Domingo de Bonechea Andonaegui lideró la fallida misión encomendada por el virrey Manuel de Amat del Perú para Anexar los territorios polinésicos.
Domingo de Bonechea Andonaegui lideró la fallida misión encomendada por el virrey Manuel de Amat del Perú para Anexar los territorios polinésicos.
/ El Comercio

Por Jorge Ortiz Sotelo, historiador

El 31 de mayo de 1773, la fragata de guerra española Santa María Magdalena, ‘Águila’, fondeó en el Callao tras un viaje de ocho meses en los que exploró varias islas de la Polinesia en busca de posibles asentamientos británicos o franceses. Su comandante, el capitán de fragata Domingo de Bonechea Andonaegui, informó al virreyque si bien no encontró asentamientos extranjeros en los archipiélagos de Tuamutu y de las islas de la Sociedad, sí hallaron evidencias de su presencia en Tahití, la principal isla: en 1767, una nave británica y dos francesas. Dos años después, el teniente James Cook desembarcó al mando del célebre Endeavour.

La corrupción y el vicio se personifican en el virrey Amat, quien -se dice- utilizó dinero de la corona española para satisfacer su vicio. Allí fue que nació la frase "tabaco para el rey".
La corrupción y el vicio se personifican en el virrey Amat, quien -se dice- utilizó dinero de la corona española para satisfacer su vicio. Allí fue que nació la frase "tabaco para el rey".

Durante la permanencia de Águila en Tahití, los expedicionarios entraron en contacto con Tu y Vehiatua, los principales jefes locales, y convencieron a cuatro nativos para que los acompañaran de regreso a Lima: “Los dos grandes como de edad de 30 años, otro mocetón de edad de 10 y 8 años vino voluntario, y un muchacho de 13 años con beneplácito de su padre”, dice la bitácora guardada en el Museo Naval de Madrid.

Solo tres de ellos llegaron al Callao, pues el cuarto falleció durante la recalada en Valparaíso. Fueron alojados en el palacio del virrey Amat y puestos al cuidado del soldado de Marina limeño Máximo Rodríguez, quien adquirió algún conocimiento de la lengua durante una expedición previa a Rapa Nui. En Lima falleció otro de los isleños, víctima de viruela, mientras que los sobrevivientes, Pautu y Teituanui, fueron bautizados en la catedral como Tomás y Manuel Amat.

En setiembre de 1774, Águila volvió a zarpar hacia Tahití, acompañada esta vez por el pailebote Júpiter. A bordo de la primera iban dos misioneros franciscanos y el soldado Rodríguez, en calidad de intérprete. Con el apoyo de Pautu y Teituanui, buscaban establecer un asentamiento español y evangelizar a los nativos a lo largo de un año.

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Sin embargo, Bonechea falleció tras tomar posesión formal de Tahití y reconocer otras islas cercanas. Tomó el mando de la expedición el teniente de navío Tomás de Gayangos, quien luego puso proa al Callao con otros cuatro nativos a bordo. En tierra, ese año los franciscanos no tuvieron suerte a causa de las fricciones con los nativos. Sin embargo, el limeño Rodríguez sí logró entablar una estrecha relación con los isleños, lo que le permitió explorar en extenso la isla y recoger sus impresiones en un diario que constituye una valiosísima fuente de información sobre la sociedad tahitiana de la época. Un documento publicado en varios idiomas, pero prácticamente desconocido entre nosotros.

"El limeño Rodríguez sí logró entablar una estrecha relación con los isleños, lo que le permitió explorar en extenso la isla y recoger sus impresiones en un diario"

Para reabastecer a la avanzadilla misional, en setiembre de 1775 la nave Águila, al mando del teniente de navío Cayetano de Lángara y Huarte, volvió a Taihití. Tras su arribo, los misioneros rogaron a Lángara retornar al Callao; y pese a que este los instó a perseverar en su labor misionera, finalmente accedió al pedido al advertir el nulo avance evangelizador. Lángara zarpó hacia el Callao el 12 de noviembre y arribó a mediados de febrero.

Mientras tanto, entre el primer y el segundo viaje de Águila, el capitán británico James Cook había llegado dos veces a Tahití con el Resolution y el Discovery. Volvió en agosto de 1777, conociendo la toma de posesión llevada a cabo por Bonechea y de la avanzadilla misional. La corona española dispuso retomar sus esfuerzos colonizadores, pero la situación internacional se había complicado: España era arrastrada a una nueva guerra contra Gran Bretaña. Esto, unido a las crecientes limitaciones económicas del erario español, llevó a que se abandonara todo plan de establecer una colonia en Tahití, la cual, sin duda, habría contado con una significativa presencia peruana.

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