Claudia Salazar Jiménez (Novelista)
Hay dos libros recientes que quiero recomendar. El primero es el nuevo poemario de Mariela Dreyfus, “La edad ligera: Novela en poesía”. Un libro que busca crear una épica entre los recuerdos juveniles de una generación que crecía en tiempos de violencia y cochebombas. El otro es “El ruido de una época”, de la escritora argentina Ariana Harwicz. Una serie de reflexiones sobre el papel disruptivo de la escritura en tiempos donde el mercado neoliberal parece estandarizar todo. Una poética avasalladora y sin concesiones.
Fernanda Espinoza (Podcaster)
Hace unos días retomé la lectura del ensayo “Cómo acabar con la escritura de las mujeres” de Joanna Russ. Este libro repasa las distintas estrategias con las que la sociedad ha minimizado a las mujeres que han escrito literatura a lo largo de la historia, tales como dudar de la autoría femenina cuando no era común ver libros publicados por mujeres o despreciar los géneros principalmente producidos (y consumidos) por ellas. El marco del 8M nos sirve de excusa para cuestionar el canon literario patriarcal en el que crecimos y cómo leer a mujeres no solo es nuestro lugar seguro, sino también una reivindicación que muchas no pudieron disfrutar.
Javiera Arnillas (Actriz)
“No nací hombre ni mujer. Nací bebé. Necesito tiempo para saber quién soy”. Así inicia “El bebé verde: infancia, transexualidad y héroes del pop”, autobiografía escrita por la artista transexual Roberta Marrero. De lo más reciente que he leído, esta novela gráfica es una lectura que recomiendo en el contexto del 8M, ya que la construcción de la identidad femenina es un proceso complejo que nos atraviesa a todas; a algunas más temprano que a otras, pero a todas en nuestra diversidad. En ese sentido, recomiendo también “Reina” de Elizabeth Duval, escritora trans de la generación Z, que con su autoficción da cuenta de una nueva realidad: mujeres trans que comienzan la transición de género antes de los 18 años y cuya decisión (y la de los padres) es motivo de debate en la actualidad.
Laly Arce (BookToker)
Me encanta sumergirme en libros escritos por mujeres. Desde Sarah J. Maas, que te lleva a mundos de fantasía y personajes femeninos poderosos, hasta Rachel Smythe, que reinventa mitos griegos con personajes entrañables. Y no puedo olvidar a Rupi Kaur, que imprime alma y corazón en cada palabra que escribe. Su visión del mundo es única y cautivadora. A través de sus obras, descubro nuevas perspectivas y me conecto con emociones profundas. Son autoras que no solo cuentan historias, sino que también moldean mi forma de ver la vida.
Mariana de Althaus (Dramaturga)
Este año he leído dos novelas de autoras peruanas; una de Verónica Ramírez, “Casi todo desaparece”, y otra de Claudia Ulloa, “Yo maté a un perro en Rumanía”. Ambas son novelas protagonizadas por mujeres migrantes y relatan un viaje que implica un proceso de reconstrucción personal. En la primera recorremos la vida de una mujer europea que migra al Perú huyendo de una guerra. En la segunda, una peruana que vive en Noruega viaja a Rumanía con un amigo y se rescata a sí misma de la depresión, estableciendo una relación con un perro descartado por el mundo. Orfandad, pérdida y, en medio de todo, un amor casi milagroso, dos novelas que atrapan y sacuden con belleza y profundidad.
Regina Limo (guionista)
Mis lecturas son un tanto desorganizadas. Van de novelones a ensayos médicos. Trato de leer por placer y por curiosidad. “Todo está en tu cabeza” de Suzanne O’Sullivan, sobre la complejidad del dolor psicosomático y las formas en que reacciona el cerebro. “Pachinko” de Min Jin Lee, la historia épica de una familia coreana migrante en Japón. “Marrón” de Rocío Quillahuamán, las memorias de una migrante peruana en España. He releído la delirante novela “Estupor y temblores” de Amelie Nothomb, una autora belga muy sui generis por su humor. Ahora estoy leyendo el último libro de cuento de Mariana Enríquez, “Un lugar soleado para gente sombría”, que combina terror con crítica social; no tiene pierde.