Marité Ugas ya tenía los pasajes comprados y un pie en el avión que la llevaría a Nueva York para participar en el Festival de Cine Tribeca, el mismo que fue fundado por Robert de Niro como homenaje a esa ciudad tras los atentados en las Torres Gemelas del 2001. No obstante, como villano de cualquier película, el coronavirus le arrebató la posibilidad de que su filme se estrene en uno de los festivales más importantes del cine. La organización de Tribeca se comunicó con ella y le explicaron que si bien no habría estrenos al público, el jurado sí vería las películas y daría su fallo. “Los participantes podríamos haber dicho ‘ni hablar’, pero siento que estamos apoyando. Este es un festival de resistencia”, señala la directora de “El chico que miente”, su primera película.
—¿Cómo surgió la idea de “Contactado”?
Estaba por realizar un documental sobre extraterrestres en América Latina que por diferentes razones no se concretó y me llamó la atención el fenómeno del creyente de la secta, del culto, de la manipulación. La película reflexiona sobre la necesidad de encontrar una verdad, de creer en algo, de estar como náufrago en medio de la nada y ser la perfecta víctima para ciertos líderes que se alimentan de esa ingenuidad.
—¿Es diferente la percepción del fenómeno ovni en el Perú?
Cuando estaba acercándome al tema sentí que en todo el Perú, a diferencia de la relación de temor que tiene Occidente con el fenómeno ovni, se integraba en lo cotidiano y se relacionaba con los personajes de los mitos andinos. Ese sincretismo me resultaba muy atractivo, sobre todo por la vida cotidiana en la que nunca se cuestiona si creer o no creer.
—¿El personaje principal, interpretado por Baldomero Cáceres, está basado en alguien de la vida real?
No. Pero puede ser la sumatoria de personajes a nivel mundial. Es una persona que al cambio del milenio tenía poco más de 20 años, era un universitario, y en esa época vio cómo comenzaron los discursos del fin del mundo y cómo los cultos de extraterrestres se pusieron de moda. Era la época en la que se iban a Chilca o Marcahuasi para vivir alguna experiencia con extraterrestres. Ese es el pasado del personaje que construimos para el predicador que representa Baldomero en la pantalla.
—¿Cuáles han sido los retos a superar para concretar esta producción?
Siempre el cine de autor en América Latina es bastante cuesta arriba, pero gracias a todos los esfuerzos de los cineastas locales ahora se cuenta con una ley que nos permite seguir haciendo películas. Fue fantástico contar con el apoyo de DAFO y el Ministerio de Cultura nos ayudó a grabar con sumo cuidado dentro de las huacas. Hemos trabajado mucho en un código documental, hemos trabajado con creyentes reales. La película declara su propia vivencia y por momentos se pierde de vista la frontera entre la ficción y el documental.
—¿“Contactado” aborda temas como la necesidad de encontrar respuestas que nos digan quiénes somos y de dónde venimos?
Sí y de la reflexión sobre la necesidad de podernos definir. Es muy interesante hablar de eso en tiempos donde la no verdad está a la orden del día y donde más aún estamos atravesando esta peste horrorosa. Los fundamentalismos que estaban a la vuelta de la esquina se van a redimensionar. Eso es muy peligroso. Se me viene a la mente Bolsonaro y cómo en medio de la situación que atravesamos podrían surgir miles de Bolsonaritos.
—Es muy latinoamericano estar buscando siempre un caudillo, un salvador...
Es el camino más fácil, el que evita tomar partido. Le entregas tu voluntad a alguien y al no tener voluntad te entregas al dictamen. Es más cómodo, porque si algo sale mal puedes echarle la culpa.
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