Catherine Contreras

Tenía 16 años cuando voló sola a París. Era su primer viaje en avión y fuera del país. Entendía algo de inglés y lo básico del francés lo asimiló gracias a un método de aprendizaje con casetes. Terminando el colegio en Lima, concursó en el III Festival Internacional de Ballet de Trujillo, cuyo jurado presidió Márika Besobrasova, entonces directora del Ballet Princesa Grace de Mónaco. Al obtener el Grand Prix, Patricia ganó también una beca para estudiar un año en la academia fundada por la ex estrella de cine cuya trágica muerte, en 1982, casi coincidió con la llegada de la ballerina peruana al pequeño principado. “Todas las cosas que me han pasado han sido guiadas por un ser supremo, y digo que fue Dios, porque gracias a él he podido tener becas en diferentes lugares”, cuenta la maestra, cuyo gran amor por el baile fue siempre su mejor carta de presentación.

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Compartir este primer gran paso en su carrera está asociado con un aniversario compartido: los 40 años del Ballet Municipal de Lima (BML), compañía de la que fue bailarina fundadora y con la que celebra también sus bodas de rubí. “Justo cuando yo regresé de la beca en Mónaco, se fundó el BML. Nació como un sueño de Lucy Telge y todos nosotros, que éramos sus alumnos”. Sus recuerdos continúan: fue el 24 de agosto de 1983 cuando la compañía hizo su primera presentación oficial en el Salón de los Espejos del Palacio Municipal de Lima. Eran solo cinco chicas y cinco chicos los que participaron en aquella función que incluyó extractos de los ballets “Raymonda”, “Don Quijote”, Grand Pas de Quatre y otros dúos que ejecutaron sobre un tabladillo montado para la ocasión.

Así, poco a poco, fuimos construyendo los cimientos del Ballet Municipal”, reconoce Patricia, la única de las cinco bailarinas fundadoras que se mantiene ligada a la compañía creada por Lucy Telge, maestra de maestras, que además jugó un rol fundamental en los inicios de su destacada carrera.

Patricia Cano forma a los nuevos talentos del ballet. "Yo digo que pensar en la técnica está bien, pero no hay que perder nunca el estilo, la expresión corporal ni la proyección hacia el público", señala. En la foto, aparecen la bailarinas Karla Archenti (Perú), Andrea Torres (Colombia), Valentina Amador (Perú) y María Fernanda de Oliveira Antunes (Brasil). (Foto: Jesús Saucedo - EC)
Patricia Cano forma a los nuevos talentos del ballet. "Yo digo que pensar en la técnica está bien, pero no hay que perder nunca el estilo, la expresión corporal ni la proyección hacia el público", señala. En la foto, aparecen la bailarinas Karla Archenti (Perú), Andrea Torres (Colombia), Valentina Amador (Perú) y María Fernanda de Oliveira Antunes (Brasil). (Foto: Jesús Saucedo - EC)

Pasito a paso

Patricia Cano baila desde los 5 años. Presurosa, la niña levantó la mano cuando en el colegio preguntaron a quién le gustaba bailar. Aun teniendo un tío bailarín (Héctor Cano), su madre no imaginó que aquella niña introvertida se inclinaría por ese arte, pero así fue. Vivía en el Rímac y llevaba clases en la Escuela Nacional Superior de Ballet (ENSB), que estaba en Carabaya; allí estudió hasta los 14 años, bajo la mirada de Olga Shimasaki y Manuel Stagnaro, entre otros. “Conocí a Lucy Telge el día que mi maestro, Jorge Rodríguez, nos pidió que vayamos con él a una prueba para profesores. En su academia vi a las chicas bailar tan diferente, que le dije a mi mamá que quería estudiar allí. Lucy me tomó un examen, me dijo que era buena y cuando mi mamá le preguntó cuánto costarían mis clases, ella le dijo que nada. ¡Me dio una beca!”.

A esta oportunidad le siguió la beca en Mónaco, luego una en Cuba y otra más en Nueva York. Fueron sus maestros la cubana Laura Alonso (hija de la mítica Alicia Alonso) y el estadounidense David Howard, también el argentino Mario Galizzi y el ruso Mikhail Koukharev, egresado del teatro Bolshoi, quien pasó 27 años en el BML. Y aunque desde sus inicios una buena estrella guio sus pasos, Patricia también vivió momentos difíciles junto al elenco del BML: desde estudiar en tiempos del terrorismo (“a veces se iba a la luz y teníamos que bailar con velas, o me quedaba a dormir en casa de Lucy porque dejaban de pasar los micros”, recuerda) hasta accidentarse en plena función de “El corsario”. Fue en el 2006 que tuvo aquella lesión en la rodilla: la operaron, le pusieron dos clavos y estuvo tres meses sin caminar; hizo terapia y su recuperación fue muy dolorosa. Pasados ocho meses volvió a los escenarios interpretando a la madrastra de Blancanieves, y siguió bailando por ocho años más.

De bailarina a maestra

Hace 10 años que Patricia Cano colgó las zapatillas de prima ballerina protagonizando “Don Quijote”: fue muy aplaudida su última interpretación de Kitri, la joven que se convierte en Dulcinea en el segundo acto, cuando el caballero andante sueña con su amada. “Quería despedirme con una obra alegre, para disfrutar esta última función. He bailado casi todos los ballets, y lo que me ha pasado ha sido lindo. Ya era el momento de darle paso a una nueva generación y transmitirles mi experiencia. Yo ya era maestra de la ENSB, ya tenía mi academia [Estudanza]. Pero sí, dejar esta carrera cuesta”, cuenta la flamante licenciada en ballet clásico, que eventualmente aparece en obras que la requieran: hace apenas un año interpretó a Berther, la madre de la protagonista en el ballet “Giselle”.

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Siempre recuerdo una frase de Alicia Alonso: Yo ya no bailo en el escenario, pero cuando dicto mi clase siento que estoy bailando”, dice la maestra que cada día inculca en sus discípulas la pasión por el ballet. “El consejo que le doy a mis alumnas es que se formen aquí pero conforme van creciendo deben salir a ver otros horizontes. También les digo que pensar en la técnica está bien, pero no hay que perder nunca el estilo, la expresión corporal ni la proyección hacia el público. Nunca he dejado que la técnica sobrepase al sentimiento, porque vamos a contar una historia, y no son solo giros, saltos y posiciones; el público viene a ver una obra, un argumento contado con baile”.

Celebran con “La bayadera”

“La bayadera” es una historia de amor y traición protagonizada por Nikiya, una bailarina del templo que se enamora del guerrero Solor. Él corresponde su amor, pero está comprometido con Gamzatti, la hija del Rajá. Alguna vez Patricia Cano interpretó a Nikiya en esta obra que data de 1877 y fue compuesta por Serguéi Judekov y Marius Petipa. Hoy es ella quien dirige a los bailarines que asumirán los roles principales en las funciones con las que el BML celebrará sus 40 años de fundación. Intercambiarán el papel de la gran bailarina india Luciana Cárdenas, Solange Villacorta y Oriana Plaza; Rodrigo Blanco y Frederick Ayllón serán Solor; y Mónica Balbuena, Mara Casafranca y Viviana Gutiérrez serán Gamzatti.

“La bayadera” se presentará del 31 de marzo al 16 de abril en el Teatro Segura (Jr. Huancavelica 261, Lima). Las entradas están a la venta en .