Ángel Navarro Quevedo

Tras 45 años desde su estreno, “Cuentos Inmorales” (1978), la emblemática película que reúne cortometrajes de cuatro destacados cineastas peruanos, finalmente ha sido restaurada. El film, que retrata la vida en Lima durante finales de los años 70, tendrá su presentación en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú () el próximo sábado 12 como parte del, en su sección Espacio Filmoteca.

La película está compuesta por cuatro cortometrajes dirigidos, en orden de aparición, por José Carlos Huayhuaca, Pili Flores Guerra, Augusto Tamayo y Francisco Lombardi, quienes nos sumergen en las vivencias de un adolescente que explora su sexualidad, las andanzas de un delincuente juvenil, las desventuras de un vendedor ambulante y una reunión de excompañeros de escuela que desemboca en un desencuentro. ¿Cómo se consiguió unir los cortometrajes en una sola película? Lombardi explica: “Conversamos previamente sobre las historias que contaríamos y nos dimos cuenta de que todas generaban dilemas morales; ese fue el punto de encuentro entre todos los cortos”.

La proyección será el sábado 12 a las 11:00 a.m. en la Sala Azul y el ingreso es libre
La proyección será el sábado 12 a las 11:00 a.m. en la Sala Azul y el ingreso es libre

Influidos por el neorrealismo italiano, los cineastas optaron por una narrativa que destaca las actividades cotidianas de los personajes. Pili Flores rememora con orgullo que muchos actores no eran profesionales, como el joven protagonista del segundo cortometraje, inspirado en el cuento “El Príncipe” de Oswaldo Reynoso, quien debutó en la actuación y no volvió a hacerlo. “La mayoría eran jóvenes de barrio, algunos actores eran amigos o personas que se inclinaron hacia la actuación luego de hacer la película. La juventud nos hizo atrevernos a realizar una película de esta manera”, comenta Tamayo, quien aún encuentra similitudes entre la sociedad que retrata “Cuentos Inmorales” y la actual. “No hay una gran ruptura entre la Lima retratada en la película y la actual. Hay varias historias atemporales que persisten hasta hoy”, agrega.

Augusto Salazar interpreta a "El Zambo", uno de los personajes principales del cortometraje dirigido por Pancho Lombardi
Augusto Salazar interpreta a "El Zambo", uno de los personajes principales del cortometraje dirigido por Pancho Lombardi

Rescatando el pasado

Aunque se pueden encontrar los cortometrajes fragmentados en YouTube, los cineastas se esforzaron en restaurar la película en su totalidad, evitando cortes abruptos o una baja calidad audiovisual. “Fue difícil porque los negativos se perdieron hace años y nunca pudimos recuperarlos, pero con la ayuda de una copia que había en la filmoteca de la Universidad Católica, conseguimos tener una base para empezar la restauración”, comenta Lombardi, quien reconoce que esta película no es una de las mejores de su filmografía, pero que aun así merece el rescate.

La importancia de esta renovación recae en su valor histórico, que marca un hito importante para el cine nacional. “‘Cuentos Inmorales’ es el primer golpe de reconocimiento nacional que recupera situaciones verosímiles y maneras de hablar que el propio público comparte. Por eso se reconoce dentro de ese mundo que fue un éxito en la primera etapa del cine peruano”, explica Pili Flores, quien luego de concluir las grabaciones, decidió dejar la dirección para dedicarse a la fotografía, mientras que Tamayo consolidó su idea de ser director y Lombardi continuó realizando películas, siendo la más reciente “La decisión de Amelia” (2023).

La ex miss universo Mary Ann Sarmiento y la actriz Yvonne Frayssinet participaron en la película "Cuentos Inmorales"  en 1978
La ex miss universo Mary Ann Sarmiento y la actriz Yvonne Frayssinet participaron en la película "Cuentos Inmorales" en 1978

El legado que deja esta película es más claro que el de los directores, quienes opinan que la historia será la que determine su importancia ―de forma conjunta o individual― dentro del cine peruano. A pesar de no haber trabajado juntos en proyectos posteriores a “Cuentos Inmorales”, los cuatro tienen aún un sueño por cumplir: la creación de una cinemateca nacional. “El cine es parte de la memoria de una sociedad. Aquí no estamos muy acostumbrados a preservar nuestra historia, por eso es importante crear un lugar donde se almacenen los recuerdos audiovisuales de un país”, concluye Lombardi.

No hay excusas para no hacer buen cine

Los directores de “Cuentos inmorales” han estado en el negocio por varias décadas y tienen algo claro: la clave del cine está en las buenas historias, algo que no necesariamente se encuentra en las películas actuales, sean las que vienen de extranjero o las hechas en el Perú.

El Comercio: En algunas películas actuales se ve una preferencia en temas de producción y no en el desarrollo del guion. Pensando en cintas como “Cuentos Inmorales” ¿Por qué no se suelen hacen películas de este tipo? ¿Qué ha cambiado en el cine nacional?

Pili Flores: Bueno, eso es parte de la modernidad, que los jóvenes se llenen de herramientas nuevas, pero…

Francisco Lombardi: Hay una tendencia en general en pensar que lo narrativo es una especie de carga, como si los directores tuvieran que desprenderse de eso siempre. Es una manera nueva de ver las cosas, una tendencia que, en mi opinión, es muy lamentable porque yo creo que justamente una de las grandes armas que tenía el cine para conquistar a un público era contar historias. No contar historias requiere, pues, de un público bien particular, pero la gente lo que quiere [generalmente] es que le cuenten una buena historia.

EC: A veces se menciona que el tema económico en películas nacional afecta el rumbo de la cinta ¿Cómo ha sido en su caso?

Lombardi: Hay películas que requieren grandes despliegues de personajes y acciones, evidentemente será difícil en temas presupuestarios que son limitados, pero hay un tipo de cine como el que queremos hacer nosotros que no requiere grandes sumas de dinero. Es un limitante hasta cierto punto, pero no puede ser una excusa, pretexto o justificación para no haber hecho lo que uno quiere hacer. Si uno quiere hacer un buen cine lo puede hacer, no tendrá una gran producción, pero no creo que se pueda decir: “¡Ay! ¡No tengo plata, no puedo hacer buen cine!” No hay un limitante para la creatividad.


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