Enmarcada en el amor, la diversidad y la tolerancia, “Retablo” se erigió entre el temor a correr “riesgos y asumir grandes responsabilidades”. El director Álvaro Delgado Aparicio manifestaba gran talento creativo en sus cortometrajes, pero
no se atrevía a sacar adelante películas de más de 60 minutos. Necesitaba un aliciente para dar ese paso. Y este llegó durante el Festival de Cine de Sundance 2013, de la mano de Robert Redford. Un consejo de la estrella estadounidense marcó la génesis de la ovacionada ópera prima del realizador peruano.
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"Cuando mi segundo corto, “El acompañante, entró al Festival de Sundance y empezó a ganar premios, conocí a Robert Redford. Me preguntó: ‘¿Dónde has estudiado?’. Le respondí que en la London School of Economics y que era psicólogo organizacional. Luego me dijo que había un programa de directores en el Instituto Sundance, en el que participan más de cinco mil y solo eligen a cinco o siete; pero si te eligen te ayudan a sacar adelante tu largometraje. Para aplicar hay que presentar un guion, presenté el mío y, ocho meses después, me aceptaron”, relata Delgado Aparicio.
En el instituto presidido por Redford, Álvaro recibió, durante cuatro semanas, asesoramiento artístico y técnico. “Luego de todo el proceso, mi guion, que tenía 120 páginas, terminó en tres párrafos. Me dijeron que tenía que reescribirlo, entonces invité a colaborar en el proyecto a Héctor Gálvez (guionista). Fue uno de los mejores desarrollos creativos que he vivido”, recuerda.
Con el guion terminado, el realizador buscó financiamiento. Luego de tocar varias puertas, finalmente la película se pudo hacer gracias al fondo de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO) de producción de largometraje 2014 del Ministerio de Cultura del Perú; el fondo noruego Sorfond 2015 y el fondo alemán Film Und Medien Stiftung NRW 2017.
"Como no me dedicaba al mundo del cine, solo hacía cortos, no tenía la confianza creativa para saltar a un largometraje, sentía que había mucho riesgo, mucha responsabilidad. Sin embargo di el salto, conseguí financiamiento y me mudé a Ayacucho para armar todo con mi productora (Enid “Pinky” Campos). Al final del año (2016) ya estábamos filmando", rememora Álvaro.
Historia de amor
“Retablo” se centra en Segundo (Junior Béjar Roca), un joven ayacuchano, a quien Noé (Amiel Cayo), su padre, enseña el oficio familiar de construir retablos. Durante un viaje para vender sus productos, el menor descubre un secreto que acaba con la paz de su hogar.
“Esta película nace del interés que siempre he tenido por contar historias sobre el amor filial y mi pasión por los retablos. Si los observas por más de tres minutos comienzas a darte cuenta de toda la información que contienen. Cuando estuve en Ayacucho conviví con retablistas, es impresionante cómo rescatan la realidad”, señala Álvaro.
Cásting
Para el papel de Segundo se realizó un casting de 700 adolescentes en la ciudad de Ayacucho. El equipo de producción visitó diferentes colegios, comparsas de festivales y escuelas de música, hasta llegar a la elección de Junior Béjar Roca, quien en ese entonces se encontraba cursando el cuarto año de secundaria. El joven nunca antes había hecho cine, pero su seguridad captó la atención de Delgado Aparicio.
“Cuando encontramos a Junior fue interesante porque apenas lo miramos, supimos que era la persona que estábamos buscando. Nos sorprendió su concentración y la capacidad que tiene de comunicar a través de los ojos. Además es disciplinado, juega fútbol, entrena todos los días, sale a correr a las cinco de la mañana”, destaca el director.
“Cuando les mostramos el guion a los papás de Junior, se asustaron. La mamá me dijo que la decisión la tenía que tomar su hijo porque algo así le podía cambiar la vida, entonces nos reunimos con Junior y le dimos el guion para que también lo leyera. Interiormente estaba preocupado por lo que iba a decir un chico de tan solo 16 años, y al terminar se paró y nos dijo que para él se trataba del amor entre un padre y un hijo, que tenía ganas de hacer la película, y que también tenía miedo no solamente porque no era actor sino porque era una historia compleja, pero que creía que era importante para que su comunidad comenzara a ver esas complejidades del ser humano de las que normalmente no se hablan”, añade.
Enorme desafío
Magaly Solier jugó un rol importante en la película. Además de dar vida a Anatolia, la madre de Segundo, planteó la posibilidad de grabar el filme en quechua, ya que era la lengua materna de todos los actores.
“Magaly se enamoró de la historia, estaba contenta porque grabábamos a tres cuadras de su casa, podía estar con su familia. Un día nos propuso grabar en quechua, probamos, hicimos una escena, y la verdad fue otra cosa. Salía de las entrañas, no de la cabeza. Entonces fui a hablar con mi equipo de producción para hacer la película en ese idioma, me dijeron que estaba loco, que ya estábamos filmando a 4500 metros de altura, que teníamos un horario complicado y poco tiempo (cinco semanas). Y a Junior se le ocurrió hacer una demostración, enseñar 3 escenas en español, hacer un corte y volver a mostrar las escenas en quechua para ver la diferencia. Hicimos eso y cuando terminamos, todos quedamos convencidos que debía grabarse en ese idioma. A pesar de haber sido una decisión muy arriesgada, fue una de las mejores que tomamos”, recuerda Álvaro.
Grabar en Ayacucho representó un reto para el realizador peruano. El primer obstáculo que encontró fue la negativa y desconfianza de los pobladores del lugar. “Creían que después de grabar nos íbamos a quedar, que queríamos apropiarnos de sus tierras. Recuerdo el primer día de rodaje, hicimos un pago a la tierra porque estábamos invadiendo ese espacio para rodar la película. Y ellos valoran un montón estos gestos de respeto. Luego terminaron siendo extras, se generó un ambiente bien bonito”, destaca el cineasta peruano.
Escena ingeniosa
Álvaro Delgado Aparicio recuerda como anécdota que recurrió a un recurso creativo para poder hacer la escena en la que Segundo pelea con sus amigos por defender a su padre. “La escena no salía porque los chicos no se conocían, no se tenían confianza. Entonces les pedí que trajeran a cinco mejores amigos y con ellos la escena salió natural, no necesité n decir ‘acción’ para que inicien los golpes”, recuerda.
Cinta premiada
“Retablo” se estrenó comercialmente en el Perú el 16 de mayo del 2019 y llevó a más de 59 mil asistentes a las salas. Su estreno internacional se dio en 2018 en el Festival Internacional de Cine de Berlín, donde consiguió dos importantes premios: el Teddy Award (L’Oreal) y la Mención Especial del Jurado Joven. Desde entonces ha recorrido importantes festivales internacionales, sumando un total de 52 reconocimientos a nivel mundial.
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