El momento que más disfrutan padre e hija es cuando van de festivales. Eligen juntos las películas para ver, las estudian, discuten antes de decidir. Él prefiere los filmes de narrativa más clásica, ella las películas asiáticas que el veterano director no soporta. Y en Lima, siempre están recomendándose películas e intercambiando novelas. Y claro, hablando mucho de sus proyectos propios, los que salen y los que se mantienen aún archivados. Entre Francisco Lombardi, el director de “La boca del lobo”, y su hija Joanna, responsable de “Soltera codiciada”, hay la confianza de quienes cuentan muchos proyectos en conjunto, sea películas o montajes teatrales. Ahora ella está terminando de rodar su última cinta, “Quédate quieto”, y es su padre quien tiene el privilegio de ver el primer corte antes que nadie. “Para ver qué corrijo”, comenta ella.
Los padres suelen sentir cierto resquemor cuando sus hijos quieren seguir sus pasos en el oficio. Sin embargo, para el cineasta, el camino seguido por su hija es muy especial. “Joanna estudió Economía, y luego, cuando ya estaba trabajando, se le ocurrió irse a estudiar cine a la Argentina. Fue tan sorpresivo que ni siquiera lo hablamos mucho. Si hubiera podido alentarla, lo habría hecho”, explica.
La cafetería del Centro Cultural de la Universidad Católica nos sirve de punto de encuentro. En pocos días, ambos serán protagonistas de la edición 26 del Festival de Cine de Lima por razones muy diferentes. Francisco Lombardi compartirá, fuera de competencia, su decimoctavo filme, “La decisión de Amelia”. Joanna Lombardi tendrá a su cargo una nueva sección del festival, “Series LAB”, enfocada en la promoción de proyectos de series de televisión.
— Ambos son cineastas que representan dos momentos muy distintos en la forma en que se produce, se distribuye y se consume el cine...
Francisco: Ciertamente.
— ¿Qué piensan del momento en que les ha tocado trabajar?
Francisco: Yo sí siento nostalgia por la forma en que se hacía cine antes, la época en que bastaba poner avisos en los diarios para anunciar tu estreno. Hoy, para que la gente se entere del estreno de tu película tienes que hacer una inversión enorme. También extraño al público antiguo, el que iba a ver películas que ya casi ni se estrenan. Cuando el cine Bijou ofrecía películas rusas o checas en el Centro de Lima, o podías ver cintas inglesas y francesas en Le París. Hoy el público solo busca diversión. Por otro lado, es fantástico que hoy se pueda hacer cine con menos dinero, con nuevas cámaras y sistemas de edición, lo que ha democratizado el cine. Sin embargo, menos del 10% de las películas realizadas termina estrenándose. Hay tan pocas pantallas que casi nadie las ve. Recuerdo que mis primeras películas llevaban 800 mil espectadores a las salas. Ahora, si una alcanza los 100 mil, estaría feliz.
Joanna: Siempre me acuerdo las anécdotas de mi papá en rodajes. ¡Lo que costaba repetir una escena si un actor se equivocaba! Hoy puedes dejar correr la cámara en una escena y no importa. Ya no estás pendiente de cuánto cuesta el metraje o que debías esperar al revelado para ver cómo iba a quedar la película. Antes trabajabas a ciegas. Ahora la inmediatez ha transformado la producción y la forma en que el público recibe el contenido. Hoy cambias de una plataforma a otra, saltas de una película a otra. Te da igual. La experiencia, desde el rodaje hasta el estreno, es completamente diferente. Hay que ir entendiendo cómo funcionan los nuevos mercados. Es verdad que hay muchas más oportunidades, plataformas que invierten millones en producción, pero todavía el Perú no está en el foco, a diferencia de Argentina o Colombia. Pero estoy segura de que lo mismo sucederá acá.
— ¿Eres optimista?
Joanna: No con el cine de salas. Si lo único que hay en el cine son Minions y superhéroes, no habrá futuro.
— Por primera vez, las series entrarán al Festival de Cine de Lima. ¿Cómo se dio este espacio?
Joanna: Hace tres años hablé con Marco Mühletaler, y le decía que el festival ya debería empezar a tener series como sucede en otras partes del mundo. Pero vino la pandemia y se hizo muy difícil armar algo. Sanfic (Santiago Festival Internacional de Cine) tiene este espacio hace unos años, y hablamos para hacer algo más grande en conjunto para que las series peruanas tengan un lugar. La idea es que de los ocho proyectos seleccionados haya dos proyectos peruanos para buscar financiamiento. El objetivo es que el próximo año haya en el festival proyecciones de series de próximo estreno, pensando luego en una competencia. Ese es el camino.
— Por otro lado, “La decisión de Amelia” es un esperado estreno durante el festival.
Francisco: “La decisión de Amelia” es la historia de un personaje bastante desagradable, un anciano millonario y racista. Me resulta muy contradictorio, porque puedo identificarme con algunas de sus ideas. Es una película muy especial, que hice con US$60 mil de presupuesto, gastando los ahorros de mi vida.
— En la historia se da el encuentro entre el hombre enfermo y la enfermera que lo acompaña. En su cine siempre parece abrirse la posibilidad de contacto entre las diferentes clases sociales.
Francisco: O los puntos de desencuentro, más bien. En mis películas siempre hay un conflicto de clases, y aquí se da entre dos personajes: la joven pobre y el viejo rico, sumando a ello los dilemas morales.
— ¿Podemos hablar de una intención testamentaria en el filme?
Francisco: Un poco. Se habla mucho del sentido de la vida. Me interesa mucho el tema de la vejez y de la muerte. Por otro lado, Amelia (Mayella Lloclla), la enfermera, es un ser puro, sano, positivo, que de pronto se ve enredada por las circunstancias. La sociedad la va llevando por un camino al que ella no quiere ir. Para Gustavo (Bueno), fue una actuación muy especial, pues estuvo enfermo entonces. Él tiene un espíritu enorme. Nada le preocupa. Siempre va hacia adelante. Lo mejor de la película son sus actores.
El 26° Festival de Cine de Lima PUCP se realizará del 4 al 12 de agosto, en el centro cultural de la universidad y los espacios del nuevo edificio NOS. Se trata de una edición híbrida, con eventos y proyecciones tanto presenciales como virtuales.