Hace 21 años, Fabiola Vergara se desempeñaba como practicante en la Gran Biblioteca Pública de Lima, en la avenida Abancay. ¿Se imaginó esa jovencita que algún día estaría al mando de la Biblioteca Nacional del Perú?, le preguntamos. “Creo que en realidad estaba pensando en otras cosas –responde riendo–. Pero debo confesar que en mi línea profesional sí estaba la posibilidad de asumir una posición directiva, y para eso me he preparado”.
Designada hace poco menos de un mes como jefa institucional de la Biblioteca Nacional, Vergara Rodríguez concede a El Comercio su primera entrevista en el cargo. Ella es bibliotecóloga de profesión y conoce bien a la BNP, desde dentro, no solo por la mencionada experiencia de juventud, sino porque viene trabajando allí los dos últimos años. Recientemente estuvo al frente de la Dirección de Acceso y Promoción de la Información, y ahora asume la jefatura general de la bicentenaria institución, una con varios problemas por resolver pero también motivadores desafíos.
LEE TAMBIÉN: ¿Lima la horrible o Ciudad Jardín? Un libro reúne a los poetas que le escribieron a la capital del cielo gris
—En julio, el gobierno decidió cesar a Ezio Neyra como jefe de la BNP, pero fue recién en setiembre que se hizo oficial. Luego se ha tenido que esperar casi a diciembre para que usted sea designada. Es resumen, medio año para un traspaso. ¿No refleja eso cierto desinterés por la gestión de la BNP?
No creo que sea exactamente desinterés. Recordarás que en agosto la BNP cumplió 200 años de su creación y durante ese mes estuvimos trabajando varias actividades celebratorias. Luego de ello, efectivamente, hubo jefaturas interinas, pero las direcciones se mantuvieron y creo que eso le ha dado estabilidad e institucionalidad a la biblioteca hasta que se dio mi designación.
—Aunque se han hecho avances importantes en los últimos años, ¿podría mencionar algún aspecto en el que sienta que se esté fallando o que debería arreglarse?
Más que arreglarse, yo diría que hay que considerar que estamos en un nuevo contexto. Lo que hemos vivido en los últimos dos años ha cambiado mucho las formas de socializar, las cuestiones económicas, ha trastocado muchos aspectos de la vida, incluido el encuentro con los espacios culturales y las bibliotecas. Además, hay que reconocer también que existe bastante normativa importante que ha cambiado en estos años. Por ejemplo, la Política Nacional de Cultura, la nueva Ley del Libro, la nueva Ley de Depósito Legal. En enero de este año también se modificación algunas normas del Decreto Legislativo 822, para implementar el Tratado de Marrakech. Entonces creo que la BNP está asumiendo nuevos retos en este nuevo contexto.
—Imagino que la descentralización del Sistema Nacional de Bibliotecas seguirá siendo una prioridad.
Sí, estamos trabajando en la implementación del sistema, con un enfoque en las bibliotecas públicas. Este año se trabajó la primera parte de esa implementación. Ahora toca hacer el análisis, la revisión, la mejor continua. Por otro lado, ciertamente es necesaria que esa descentralización no solamente se dé en los servicios. Hay que considerar, por ejemplo, que la nueva Ley de Depósito Legal que mencioné antes tiene justamente la descentralización como una de sus mejoras. Eso nos va a permitir no solo llegar, sino también recoger, reunir y escuchar todas las voces. Y también está el tema de la política de lenguas originarias, donde la BNP tiene indicadores a los cuales reporta. Además están los servicios de extensión bibliotecaria, como el de las bibliotecas móviles, y la Estación de Biblioteca Pública de Cutervo, que no es solo una biblioteca, sino un espacio de encuentro, cultural, adonde vamos a llevar exposiciones itinerantes. Todo eso lo vamos a seguir fortaleciendo, y por supuesto procuraremos abrir más bibliotecas en todo el país.
—Otro gran proyecto es la remodelación de la histórica Gran Biblioteca Pública de Lima. ¿Cómo marcha eso?
Eso lo estamos trabajando con la Unidad Ejecutora 008 del Ministerio de Cultura. De hecho, la semana pasada nos reunimos para dar nuestros pareceres respecto a lo que debería tener el expediente técnico, que es lo que está preparando el ministerio. Es bien importante que no se nos escape nada, y por eso estamos muy atentos, muy pendientes, para que se reflejen todas las necesidades o lo que queremos proponer, y que así los usuarios tengan el mejor servicio posible. La idea es que la biblioteca de la Av. Abancay se convierta en un modelo de biblioteca que pueda ser replicado por los gobiernos regionales, por ejemplo. Será muy importante para trazar estándares de calidad.
—Podría pensarse que es solo una remodelación de infraestructura. ¿Cómo dinamizar realmente un local con tanta tradición para fortalecer la conexión con el público?
Lo que pasa es que esta biblioteca ya tiene un público que iba habitualmente hasta antes de la pandemia. Ahora nos toca reencontrarnos con ellos, y en esa línea se están modernizando las colecciones bibliográficas para hacerlas más atractivas, y el personal va a ser capacitado fuertemente en temas de mediación lectora, para poder generar propuestas atractivas, innovadoras, que permitan el diálogo con los usuarios.
—¿Cuál es su parecer sobre el siempre polémico tema de los robos en la biblioteca?
Bueno, hay investigaciones que se siguen realizando por instituciones autónomas. Eso va por su lado. Por nuestra parte, estamos poniendo mucho énfasis en el tema de la seguridad y eso pasa por tres aspectos. El primero es la tecnología que se usa, y en ese sentido hemos revisado y estamos muy pendientes de los sistemas de cámaras, cercos perimétricos y controles biométricos para el acceso a los repositorios. El segundo aspecto es el personal: trabajar en la sensibilización sobre la importancia de la seguridad para nuestra institución. Y un tercer aspecto es lo procedimental: es decir, existen directivas, lineamientos, formas de hacer las cosas que reducen estos riesgos. Y no hay que descuidar ninguno de esos tres aspectos.
—Otro tema delicado es el del sindicato. Usted es bibliotecóloga de formación, algo que ellos demandaban desde hace un tiempo. ¿Bastará esto para tener una mejor relación?
Ya he tenido una primera reunión con ellos, a la que me invitaron. La idea es poder trabajar en conjunto, buscar el mayor beneficio para los trabajadores para que eso se vea reflejado en un mejor servicio a la ciudadanía. En esa línea estoy procurando escuchar todas las voces, tener espacios de diálogo, entendido como un espacio en el que nos entendamos todos. Por eso no solo me he reunido con el sindicato, sino también con el Cafae, que es un grupo importante de trabajadores, y también con instituciones de fuera, como el Colegio de Bibliotecólogos y las Escuelas de Bibliotecología.
—¿Es la bibliotecología una profesión lo suficientemente valorada en el Perú?
Creo que estamos ganando algunos espacios. Porque no solo nos desempeñamos en bibliotecas, sino que también trabajamos con información, y otros también con archivos, sabiendo la importancia que tienen los archivos en el país. Hay varios colegas que han tenido una labor destacada y han desarrollado su posicionamiento. La BNP también tiene un rol importante en el apoyo a la profesionalización de la bibliotecología. En ese sentido es que nos reunimos con las escuelas y el Colegio de Bibliotecólogos, como te contaba, para generar sinergias que mejoren la profesionalización de los servicios bibliotecarios, siempre en beneficio de la ciudadanía.
—¿Qué otros lineamientos serán prioritarios en su gestión?
Algo que se ha evidenciado en estos últimos dos años es la necesidad de la alfabetización digital. La gestión pública se está digitalizando y esta transformación podría estar generando nuevas brechas o acrecentando las ya existentes para el ejercicio de la ciudadanía. En esa línea, la BNP también tiene que trabajar mucho en propuestas de alfabetización digital, con miras a que los ciudadanos y las ciudadanas puedan acceder a herramientas digitales. Y no solo el uso en sí mismo de las herramientas, sino el uso de la información. Con ello se podrá mejorar en temas como la calidad de la información o la disminución de los efectos de la desinformación, además de ejercer sus derechos y garantizar la transparencia del accionar del Estado. Por otro lado, volviendo al tema de brechas, un punto también importante ha sido el de la accesibilidad. Nosotros en el local del Centro de Lima tenemos una sala para atención a personas con discapacidad visual. Pero el enfoque de accesibilidad tiene que ser transversal: una persona con alguna discapacidad tiene que ser capaz de venir y ser atendido en cualquier sede de la biblioteca a la que desee acceder. Esos dos temas son importantes de trabajar y tendrán un énfasis en mi gestión.
—Cuénteme un poco sobre su experiencia de practicante en la biblioteca.
(Risas) Eso fue más o menos en el año 2000. Dicho sea de paso, en ese entonces la biblioteca estaba a cargo de una bibliotecóloga, la señora Martha Fernández de López, y acababa de crearse la carrera de Bibliotecología en la BNP, en un acuerdo con la Universidad San Marcos. Yo tuve la oportunidad de trabajar en las salas de lectura, y desde entonces mi carrera siempre estuvo orientada a los servicios. Soy una persona con vocación de servicio, eso es lo mío, me encanta. Trabajé en la sala de literatura, en la sala infantil, en realidad rotaba por todas las salas, así que pude tratar con usuarios diversos y también con la institución y con los procesos bibliotecológicos. Eso fue maravilloso, conocer las joyas de la biblioteca, su historia, más que como espacio laboral, como un espacio formativo. Fue una experiencia que marcó toda mi carrera. Y en ese sentido agradezco de verdad tener la oportunidad de ser la jefa institucional. Me siento sumamente hornada y es una posición que asumo con mucha responsabilidad.
—Finalmente: ¿Qué está leyendo ahora? ¿Le queda tiempo para leer?
Siempre hay tiempo. Ahora mismo estoy leyendo un libro que se llama “Las chicas del campo”, es una trilogía, de la autora irlandesa Edna O’Brien. Una novela muy emotiva y entretenida. Y también estoy releyendo una colección que sacamos aquí en la BNP, “Lectura, biblioteca y comunidad”, en la que los autores reflexionan justamente sobre las políticas públicas, la importancia del libro, la mediación lectora. Me gusta porque de alguna manera dialogo con los autores.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Horrible familia, hermoso final: “Succession” temporada 3 acabó de la mejor forma | CRÍTICA
- Así sonaban los instrumentos que usaban los antiguos peruanos y esta exhibición te lo muestra gratis | VIDEO
- Volvió Ruraq Maki: todo lo que puedes encontrar en la imperdible feria de arte popular
- Henry Vallejo, el director de la película peruana que quiere llegar al Oscar: “Es una suerte de lotería”
- “The Beatles: Get Back”: ¿ver o no ver el documental sobre la banda británica?