La entrevista literaria ha tenido pocos cultores entre nosotros. Una de las razones es que para ejecutarla se debe poseer un bagaje cultural lo bastante amplio que sortee la insoportable obviedad de las preguntas regadas en la mayoría de intercambios con poetas o narradores (¿Cómo escribe? ¿Cuáles considera sus principales influencias? etc.) y son cada vez más raros los periodistas que gozan del acervo requerido para tal empresa.
Hay, desde luego, excepciones saludables. Peregrinos de la lengua, de Alfredo Barnechea, es un ejemplo ilustre de asedios donde el conocimiento y la habilidad retórica del entrevistador consiguen extraer verdades y confesiones no presupuestadas a los más altos representantes de la literatura en nuestro idioma, como Vargas Llosa, Donoso, Onetti o Paz. César Hildebrandt, reconocido interrogador político, nos ha regalado brillantes conversaciones con Borges, Juan Gonzalo Rose o Manuel Scorza (con este último mantuvo un inolvidable pugilato verbal sin ninguna concesión). En estos años quien ha destacado en este campo es Alonso Rabí do Carmo (Lima, 1964), responsable de una serie de entrevistas a personalidades de las letras peruanas e hispanoamericanas, publicadas bajo el nombre de “Animales literarios”, y que han alcanzado varias ediciones, cada una generosamente aumentada. Rabí acaba de lanzar una definitiva compilación de sus diálogos con el título de “Antiguos y nuevos animales literarios”, que es desde ya referencia ineludible de este subgénero periodístico.
Conformado por medio centenar de entrevistas, las dimensiones de “Antiguos y nuevos animales literarios” le confieren dotes caleidoscópicas y totalizadoras: convergen poetas de distintas promociones y pelajes -Cisneros, Watanabe, Silva Santisteban, Gonzalo Rojas, López Degregori-, narradores jóvenes y curtidos como Karina Pacheco, Mariana Enríquez -en un acercamiento imperdible- Abel Posse, Jorge Edwards o Héctor Abad y especialistas del calibre de José Miguel Oviedo, Abelardo Oquendo o Gerald Martin. Y, al mismo tiempo, la lectura de este voluminoso compendio muestra la clara evolución de Rabí en su rol interpelante: sus más recientes encuentros exhiben un pulido filo inquisidor, una cultura vasta que le permite asociaciones capaces de conducir las entrevistas a parajes de interés en la obra o la vida del intelectual de turno, así como cierta facilidad para acceder a la complicidad del interlocutor, cualidad muy poco común en nuestro entorno.
Apertrechado de estas herramientas, Rabí acomete este safari prismático y recoge no pocas piezas valiosas, entre ellas su entrevista a Daniel Balderston, consumado experto en Borges, quien se encarga de derribar los mitos y corregir las deformaciones que testigos y biógrafos han perpetrado en la figura del narrador argentino. O su reunión con Luis Jochamowitz, que con intuitivo humor relata sus andanzas en hemerotecas de posibilidades infinitas y sus pacientes métodos para dar con hallazgos que el olvido no logró enterrar del todo. O la muy estimulante charla junto a Peter Elmore, uno de lo más relevantes críticos peruanos activos, en la que se toca con mucha lucidez uno de los temas que, por lo visto, más obsesionan a Rabí: la naturaleza creativa de la crítica literaria, a la que algunas almas confundidas encasillan como refugio de escritores frustrados.
El espacio tirano no permite abundar en otras entrevistas muy bien facturadas a Juan Villoro, a Jorge Eslava -aquel profesor zen- y al sincerísimo Orhan Pamuk, o en el hermoso testimonio de Javier Sologuren, tal vez el punto más incandescente de este libro repleto de sabiduría y pasión.
Editorial: Pez Letra
Año: 2022
Páginas: 554
Relación con el autor: cordial.
Valoración: 3.5 estrellas de 5 posibles.