¿Cómo puede la fotógrafa Cindy Sherman encarnar a tantos personajes distintos en sus inquietantes autorretratos? ¿Cuánto tuvo que ver su accidente de avión en la Segunda Guerra Mundial para que el escultor alemán Joseph Beuys plasmara en fieltro y grasa sus más perturbadoras instalaciones? ¿Cómo soporta el fotógrafo de origen hondureño Andrés Serrano el trabajo utilizando a personas fallecidas como modelos?
Fietta Jarque, una de las periodistas culturales más destacadas de Iberoamérica, buscó a estos y a otros notables artistas plásticos para que le explicaran el porqué de su trabajo. “Cómo piensan los artistas” (Fondo de Cultura Económica) es un libro que recoge 25 años de entrevistas publicadas por ella en el diario madrileño El País. Fietta agrupa a estos notables escultores, pintores, videastas y fotógrafos atendiendo a su actitud frente al arte. Unos preocupados más por lo formal, otros atentos a sus propias biografías, otros convirtiendo su arte en arma política.
Primera pregunta: ¿el arte contemporáneo necesita explicación?
Sí, necesita explicación. El arte contemporáneo nace por la búsqueda del sentido de muchas cosas. Busca huir de lo decorativo para centrarse en motivaciones más allá de la pieza producida por el artista, más allá incluso del mercado. Si tú vas a una exposición de arte contemporáneo, muchas veces te aproximas a una obra y no sabes lo que quiere decir. Incluso, gracias a un título o una breve explicación la disfrutas muchísimo más. Ya no se trata de que, por pura intuición, la obra te arrebata. Hay casos así, por supuesto, pero el resto necesita explicación para disfrutarlo mejor.
Tu prologuista, el reconocido Néstor García Canclini, se anima a polemizar contigo sobre esa afirmación...
Cuando digo “explicación” no quiero decir tratar el tema de una forma meramente didáctica. Lo que busco es darle al espectador las pautas suficientes para que sepa cómo surge esa obra y por qué está allí.
¿Cuál debe ser la actitud de un periodista cultural frente al artista?
Yo he tenido la suerte de crecer entre artistas, desde muy niña oía sus conversaciones, atenta a saber qué cosas les preocupaban. Esa es una aproximación que he querido tener siempre. Yo sé qué cosa es lo que van a querer decir, sobre qué bases extraer lo más interesante para un lector amplio. Estas entrevistas se han publicado en un medio no especializado, como lo es “El País”, un periódico para todos los públicos. ¿Qué se le pregunta a un artista? Pues las cosas que a él le interesan. Y no, por ejemplo, formular preguntas tipo “¿a usted cómo se le ocurrió ser pintor? Eso crea de inmediato una barrera con el artista. Es necesario tratar de indagar y no preguntar lo evidente.
Lo importante es, como señalas en tu libro, la agenda previa que tiene el periodista. Los temas claves que el periodista busca tratar con todos los artistas. ¿Cuál es tu agenda personal?
Al ver reunidas estas entrevistas, parece que sí tengo preguntas permanentes. Quizás una de las áreas que siempre abordo es la relación entre el artista y el mercado. A veces, la gente se aparta del arte cuando ve un vaso medio lleno de agua que cuesta cinco mil dólares. Es algo que les indigna y les parece una farsa. Claro, las leyes del mercado son muy ajenas a la creación de una obra. Una de las cosas que me preocupan es explicar por qué una obra vale más que su mero valor monetario.
También en tus entrevistas un tema permanente es el lugar del artista en su sociedad. Desde 1985, cuando se publica la primera entrevista del libro, hasta las más recientes,
¿Cuánto crees que ese lugar ha cambiado?
Los artistas plásticos se han convertido en una celebridad desde los años de la postguerra, quizá desde la presencia de Picasso como hombre público, o los reportajes que a mediados de siglo se publicaron sobre Jackson Pollock en LIFE. En los años ochenta, con el boom del mercado del arte, esto se hizo aún mayor. Los artistas tienen una vida algo distinta a la gente normal, sin llegar a ser excéntricos.
De los mayores “monstruos” del arte entrevistados por ti, ¿cuáles te han sorprendido más?
Algunos revelaron durante las entrevistas cosas inesperadas para mí. Richard Serra, por ejemplo. Cuando tú ves por primera vez una de sus esculturas, te enfrentas a una plancha de acero que te obstaculiza el paso. Pero si este hombre brillante te explica que lo que él trabaja es el límite entre la gravedad y el equilibrio de algo tan grande y pesado, forzando las dimensiones hasta el límite, te parece muy interesante. Anish Kapoor, también. Sus obras y planteamientos no necesitan explicación: entras en sus instalaciones abstractas y te sientes dentro del vientre de una ballena. Por supuesto, Joseph Beuys, un personaje de una enorme trascendencia. Paula Rego, una artista escalofriante que demuestra que la pintura aún tiene muchas cosas qué decir.
¿Con Cindy Sherman, artista especializada en transformarse, cómo sabías que entrevistabas a la persona real?
Fácil: La Sherman real es una persona muy sencilla. Por eso tiene esa capacidad de transformación. Dentro de ella hay un monstruo que se adapta e idea personajes. Es una actriz de sí misma. Cuando la conocí, lo primero que pensé de ella es que era un lienzo en blanco.
Cuando entrevistas a Beuys, llegas a preguntarle si siente que ha fracasado al ver cómo el género de la instalación ha sido absorbido por el discurso tradicional del arte.
¿Cuán impertinente debe ser el periodista cultural?
Tiene que haber provocación, sin ofender. Y gracias a eso he obtenido buenas respuestas. Al final, de eso es lo que se trata.
No importa el maestro que tengas al frente, siempre hay que incordiar...
Cuando hice periodismo en Lima, aprendí a ser incisiva. Tanto así que, cuando llegué a España, me decían lo contrario. “A un artista lo entrevistamos porque nos gusta, ¡no para ponerlo en aprietos!”, me decían. Yo creo que no hay que evadir los temas que puedan ser conflictivos. Tienes la obligación de preguntar sobre aquello de lo que todo el mundo habla. Siempre hay un truco: ¡Hacer las preguntas difíciles al final! (ríe).
Sigamos tu consejo. Hace algunos años que ya no trabajas en El País. ¿Crees que entrevistas como las que publicas en el libro ya no tendrían espacio en este diario? ¿La crisis económica golpeó tan fuerte el espacio de la cultura en los medios?
No fue por la crisis. Depende de los directores, editores y el mismo aire de los tiempos. A lo largo de estos años en El País hubo épocas en que se dedicaban 12 páginas a los temas de cultura. ¡Y se nos quedaban cortas! Teníamos redactores buenísimos, todos peleaban por publicar sus temas. Ahora, es cierto que la crisis ha reducido las páginas de los diarios. Evidentemente hay menos espacio para todos. Yo me fui del diario por otras razones, he dejado de ser una redactora fija. Colaboro con ellos de vez en cuando, con más libertad.
LOS ROSTROS
Entre los entrevistados de Jarque se encuentran Joseph Beuys, reconocido artista alemán que conversó con Jarque dos meses antes de morir, así como la fotógrafa norteamericana Cindy Sherman, el escultor Richard Serra y el fotógrafo alemán Helmut Newton.
“Me sentía culpable cuando tenía muy buena acogida. Pienso que si había tanto aprecio era porque algo no funcionaba bien en mí. Yo no reacciono visceralmente, de modo infantil. En el fondo soy una buena chica”.
Cindy Sherman
“Mi gusto por las mujeres varía con el tiempo. Nunca sé qué tipo de mujer me gusta hasta que la encuentro. Las mujeres ideales de mis fotos cambian constantemente, como cambian los temas de mis trabajos”.
Helmut Newton
“Todas esas palabras como vanguardia y arte moderno pertenecen al pasado. Para mí, la idea de arte moderno pertenece al pasado, y no tiene nada que ver con el estado actual de la mente humana”.
Joseph Beuys
“Lo difícil de conseguir diferentes composiciones con cuerpos (muertos) es que están todos en la misma posición. Desde la perspectiva de artista, nunca me ha perturbado la proximidad de la muerte”.
Andrés Serrano