Los aviones que van entrando a Arequipa de forma escalonada para traer a los invitados del Hay Festival lo hacen ⎼varios⎼ entre retrasos y turbulencias. Pero ya instalados en la Ciudad Blanca el panorama es más grato. Es viernes y la ciudad lo sabe, con dinámica de día laboral, pero cierto espíritu que se relaja de cara al fin de semana.
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La jornada empieza muy temprano en la base de prensa del Hay, en la empinada calle Ugarte, donde se confunden entre entrevistas y coordinaciones Orhan Pamuk y Ricardo Morán, Luis Jochamowitz y Pola Oloixarac, el recién aterrizado Edmundo Paz Soldán y una Alys Conran con cierto mal de altura.
A unas cuadras de allí, en el precioso Teatro Municipal de la calle Mercaderes, el colombiano Héctor Abad Faciolince arranca la jornada charlando con su compatriota Clara Elvira Ospina. El motivo central: una nueva reedición de su ya clásico “El olvido que seremos”. A esa misma hora, en el Peruano Norteamericano, una discusión clave que discurre entre lenguas e idiomas diversos en la que participan Carmen Escalante, Bruce Mannheim y Odi Gonzales. Una mesa que es símbolo de diversidad.
El mediodía, con el sol golpeando directamente las coronillas, se presta para una distensión en La Nueva Palomino. Medio Hay Festival se vuelca a la emblemática picantería entre chicha de güiñapo y adobo antes de continuar con las actividades de la tarde. En la sala Mariano Melgar de la Universidad Nacional de San Agustín, tres mujeres alzan la voz contra la violencia de género: Lorena Álvarez, Teresina Muñoz-Nájar y Rocío Silva Santisteban arman una discusión indignada y encendida. Las están matando y nadie parece hacer nada al respecto.
El día se cierra con buen compás. A las 8 p.m., en el Municipal, Lucho Quequezana, Naysha Montes y Pedro Rodríguez discuten sobre la música, sus diversas motivaciones e inspiraciones en una mesa coordinada por El Comercio. Y un par de horas después, en el mismo lugar, el gran Lol Tolhurst contó su experiencia sobre cómo creó The Cure frente a un auditorio lleno. Tras una muy emotiva charla, el músico británico se sentó tras la batería y ejecutó una selección de canciones entre las que destacaron “Three Imaginary Boys”, “Boys Don’t Cry” y “Killing an Arab”. Pura energía y nostalgia.