Entre máscaras y mascarillas: la cancelación del Carnaval de Venecia

“Qué callada quietud /qué tristeza sin fin/qué distinta Venecia si me faltas tú”, escribió el compositor francés Charles Aznavour inspirado en la belleza de la ciudad de las góndolas y los canales. Hoy, esa Venecia distinta de la que hablaba Aznavour cobra vida luego de que autoridades italianas cancelaron las dos últimas fechas de la fiesta más importante de la ciudad. La versión más antigua que se tiene del origen el Carnaval de Venecia data de 1162, cuando la República de Venecia concretó una victoria contra el Patriarca de Aquileia, Ulrico di Treven. La alegría del triunfo llevó a los venecianos a reunirse en la Piazza San Marco para festejar. No obstante, tuvieron que pasar más de cien años para que se oficializara la festividad bajo el argumento de que serviría como punto de encuentro entre las clases altas y bajas venecianas.

Fue en el siglo XVIII cuando el Carnaval de Venecia logra su apogeo convocando a príncipes y nobles de toda Europa que asistían con máscaras elaboradas, en su mayoría, con papel maché y con la predominancia de los colores blancos, plateados y dorados. La decoración la completaban lazos, telas, pieles o gemas. Esto hizo que se creara un nuevo oficio: el del hacedor de máscaras.

Si bien el carnaval fue aprobado para acercar a las clases bajas y altas, en realidad servía como un momento y lugar para dar rienda suelta a las pulsiones y deseos corporales. De esta manera los excesos eran permitidos sin restricción alguna. Las clases bajas podían vivir la ilusión de codearse con los poderosos y los oligarcas podían liberarse de las restricciones que su condición demandaba.

Tal era el desenfreno que se originaba en el carnaval, que se debió prohibir que hombres disfrazados de mujeres ingresaran a los conventos para tener relaciones con las monjas.

Asimismo, durante el carnaval se levantaba la prohibición de los juegos de azar, por lo que una casa de juegos llamada Ridotto de S. Moisé, administrada por el Estado, conseguía aumentar la riqueza para el gobierno.

A finales del siglo XVIII y tras la conquista de Napoleón Bonaparte, el carnaval fue prohibido por el temor de Bonaparte de que se gestaran rebeliones durante las fiestas. Tras ello, la festividad se mantuvo olvidada hasta que en 1979 se reinstauró como una forma de promover el turismo y levantar el comercio en la ciudad de los canales y las góndolas.

—La cancelación—

Hasta el cierre de esta edición, se habían registrado 132 casos confirmados de coronavirus y tres fallecidos en Italia. Ayer, las autoridades italianas decidieron que se cancele el carnaval –que iba a concluir el martes– y que se cierren las escuelas durante esta semana en las regiones de Lombardía, Véneto y Piamonte. Asimismo, se cancelaron todos los eventos públicos y privados y se ha dispuesto el cierre de escuelas y museos hasta el 1 de marzo. Además se cancelaron varios partidos de la liga italiana de fútbol. “Hemos adoptado un decreto legal con medidas para la contención y el manejo de la emergencia epidemiológica”, afirmó el presidente del Consejo de Ministros italiano Giuseppe Conte al diario local “La Repubblica”. “El objetivo es proteger la salud de los italianos”, agregó.

—El origen de la máscara de pico largo—

Aunque en apariencia parezca que el origen de la máscara se deba al tradicional rito de cubrir el rostro durante los carnavales, lo cierto es que la máscara de pico tiene sus inicios en el origen de la peste negra. Durante los años 1575 y 1577, dicha enfermedad azotó Venecia y se tomaron dos medidas: se creó el Magistrato Della Sanitá, que era la entidad encargada de velar por la salud de los ciudadanos, y se comenzó a utilizar una vestimenta especial para los médicos que atendían a los pacientes de la peste.

La ideal general en la comunidad médica era que la peste se transmitía por vía aérea y que penetraba en el cuerpo por los poros de la piel. Es así que los médicos comenzaron a utilizar guantes de cuero, anteojos, sombrero de ala ancha y un enorme abrigo de cuero encerado que llegaba hasta los tobillos. Finalmente, completaba la vestimenta la máscara que conocemos hoy en día. Los doctores rellenaban el largo pico de la máscara con plantas medicinales y aromáticas para que filtren los olores.