Tomada en el archivo histórico de El Comercio, entre volúmenes de papel encuadernado desde 1839, uno podría decir que la foto que acompaña este texto se tomó en realidad Hogwarts, el colegio donde transcurren las siete novelas de la saga Harry Potter. Es un ambiente de otra época, envuelto en luz cálida, con mobiliario de madera oscura que va desde el suelo hasta el techo. Allí Eliana Gonzales, Alexandra Bravo, Maricarmen Robles y María Paula Robles apuntan sus varitas hacia la cámara; su trabajo no es hacer magia, es entender a los magos. Por eso escribieron “Más allá de hechizos y conjuros” (Garamond, 2024), libro que examina la naturaleza humana en la saga escrita por la británica J.K. Rowling y que 26 años después de su publicación sigue entre lo más vendido en literatura juvenil.
Ellas se conocieron en la Universidad de Piura donde Eliana, profesora e integrante de la Academia Peruana de la Lengua, condujo un club de lectura. Esto eventualmente la acercó a Alexandra y María Paula, estudiantes de psicología, así como a Maricarmen, hermana de esta última y estudiante de administración. En las sesiones surgió el tema Harry Potter, que a su vez las llevó a leer las novelas, a ver las películas. El club tuvo varios miembros, pero ellas cuatro lo llevaron hasta sus últimas consecuencias: escribir un libro. En un principio quisieron enmarcar el texto en torno a los personajes femeninos, pero con el tiempo cambiaron el foco a los valores; cada uno de los 20 capítulos del libro parte de una cualidad (amistad, resiliencia, empatía, liderazgo; etc) y la desarrolla con ejemplos presentes en toda la saga.
“[Harry Potter] ha influido muchísimo cada una de nuestras formaciones, me incluyo”, cuenta Eliana, que conoció la saga en 2001. Con el libro, ella quería educar en valores y virtudes, que el libro aporte algo en este mundo. “Vale la pena que nos detengamos y empecemos a reflexionar también en el otro. Entonces, la saga se presta muchísimo: Harry, un niño que va creciendo, finalmente lucha por algo que no solamente cree justo. Es un altruista que busca el bien común”, cuenta la profesora sobre el protagonista, un niño elegido por el destino cuyos padres mueren para protegerlo de Voldemort, un mago fascista.
“Me encanta analizar a los personajes, entender sus motivaciones”, dice por su parte Alexandra. “Me encanta ver cómo cada uno es muy humano, porque creo que esa es una de las grandes magias de Harry Potter: te presenta personajes que no son perfectos, sino que son humanos y eso engancha mucho con las personas”, añade.
"La saga se presta muchísimo: Harry, un niño que va creciendo, finalmente lucha por algo que no solamente cree justo. Es un altruista que busca el bien común".
Y hablando de personajes imperfectos, durante las relecturas de las novelas para escribir el análisis, las autoras cuentan haber adquirido otra visión de los personajes, como es el caso de Luna Lovegood, una aprendiz de bruja incomprendida por sus dificultades para socializar. “Ella tiene una característica muy particular: es absolutamente empática con los demás, puede entender muy bien cómo se sienten las demás personas y también tiene muchísima resiliencia”, cuenta Maricarmen, quien recuerda el rol del personaje cuando la secuestraron los Mortífagos.
Pero dentro de todos los valores que pueda mostrar la saga, hay una pregunta más vigente que nunca. ¿Es posible disfrutar de estos libros de manera ética? Después de todo J.K. Rowling se ha opuesto a derechos humanos básicos. Las entrevistadas son partidarias de separar la obra de la autora. “Creo que cualquier obra, una vez que es publicada, uno la lee y se vuelve propia. La ha escrito otra persona, pero entra en una etapa muy personal de la vida [en la] que uno adopta las cosas más buenas y que más resuenan con nosotros. […] El fandom de Harry Potter es enorme y tiene personas que son muy buenas y que han tomado la obra y las ha acompañado en momentos difíciles, en momentos de oscuridad en el crecimiento”, sostuvo Alexandra.
“Más allá de hechizos y conjuros” está disponible en librerías.