No hay género cinematográfico más propio de la industria estadounidense que el western. Y no hay género más blanco tampoco: entiéndase ello en el sentido de un color de piel asociado a lo hegemónico. Vaqueros de pelo rubio, ojos azules y barba a medio crecer. ‘Cowboys’ de piernas arqueadas y manos rápidas, que viven rumiando tabaco mientras disparan su machismo y racismo como balas contra el pecho del enemigo.
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Por eso, aún hoy, sorprende que un western como “Más dura será la caída” (“The Harder They Fall”) opte por un elenco afroamericano. No es una elección nueva, pero sí poco habitual. Lo habíamos visto antes en “Blazing Saddles” (1974) de Mel Brooks, con Cleavon Little como el Sheriff Bart, aunque en un registro más bien cómico y extravagante. O también en “Django Unchained” (2012) de Quentin Tarantino, con un Jamie Foxx como centro de una danza de violencia.
“Más dura será la caída”, ópera prima de Jeymes Samuel que se estrenó la semana pasada en el BFI London Film Festival –con buenos comentarios–, opta por un reparto amplio y de gran nivel: ahí están Jonathan Majors (“The Last Black Man in San Francisco”, “Lovecraft Country”), Idris Elba (“The Wire”, “Mandela”), Zazie Beetz (“Atlanta”, “Joker”), Regina King (“Watchmen”, “If Beale Street Could Talk”), Delroy Lindo (“Malcolm X”, “Da 5 Bloods”) y Lakeith Stanfield (“Selma”, “Get Out”).
Una historia de venganza ambientada en el Viejo Oeste, que si bien apela a los tópicos tradicionales del western, también ostenta acción frenética y una ironía particular para abordar cuestiones como la atroz discriminación de la época. Además, como bien ha señalado su director Jeymes Samuel, la película busca corregir una histórica subrepresentación de la población negra en el género. Porque John Wayne está perfecto, pero no todos tienen que lucir como él.
LLUVIA DE BALAS
Del Black Western al Neo Western, pasando por el Spaghetti Western o el llamado Weird Wild West, han sido muchísimos los intentos por darle un giro –a veces meramente anecdótico, en otros caso más logrado– a las convenciones impuestas por John Ford y compañía. Acá repasamos solo siete ejemplos como muestra de su versatilidad.
“Billy The Kid Versus Dracula” (1966)
El improbable encuentro entre el forajido del siglo XIX y el más popular de los chupasangres brotó de la mente de William Beaudine. Un ejemplo del denominado Horror Western, filmado en apenas ocho días, con David Carradine en el papel del vampiro, y originalmente estrenado junto a otra rareza afín: “Jesse James contra la hija de Frankenstein”.
“El valle de Gwangi” (1969)
Aquí el género se cruza con lo fantástico. Cuenta la historia de un ‘cowboy’ que, cabalgando por valle montañoso, se topa con dinosaurios y demás animales prehistóricos. Provista de los hoy precarios pero entrañables efectos especiales de Ray Harryhausen (el mismo de “Simbad” y “Jasón y los argonautas”, para más señas), la película es una joya imperdible de la excentricidad.
“El Topo” (1970)
El chileno Alejandro Jodorowsky eligió México para filmar este delirio cargado de simbolismos religiosos y filosóficos. La protagoniza un pistolero que debe enfrentar a una banda de fetichistas, por lo cual la película incluye altas cuotas de sadismo, lascivia y rarezas. Un Acid Western al que hay que adentrarse con la mente preparada.
“Dead Man” (1995)
Calificado como un “western psicodélico” por su propio director, el magistral Jim Jarmusch, en este filme en blanco y negro protagonizado por Johnny Depp también hay hondas reflexiones existenciales. Personajes irreverentes, diálogos tan o más extraños, y sobre todo la firma de un autor que se atreve a revolucionar casi todo lo que toca.
“Space Cowboys” (2000)
Visto a simple vista, puede no calificar como un western. Sin embargo, desde el título se hace explícito el deseo de canalizar el espíritu de dichas películas, al contar la historia de una inesperada misión espacial con cuatro viejos hombres como tripulantes. Gestos duros, ánimos ásperos y un Clint como director y actor confieren a esta cinta un encanto especial.
“Brokeback Mountain” (2005)
No es solo un drama romántico, sino que retrata un idilio homosexual. Y para el western, siempre tan recio y masculino, esa premisa ya era provocadora. Ang Lee en la dirección, y Heath Ledger y Jake Gyllenhaal como la notable dupla protagonista, consiguen urdir una película conmovedora y memorable, que rompe sus posibles etiquetas para elevarse como una obra universal.
“Bacurau” (2019)
Todo se desarrolla en un pueblo desolado de Brasil, y en una época no muy bien definida. Los habitantes del lugar empiezan a descubrir que una fuerza extraña los quiere borrar del mapa. Y así fluye el ‘thriller’, la acción, cierta fantasía y, por supuesto, la estética western que parece beber a la vez de Sam Peckinpah y de Glauber Rocha. Dirigen los brasieños Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles.
El dato
- “Más dura será la caída” se estrena en Netflix el 3 de noviembre.
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