Nicanor Parra: así fue la larga vida del antipoeta
Nicanor Parra: así fue la larga vida del antipoeta
Juan Carlos Fangacio

Cuando en Chile se preguntaban quién era el mayor poeta nacido en dicha tierra, las voces más convencionales se inclinaban por el Nobel Pablo Neruda y las más vanguardistas preferían a Vicente Huidobro. Hasta que llegó y lo resolvió con toda su grandeza: "Los cuatro grandes poetas de Chile/ son tres: / Alonso de Ercilla y Rubén Darío".

El poeta, que murió ayer a la abismal edad de 103 años, es reconocido sobre todo por su antipoesía, una escritura que él mismo calificó como "estrambótica, más o menos destartalada", pero que destilaba una genialidad asombrosa y un humor del que pocos pueden jactarse. Así, sus versos disparaban para ambos lados por igual: la brillantez elevada y el chiste inmediato. Y eso lo convertía en un escritor de amplia lectoría, totalmente alejado del más impostado elitismo. "Yo no permito que nadie me diga/ que no comprende los antipoemas/ Todos deben reír a carcajadas. / Para eso me rompo la cabeza/ para llegar al alma del lector".

—Contra todo—
Su imagen, de característico cabello blanco y revuelto, lo acercaba más a una mezcla de Albert Einstein y el 'Doc' de "Volver al futuro". Y quizá no sea una relación del todo arbitraria. A Parra lo apasionaban las matemáticas y la física, pensaba tanto en endecasílabos como en ecuaciones y en la teoría de la relatividad. Y cuando estuvo en Europa se familiarizó con la cosmología y el psicoanálisis. Se entiende que su poética se derramara entonces por los bordes más inesperados de la literatura. Tal fue el caso de "Artefactos" (1972), un poemario que se alejaba de la forma tradicional del libro para presentarse a la manera de una caja con más de 200 ilustraciones que contenían mensajes cortos y contundentes del tipo "La izquierda y la derecha unidas/ jamás serán vencidas" o "De boca cerrada no salen moscas". Extraordinario precursor del Twitter y los memes.

Nicanor Parra: así fue la larga vida del antipoeta
Nicanor Parra: así fue la larga vida del antipoeta

A la vez, Parra se caracterizó por no afiliarse nunca a ideologías políticas: lo suyo estuvo siempre más allá del poder de turno y por eso, paradójicamente, se metió en problemas al mismo tiempo con el gobierno de Nixon en Estados Unidos y el de Allende en su propio Chile. Más tarde fue férreo opositor a la dictadura de Pinochet y en plena Guerra Fría se volcó hacia sus "ecopoemas", versos de preocupación ecológica que, nuevamente, lo pusieron varios años por delante de tendencias hoy tan difundidas: fue un poeta verde cuando no estaba de moda serlo.

—Vencer al tiempo—
Más allá de lo anecdótico de su longevidad, que Parra haya superado el centenario dice mucho. Porque conforme pasaban las décadas su trabajo mostró una espectacular capacidad para acoplarse a los tiempos, a las tendencias y a los formatos. Si uno se pregunta qué hubiese escrito Vallejo sobre la perestroika o García Lorca sobre el Partido Popular español, quizá convenga fijarse en Parra y su especial estilo para transformarse y evolucionar de la mano con el tiempo y el contexto.

Hay otro detalle pendiente en su caso: le dieron el Premio Nacional de Literatura, el premio Juan Rulfo y el Cervantes; pero el Nobel le fue negado en más de una ocasión, pues la Academia Sueca, como tantas otras veces, lo pasó por alto. Habrá que aguardar unos años más para averiguar en sus archivos desclasificados la desquiciada razón por la que lo ignoraron: ¿sería por su "sentido del humor alejado de la poesía más intelectual" o por una "falta de compromiso político con su tiempo"? Se intuye que, sea del tipo que sea, el argumento caerá en el rubro de lo ridículo. Se intuye también que Parra reirá a carcajadas.

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