Como consecuencia del crack del 29, la España de 1930 era un país que corría, ansioso y agitado, por su supervivencia, en medio de intensos movimientos sociales y políticos. Lo que pasaba en América ya tenía ecos casi inmediatos en Europa. Diferentes organizaciones de izquierda buscaban su lugar en el nuevo orden que supuso el fin de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, a inicios de ese mismo año. Oliéndolo y analizándolo todo, paseándose por sus calles, conversando con gente en esquinas, bares y cafés, César Vallejo, poeta e intérprete de su tiempo, desarrollaba paralelamente un nuevo proyecto: “Rusia ante el segundo plan quinquenal”, una especie de continuación de “Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin”, libro de crónicas y reportajes en el que describe el funcionamiento de la nueva sociedad soviética, hija de la revolución bolchevique, y analiza al detalle el comportamiento de los rusos en ese contexto. A la vista de la propia coyuntura española, el libro fue un éxito en ventas y se tuvieron que imprimir, incluso, nuevas ediciones.
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“César Vallejo ha estado en el país de Stalin por su cuenta. No ha ido en misión oficial, con ninguna subvención, con ninguna representación de grupo ni de entidad política. (…) No se podrá decir por nadie que escribe este libro obedeciendo mandatos propagandistas”, decía el prólogo en aquel primer libro publicado por editorial Ulises. Gracias al favor de las ventas, a Vallejo le fue solicitado un nuevo libro que escribió con frenesí apenas volvió de su tercer y último viaje a Rusia, según testimonio de Georgette, su compañera. “Es muy interesante reconocer a este Vallejo reportero al que no solo le importaba lo que pasaba, sino cómo era la gente, donde vivía, qué hacía. Él había empezado a desarrollar su trabajo periodístico desde 1926”, nos dice Gerardo Trillo, responsable de la Dirección de Protección de las Colecciones de la Biblioteca Nacional del Perú y entendido en la obra del autor.
Vallejo era un entusiasta hombre de izquierda. “Rusia ante el segundo plan quinquenal” evidencia que estar en aquella tierra por esos días, potenció aquellas emociones sociales e ideológicas. “Pero las domésticas, ¿Existen o no existen en Rusia? ¿Cada cual se sirve a sí mismo? ¿Cada cual se sirve su plato, come y lleva a devolver? ¿Cada cual asea su habitación, vacía su vaso de noche y hace su cama? ¿Stalin se sirve a sí mismo su taza de café? ¿Molotov barre él mismo y friega su dormitorio? Todas estas preguntas se hacen millares de personas en el extranjero, amigos o enemigos de la revolución social”, escribió Vallejo en aquel libro, hoy revalorado. Con ironía, observaba además que en aquella nación, de subsistir los sirvientes, subsistirían también los patrones o señores que la revolución buscaba extirpar. Vallejo no solo habla del aspecto netamente político: su curiosidad periodística lo llevaba a analizar la vida privada –y, con eso, el alma- de la gente.
Sin embargo, a pesar de escribir de manera eufórica y apurada –necesitaba vender esos textos para superar sus problemas económicos-, ninguna editorial quiso hacerse cargo de la publicación. Ulises, la que editó su anterior libro de crónicas, artículos y observaciones sobre Rusia, había quebrado, y remataba muchos de los remanentes a menos de la mitad del precio, con lo cual ninguna otra editorial se atrevía a lanzar al mercado un libro similar. Algunas voces dicen que temían ser repetitivos; otras, que libros con una marcada ideología comunista ya no eran bien vistos por las autoridades. Con la esperanza de que pudiera publicarse en algún momento, Vallejo continuó haciéndole correcciones a su manuscrito original –de 194 páginas- y agregándole una nota final de autor, en 1933. Nuevos rechazos –como el de “Paco Yunque” o su obra teatral “Entre las dos orillas corre el río”-, nuevas angustias y nuevos golpes a su salud y a su estabilidad emocional minarían sus fuerzas, lo que acabaría con su vida en abril de 1938. Nunca vería publicado un libro que, como mayor ironía, solo tras su muerte iniciaría su propia aventura por el mundo.
PATRIMONIO DEL POETA
“Rusia ante el segundo plan quinquenal” fue escrito en Madrid desde fines de octubre de 1931 hasta inicios del 1932. Más tarde, el matrimonio Vallejo volvió al París donde se conocieron. Tras el fallecimiento del poeta, Georgette permaneció allí como fiel guardiana de su legado. Al año siguiente, en 1939, se iniciaría la Segunda Guerra Mundial. Aunque los alemanes llegaron a París en junio de 1940, la viuda del poeta estaba preparada: conociendo el rechazo visceral de los nazis al comunismo, temió que los manuscritos dejados por Vallejo fueran víctimas de insanos saqueos, quema o destrucción, así que se las arregló para llevar todos sus documentos a la embajada peruana en París, donde estuvieron a buen recaudo hasta el fin de la ocupación, según nos cuenta Gerardo Trillo. Junto a su especializado equipo de trabajo, son los protectores actuales de este documento que, desde diciembre, es considerado Patrimonio Cultural de la Nación. “La declaración de Patrimonio es un reconocimiento para una pieza que tiene tanta relevancia que tiene que ser considerada no de alguien o de una institución, sino como parte de la memoria cultural de todos los peruanos, entendiendo que es importante para el país –Nos dice Trillo-. Y también porque ello conlleva la responsabilidad de garantizar que se proteja bien, que se conserve, se restaure, si es necesario, y se difunda. Y eso incluye también una fuerte protección legal.”
En 1951, Georgette se las arregla para llegar al Perú, trayendo los manuscritos del poeta que había resguardado de las feroces huestes de Hitler. Vallejo nunca pudo volver, pero sus palabras sí. En 1965, finalmente, se logra publicar con editorial Labor “Rusia ante el segundo plan quinquenal”, para sorpresa de aquellos que pensaban que ya se habían publicado todos los textos de Vallejo. Sin embargo, después de haber sido llevado a imprenta, el manuscrito pareció sufrir el destino cruel de los anónimos: fue desechado. Durante 40 años no solo se creyeron perdidas estas páginas, sino que simplemente nadie sabía que aún existían o que alguien las había recogido, guardado y cuidado, hasta que aparecieron para venta y exhibición en la Feria del Libro de Guadalajara, el 2004. Aún no se sabe cómo llegaron hasta allí esas páginas tras recorrer miles de kilómetros y sobrevivir a la decepción del poeta y a la furia del dictador alemán.
“No se sabe de otro manuscrito de una obra de Vallejo que haya estado en venta, lo cual lo hace más raro y más preciado. Es un esfuerzo que el estado tenía que hacer”, nos dice Gerardo Trillo. “Que la Biblioteca Nacional tenga este manuscrito nos permite saber más de Vallejo, conocerlo más de cerca, ver sus distintas facetas, acercarnos a sus dudas y sus seguridades. Todo está plasmado en este manuscrito, pues podemos ver sus correcciones, sus tachones, sus anotaciones. Así podemos preguntarnos cuál es el Vallejo que está detrás de ellas.”
Y ya sabemos que de aquel Vallejo inmemorial fueron testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos…
VALLEJO DIGITALIZADO
El manuscrito del libro “Rusia ante el Segundo Plan Quinquenal” puede revisarse en la página web de la Biblioteca Nacional, con solo estar logueado en ella, pues sus 194 páginas han sido escaneadas. Cualquier lector, peruano o extranjero, puede revisarlo on line en este enlace.
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