Descalza al lado del cajón o riendo al compás de las palmas, de cualquier forma, escucharla cantar hipnotiza. Sus seguidores están convencidos de eso, pero quienes recién lo descubren son sus nuevos compañeros de trabajo en Cajamarca. “¡Otra, otra!”, aclaman a la cantante afroperuana de 33 años, Katherine Calmet, cada vez que ella alza su voz en la tienda de abarrotes donde es administradora desde el 5 de octubre, cuando decidió poner a un lado su carrera musical a causa de la falta de ingresos por la pandemia.
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“Me dio Covid a inicios de julio y tenía un concierto virtual que dar, pero no podía cantar. ¿Sabes lo que es eso? Durísimo. Sentía un tapón aquí [aprieta su cuello], pero seguía cantando. La música me salvó. Sueño con el día en que nos digan: ‘tranquilos, ya todos estamos inmunes, caminen por la calle tranquilos’”, comentó Calmet a El Comercio.
Los seis músicos que componen ‘Katherine Calmet y su banda’ tenían previstas para el 2020 seis presentaciones musicales en Cusco, dos días de shows en el Festival PeruFest en Chile y una presentación en Lima, pero ninguna pudo concretarse.
La banda forma parte de los 150 mil trabajadores peruanos vinculados a las industrias culturales y artes, según un filtro de información, con base en la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del 2019, proporcionada por la Dirección General de Industrias Culturales y Artes (DGIA) a El Comercio.
De acuerdo con el reporte de la DGIA, estos miles de empleados culturales componen, entre otros, las categorías de actividades de producción de películas, videocintas y programas de televisión, proyección audiovisual, grabación de sonido y edición de música, difusión de radio, fotografía, educación cultural, y actividades de arte, entretenimiento y creatividad.
Ya que los trabajadores de música, teatro y cine no tuvieron la oportunidad de acceder al bono de S/380 para trabajadores independientes o al subsidio del 35% para solventar gastos menores a S/1.500, por Decreto de Urgencia N° 058-2020, el Ministerio de Cultura (MINCUL) puso a disposición cuatro líneas de apoyo económico dirigidas a los trabajadores culturales perjudicados a causa de la pandemia.
De las 8 líneas de apoyo puestas a disposición por el MINCUL, cuatro de estas se refieren a industrias culturales y artes con las siguientes categorías: sostenimiento del trabajador cultural independiente a través de organizaciones culturales (línea 1), sostenimiento de organizaciones y espacios culturales (línea 2), replanteamiento de ferias, festivales y festividades (línea 3) y replanteamiento de la oferta de bienes, servicios y actividades culturales (línea 4).
Todos ellos debían presentar un plan de amortiguamiento sólido que demostrara la afectación en su actividad cultural y que les permitiera ejecutar un presupuesto de miles de soles, en caso les correspondiera.
La banda de la artista afroperuana es una de las 13 mil personas (naturales o jurídicas) que enviaron una solicitud a alguna de las líneas de apoyo de industrias culturales del ministerio. Según la DGIA, 1.349 actas de compromiso de ayuda económica fueron aprobadas por el comité consultivo, de esas, solo 6 mil personas de industrias culturales y artes resultaron beneficiadas con un presupuesto.
“Si se les pide que haya un plan de trabajo es simplemente para garantizar que esos miles hagan uso específico para la reactivación de su actividad. Algunos no presentaron declaración completa, no subsanaron en los cinco días de plazo. Los comités consultivos consideraron, en algunos casos, que los presupuestos eran muy altos para el mercado o no había coherencia entre su argumento y actividades de reactivación”, explica el director general de Industrias Culturales y Artes del MINCUL, Santiago Alfaro.
Para el secretario general del Sindicato de Artistas Interpretes del Perú (SAID), Guillermo Briones, los S/7.500 ofrecidos por el MINCUL a los trabajadores culturales independientes que presenten proyectos concretos, los S/35.000 a los colectivos culturales y los S/75.000 a las personas jurídicas de la industria son insuficientes, pues muchos de los artistas no cuentan con las condiciones necesarias (Internet o nociones de negocio) para armar un plan de trabajo a largo plazo.
“El artista no tiene qué comer, muchas veces, vive en la informalidad, no tiene CTS o AFP, no recibe boletas o contratos respetables y vive de los castings. Muchos, gran parte de ellos veteranos, me llamaban diciéndome que ellos no eran empresarios, que tenían que presentar y sustentar proyectos, pero no tenían manejo de eso”, sostiene Briones.
Por su parte, el MINCUL recogió en 264 espacios de diálogo los requerimientos de más de 8 mil trabajadores y organizaciones culturales.
“Estamos en proceso de solicitud de una ampliación presupuestal al Ministerio de Economía y Finanzas para beneficiar a más personas del sector. Los comités seguirán declarando beneficiarios, mientras esperamos. Además, empezaremos con un registro nacional de trabajadores de la cultura y las artes en las próximas semanas”, aclaró Santiago Alfaro.
SECTOR MUSICAL CON PÉRDIDAS
Son 5.833 miembros administrados y asociados que pertenecen a la Asociación Peruana de Autores y Compositores (Apdayc). Cuando el gobierno dispuso la restricción de reuniones masivas en locales y se canceló el esperado espectáculo de Guns N’ Roses que generaría más de 350 mil soles por la taquilla, los músicos optaron por dar conciertos virtuales.
Entre otros, el Vivo por el Rock, que se daría el 26 de septiembre de este año, se postergó para el mismo mes del 2021. El concierto de Andrés Calamaro del 29 de marzo se reprogramó al 9 de abril de 2021, según la productora Kandavu. Otros ya no podrán realizarse, como el show en Trujillo de Armando Manzanero, quien estaba a la espera de una reprogramación antes de fallecer de COVID-19.
Uno de los 69 conciertos cancelados, como especifica Teleticket en su página web, es Canta Perú, programado para el 23 de mayo del 2020 y aún sin fecha de reprogramación, donde participarían Maricarmen Marín, Leslie Shaw, Anna Carina, Daniela Darcourt, la Gran Orquesta Internacional, entre otros grupos y cantantes peruanos.
Apdayc calcula que para el cierre de este año tendrá una caída de 41% de los ingresos. Desde que empezó la pandemia a la fecha, ha recaudado 31 millones de soles menos que el 2019. Aun así, informan que han beneficiado con 2.090 bonos de más de 200, 300 y 700 soles a los autores y compositores, y ha licenciado 100 conciertos virtuales.
La recaudación de Apdayc este año en conciertos digitales de noviembre solo representó un 1,4% de los 1′506.000 soles recaudados por derechos de autor de eventos presenciales en el mismo mes del 2019. “Los conciertos virtuales para nada han reemplazado a los presenciales en términos económicos. Se han dado básicamente para que el artista no pierda contacto con el público”, expresó el director general de Apdayc, Rubén Ugarteche.
Una de las razones de la caída en las recaudaciones es la disminución en el costo de las entradas y que haya cada vez menos conciertos. Un show lanzado por plataformas web convoca un promedio de 2.000 personas costeando el precio de la entrada a 20 o 30 soles usualmente, señala Ugarteche.
Por su parte, el cofundador de Joinnus, Domingo Seminario, asegura que la plataforma de streaming y venta de entradas para teatros virtuales, autocinemas, conferencias y otros, no llegó a vender ni el 45% que en un año normal. “Nuestras ventas se fueron a cero por un tiempo y la recuperación ha sido muy lenta. Los hábitos de consumo también cambiaron porque las entradas son más baratas”, apuntó.
Aunque el promedio de ingresos ha descendido, existen otros profesionales del sector musical que encuentran, en medio de la adversidad, oportunidades. “La tecnología nos ayudó mucho para grabar a distancia y componer más rápido. Si sé que puedo grabar mi disco con buena tecnología, herramientas y mis compañeros artistas, cada uno desde su casa, también podría grabar un disco con alguien que haga una colaboración desde China, Rusia, Argentina, etc.”, comenta el intérprete de su propia agrupación, Mauricio Mesones.
La pandemia ha revelado muchas deficiencias, pero también ha acortado distancias. Según el profesor de la carrera de Música de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), Miguel Ginocchio, es mucho más fácil ahora hacer conversatorios con músicos internacionales.
“Antes, teníamos que pensar cómo traer un músico famoso ante los alumnos, como el tecladista de Depeche Mode, Peter Gordeno, que participó en un conversatorio en junio. Ahora es más fácil traer expertos internacionales que se presenten por Zoom”, señaló Ginocchio.
Otros de los músicos que participaron de las charlas virtuales de la UPC fueron el productor musical y baterista de Tina Turner y Robert Stewart, Geoff Dugmore (octubre), el productor y baterista de Scorpions, Rudy Lenners (junio), el pianista y compositor colombiano Julián Pernett (junio) y Susana Baca (mayo).
Además, los alumnos desarrollaron la habilidad de poder grabar desde el ciclo 1, algo que antes ocurría en el ciclo 5. “Comienzan a adecuarse a lo que está pasando porque lo van a vivir luego. Para el 2021, viene más apuntar a que los músicos tengan que prescindir de los empresarios y deban autogestionar sus presentaciones, como se ha intentado hacer, aunque no ha sido rentable”, señala Ginocchio.
IMPACTOS EN EL CINE
El actor puneño Amiel Cayo, conocido por su papel en la película peruana “Retablo”, nominada a los Premios BAFTA, tenía planeado hacer una gira por Alemania, Italia y España, actuar en tres películas, dos obras de teatro, y participar en el festival Carnavalón Teatral (Chile) y Festival de la Máscara (Colombia). Ninguno de los pendientes se pudo realizar este 2020, con las fronteras cerradas a inicios de la pandemia y proyectos audiovisuales paralizados.
Más bien, se dedicó a implementar un taller de máscaras como artista plástico por las tardes y sembrar papas en su chacra desde las 6 a.m. a 7 p.m. cuatro veces por semana. “Es una manera de estar en contacto con la tierra e identidad, también me forma como actor. La idea no es esperar a que lleguen propuestas caídas del cielo. Voy haciendo algo, trabajando”, dijo.
Los documentalistas encargados de la ONG DocuPerú, José Balado y Jimena Mora, este año, también vieron reducidas un promedio de 10 proyectos (viajes, consultorías y producciones), aunque sus talleres documentales acabaron con los límites fronterizos y recibieron alumnos de Bolivia, Chile y Australia por Zoom.
“Fue interesante dictar talleres virtuales enseñando a realizar ensayos fílmicos y bitácoras personales. Es un género fuerte. No tienes que salir a entrevistar gente, ni estar en grandes parajes, sino que vas a tu archivo y cotidianeidad para contar una historia. Tanto así que hemos hecho 16 proyectos documentales en el último taller mensual”, expresó Balado.
Según la Dirección del Audiovisual la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO), algunos de los 6.686 profesionales del cine ocupados y asalariados se vieron afectados por la pandemia, debido a las paralizaciones de rodajes. De 60 proyectos programados en el año, entre largometrajes, cortometrajes, proyectos animados de películas y pilotos de series, solo se han realizado ocho. Solo dos rodajes de largometrajes con apoyo de la oficina pudieron culminarse.
DATOS: DAFO | POSTULACIONES RECIBIDAS | POSTULACIONES APOYADAS |
---|---|---|
2019 | 1.241 | 199 |
2020 | 1.315 | 210 |
Tabla. De acuerdo con datos proporcionados por DAFO, cada vez más profesionales audiovisuales buscan financiar un proyecto de cine con el estímulo del Estado. Muchos cineastas en el sector consideran este ingreso como uno de los tantos financiamientos a los que deben recurrir para finalmente poder iniciar un solo rodaje, según explica José Balado.
“Creo que el efecto de la pandemia en la producción probablemente será más notorio en 2022, en tanto las películas que se hubiesen rodado este año recién habrían sido estrenadas en festivales o salas de cine en ese año. Varios estrenos del 2021 serán películas rodadas en 2019 y cuya postproducción se llevó a cabo este año, más o menos, con normalidad”, precisó el director de la DAFO, Pierre Emile Vandoorne.
Para regresar a las labores en condiciones óptimas este 2021, el Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores Audiovisuales y Cinematográficos del Perú (SINCA) pidió al MINCUL en dos mesas de trabajo que velen por el cumplimiento de los protocolos sanitarios y completen los estímulos estatales de los proyectos audiovisuales que se habían paralizado.
“La cinematografía, así como todos los trabajadores de la cultura, hemos enfrentado siempre la precarización en nuestros espacios de trabajo. La pandemia solo reveló las condiciones y la falta de derechos que enfrentamos”, dijo en un comunicado Roberto Mesta, vocero del SINCA.
LA ADAPTACIÓN DEL TEATRO
“¡Diablos, ahora qué hago!”, dijo el actor Enrique Nieto cuando vio reducidos sus ahorros casi a cero por cuatro meses durante la pandemia. Este profesional de 30 años considera que el microteatro ha generado más ingresos que la meta esperada, pero no se compara con la ganancia de las obras presenciales. El dinero que tenía ahorrado para llevar un curso de formación teatral en Estados Unidos y para invertir en proyectos propios se perdió.
De acuerdo con un informe de junio del Movimiento de Grupos de Teatro Independiente en el Perú (MGTIP), 8.000 funciones de teatro fueron suspendidas, sin contar talleres y demás desde marzo. Por su parte, la Red de Salas y Espacios Alternativos del Perú reportó que, de las 140 salas y espacios culturales en el país, cerraron 21 en el mismo período. Desde el 16 de marzo, al menos 58 gestores culturales independientes fallecieron durante la pandemia, según concentra otro informe de la Red de Creadorxs y Gestorxs Culturales del Perú (RCYGCP).
“El sector cultural ha sido totalmente golpeado y marginado por parte del Estado. El ministerio tenía que haber tenido una relación de artistas, una encuesta, no lo ha tenido. Que no es problema de este gobierno, sino que viene arrastrándose desde hace muchos años”, opina Marco Ledesma, director del Grupo Olmo Teatro de Trujillo y vocero del MGTIP.
Un promedio de 34.919 entradas estaban siendo devueltas en preventa a los compradores desde inicios de pandemia y 4,5 millones de soles fueron paralizados por la cancelación de obras teatrales en un trimestre del año, según un estudio publicado en abril por la Asociación Cultural Playbill.
La obra de teatro virtual “Muchas veces desvalorada”, comentó Nieto, fue la salvación de los profesionales de este sector. Por ejemplo, el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CCPUCP) tuvo 18 actividades no presenciales hasta diciembre. Como nunca, en sus últimas dos obras publicadas, el monólogo Inmortal y el musical Patatús, tuvieron público de más de 12 regiones del Perú y países como Estados Unidos y Canadá.
Aunque más de 100 profesionales, entre actores, diseñadores, equipos de dirección, producción o realizadores, se han visto perjudicados por la pandemia, el director del CCPUCP, Marco Mühletaler, considera que la institución debe ir con calma en la reapertura de las salas previstas con un 40% de aforo en espacios cerrados y 60% en abiertos.
“De lo que estamos seguros es que vendrán tiempos complicados para los teatros, que tendrán que volver a convencer al público de que vuelva a las salas. El teatro que haremos será más esencial, con menos parafernalias y más centrado en los actores y las buenas historias”, sostuvo Mühletaler.
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