal convicción que difícilmente nos sentimos amenazados durante la operación que emprende en la Alemania dividida de la Guerra Fría, ya que sabemos que un héroe de su talla siempre sale ileso. Aun así, Spielberg se las arregla para ofrecernos una película impecable en su narrativa y formato, con una buena dosis de suspenso y una precisa reconstrucción de época.

Por su parte, “Misión rescate” (The Martian), de Ridley Scott, es también una gran producción hollywoodense en la que otro héroe solitario logra cumplir su tarea y, lo que es más peligroso, sobrevivir en el espacio. Como es de esperarse en una cinta de Scott, autor de varios títulos de interés y de otros no tanto, estamos frente a un ejercicio visual y emocional a la vez. El veterano director lleva a Matt Damon a los confines de la supervivencia y logra una película muy efectiva en cada instante.
“Puente de espías” y “Misión rescate” son películas muy emblemáticas para el corazón mismo de la industria porque representan todo el poder que el aparato de producción de Hollywood posee en estos momentos. Y se refleja en la historia favorita de esa poderosa fábrica de sueños: el hombre ordinario enfrentando y venciendo las situaciones extraordinarias.

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LOS DRAMAS ÍNTIMOS
Me llama la atención la inclusión de dos dramas bastante menos aparatosos que las producciones ya comentadas: “La habitación” (Room), de Lenny Abrahamson, y “Brooklyn: un amor sin fronteras” (Brooklyn), de John Crowley.

La habitación” es una meticulosa descripción de la vida en cautiverio de una joven mujer y su hijo. Narrada a través de la mirada del niño (notable Jacob Tremblay), la cinta no incide en el sensacionalismo de un caso como este ni en la investigación policial. El planteamiento es totalmente emocional y eso la distingue de otras producciones que intentan acercarse a un caso similar. Brie Larson, en el papel de la madre, logra una interpretación efectiva en cada instante. Su entrega ha recibido también la atención de la Academia y probablemente será recompensada con el Óscar a la Mejor Actriz.

En cuanto a “Brooklyn”, su impecable manufactura y la interpretación de Saoirse Ronan me recuerdan  aquellas películas que fueron tan populares entre los años 30 y 50 y que estaban centradas en mujeres. Entonces, las verdaderas reinas del cine eran Olivia de Havilland, Irene Dunne, Joan Crawford y, sobre todo, Bette Davis. Cuando el cine se transformó tras la aparición de la televisión, las superproducciones se apoderaron de la pantalla. A partir de entonces, las historias femeninas fueron arrinconadas hasta mudarse definitivamente a la TV. “Brooklyn” es un raro homenaje a ese cine delicado e intenso a la vez, y coherente de comienzo a fin. Lo que no termino de entender es el entusiasmo por un melodrama cuya única audacia reside en parecerse tanto al cine clásico. Me habría gustado que en su lugar figurase una cinta también de mujeres, pero con un sello de autor como es “Carol”, de Todd Haynes: una película sofisticada, sentida y mucho más compleja.
 
LA GRAN SORPRESA
Desde su estreno a mediados del año pasado, los críticos del mundo entero no tuvieron sino elogios para “Mad Max: furia en la carretera” (Mad Max: Fury Road). Se trataba de una secuela postergada de la famosa serie de películas posapocalípticas protagonizadas por Mel Gibson. Dirigida también por George Miller, esta nueva entrega deslumbró a los especialistas y debido a ello perturbó a ese sector que admira “el buen cine”. Un cine que tiene mucho que ver con los argumentos humanos y poco con el arte de las imágenes en movimiento. Y “Mad Max” es eso, cine de comienzo a fin.
Sin embargo, la casi unanimidad de los críticos no siempre ni necesariamente se traduce en una nominación al Óscar. No ha sido así en muchos casos y tampoco ha importado mucho. Pero en esta oportunidad es significativo porque de alguna manera estamos frente a una Academia con ánimos de ampliar sus horizontes.

“Mad Max: furia en la carretera”, que figura en tercer lugar como la mejor película del 2015 en la encuesta realizada por la revista “Film Comment” entre críticos del mundo entero, no es la favorita en esta categoría. Pero de obtener el premio se convertiría en uno de los Óscar más sorprendentes en estos 88 años.

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