Serán, como siempre, 17 días. Sin embargo, muchas otras cosas sí han cambiado en la Feria Internacional del Libro de Lima (FIL Lima), que se celebrará, en su plataforma virtual, del 21 de agosto al 6 de setiembre. Veinticinco años después de su primera edición, el equipo de la Cámara Peruana del Libro (CPL) vuelven a aprender cómo se gestiona una feria desde el inicio. A pensar en el público, en los horarios, en la coordinación de las mesas. El mundo digital es distinto al real, y una primera edición de la feria en la pantalla de una computadora tiene exigencias muy distintas a la que florecía en el parque Próceres de la Independencia de Jesús María.
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“Estamos en un terreno que no es habitual para nadie, nosotros no estamos acostumbrados a este sistema de trabajo y hemos tenido que ir aprendiendo” confiesa el editor Willy del Pozo, presidente de la CPL. Otras ferias editoriales planteadas este año en escenarios virtuales como las de Bogotá o Buenos Artes han abierto el camino con resultados esperanzadores. Asimismo, su institución ha tomado nota de otras formas de trasmitir eventos en vivo, tanto institucionales como empresariales a través de redes sociales. “Todo ello nos ha llevado a todos a adecuarnos al nuevo sistema”. Para Del Pozo, el reto es convertir esa virtualidad ya habitual en tiempos de pandemia, en una plataforma con identidad propia. No por nada la feria limeña es la actividad cultural de mayor convocatoria en el país. Por cierto, el acceso a la feria virtual será libre, un centenar de editoriales e instituciones ya se habían inscrito al cierre la semana pasada.
Como señala el representante del gremio editorial, la plataforma web de la feria presentará dos grandes escenarios. El primero, estará dedicado a la exposición y venta de libros, la promoción de las novedades y la producción de las editoriales locales y extranjeras. El segundo, especializado en las actividades culturales durante las dos semanas de feria, algo similar a lo que desarrolla la feria de manera presencial, con presentación de mesas redondas y conferencias. “Las ferias de Libro virtuales realizadas previamente habían desarrollado solo actividades culturales. Para nosotros es un gran reto poder hacer accesibles en la web la oferta libresca de cien expositores con las actividades culturales”, señala Del Pozo.
Dadas las circunstancias, esas actividades culturales no serán tantas como en una feria presencial, que llegaba a las 900 actividades, sin embargo, el número fijado de 250 eventos difundidos por Facebook Live, Zoom, Vimeo o Youtube, todas de acceso libre, no es nada desdeñable. “Vamos a reducir el número de actividades, pero siempre con la premisa de llegar a nuestro público fiel a lo largo de 25 años”, explica.
-Si me permite un poco de humor negro, la feria celebra sus “bodas de plata” sin plata. ¿Como representante del sector podría medir el impacto del golpe de la pandemia en el sector editorial?
Ha sido un golpe muy duro para toda la cadena de la producción del libro. Las imprentas están sin trabajo pues no hay producción, lo mismo ocurre en las editoriales y las librerías. Ahora vemos la situación con cautela, pero los tres primeros meses fueron muy difíciles. El golpe ha sido tan fuerte que nos hará retroceder cinco años o algo más, dentro del avance que tenía un sector tan vulnerable como el nuestro. Las pérdidas no bajan de un 50%. Una alternativa ha sido los libros digitales, espacio en el cual los editores peruanos no habíamos puesto mucha atención, pues nuestra producción era insignificante, no llegaba al 2% del total.
-¿Una plataforma virtual para esta edición de la Feria del Libro cuánto podrá ayudar a remontar las pérdidas del negocio editorial?
Es un albur, algo novedoso para todos. Hace unos meses no estábamos habituados a las compras en internet, pues siempre íbamos al mercado a elegir, seleccionar y comparar. Ese ha sido nuestro estilo de vida. Ahora la cosa se transforma: los que tenemos más de 50 años nos vimos obligados a aprender a utilizar los servicios virtuales, en los que, obviamente, las generaciones más jóvenes se mueven con mayor comodidad. Estamos aprendiendo a hacer compras, a recibir mercadería a través del delivery, a confiar en quien nos ofrece el servicio. Cuando empezaron las librerías a trabajar con estos servicios, hubo un incremento en sus ventas. Nada significativo si se compara a lo que una tienda te puede brindar, pero es un paso adelante. Nuestra fuerza es la novedad de una primera feria, el interés del lector por los lanzamientos editoriales, la posibilidad de seguir a un autor. Esta feria permite ahorrar tiempo y esfuerzo, además de ofrecer la comodidad de recibir el libro en tu casa, especialmente con nuestros visitantes de provincias. Todas esas razones nos dicen que podremos llevarnos una sorpresa. Este contexto no nos hace muy optimistas, pero el movimiento que se percibe en el último mes nos hace pensar que una plataforma virtual podría funcionar incluso como compañía de las ediciones presenciales de los próximos años.
-¿Qué cambios en el funcionamiento de la feria tendrá su versión virtual? ¿Cambiarán los horarios y el perfil de su público?
Hemos estado conversando sobre estos temas y llegamos a conclusiones. Por ejemplo, horarios que nos parecían muertos como las 12 del mediodía o la 1:00 pm, en el mundo virtual son horarios estelares. Aunque nuestra feria se ha caracterizado por su acercamiento al público joven, que domina a la perfección las nuevas tecnologías, es probable que el público sea distinto. Las estadísticas nos muestran que tenemos mucho público de provincia, y estamos seguros que mantendrán su fidelidad.
-¿Qué plataforma se utilizarán para el comercio ‘on line’?
Trabajamos con Joinnus, empresa dedicada al comercio electrónico, parta alojar las actividades culturales y comerciales. Tienen una amplia experiencia en este tipo de eventos, y creemos que es la más adecuada para nuestra propuesta.
-Si bien es imposible tener expectativas en tiempos de incertidumbre, ¿Qué resultados que arroje la feria le haría sentir satisfecho?
Este escenario es nuevo para nosotros. Quisiéramos trabajar en función a estadísticas o supuestos para cuadrar el tema presupuestal, pero no contamos con información fidedigna. Lo cierto es que los datos que podamos obtener con esta feria virtual serán mucho más consistentes con la data obtenida en las ferias presenciales. Imaginamos un escenario donde las actividades culturales colmen todas nuestras expectativas. Y si en movimiento comercial cumplimos una cantidad mínima, podemos pensar que hemos dado un primer paso. Pero tenemos que aprender a andar en este nuevo camino.
-¿Quiénes serán los invitados internacionales que estarán en la pantalla de la feria?
En la primera semana de agosto los anunciaremos. Podría adelantarte algunos nombres como la brasileña Nélida Piñón, Carla Guelfenbein de Chile o el colombiano Felipe Restrepo Pombo. En lo que se refería al país invitado, hemos guardado las conversaciones con Portugal para un escenario más propicio. En esta edición le daremos una mirada al Perú y sus regiones. Queremos organizar una comunidad, realizar mesas redondas que nos unan como país con miras al Bicentenario.
-¿Hablando del Bicentenario, qué se puede decir de la feria del próximo año?
No se nos presenta tan fácil. No sabemos qué esperar del escenario próximo, si podremos organizar una feria igual a la que teníamos tradicionalmente, con un crecimiento exponencial en cuanto a cantidad de expositores y calidad de actividades. No podemos decir a ciencia cierta si estaremos a un 50, 80 o 90 por ciento de nuestras expectativas. Aún es una incógnita.
LOS VISITANTES INTERNACIONALES
A pesar de lo cautos que son en la feria para lanzar nombres de autores internacionales, fuentes en las editoriales más grandes del medio han compartido su lista inicial con El Comercio. Así, invitados a través de Penguin Random House, los lectores podrán establecer contacto en conferencias virtuales con los escritores argentinos Eduardo Sacheri y Claudia Piñeiro, la brasileña Nelida Piñón, la italiana Andrea Marcolongo, la chilena Carla Guelfenbein, el venezolano Rodrigo Blanco Calderón, la mexicana Lydia Cacho, el francés Frédéric Martel y el celebrado horticultor español Carlos Magdalena.
Desde los predios de la Editorial Planeta se tiene previsto conectarse con otro nutrido grupo de autores, a saber: el filósofo argentino Dario Sztanjszrajberg, los youtubers españoles Natalia y Mayden, y los también peninsulares Francisco de Paula Fernández González, popularmente conocido como Blue Jeans y Megan Maxwell, seudónimo de la autora romántica María del Carmen Rodríguez del Álamo Lázaro.
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