La Biblioteca Nacional del Perú (BNP) tiene colecciones inmensas de manuscritos que datan de los siglos XVI al XX. No hay sino que recordar los más de 4000 manuscritos del mariscal Andrés Avelino Cáceres, que durante mi gestión (2010-2016) en la BNP, fueron encontrados dentro de un basurero en la azotea de la Gran Biblioteca Pública de Lima.
Esa era una modalidad de robo. Ocultarlos en la basura, aunque bien empaquetados para que no se malogren. La documentación provenía de una zona restringida y de la propia bóveda de la Institución. ¿Cómo llegaron al techo? ¿Quién los trasladó ahí?
Para el Poder Judicial peruano, estas no eran preguntas relevantes pues archivó el caso. Como los manuscritos no llegaron a salir del edificio, la Fiscalía argumentó que el delito no se había consumado.
Y por lo tanto no habían responsables pese a que sí existían altos funcionarios concretos de la BNP que tenían este archivo bajo su responsabilidad y custodia directa. Al final del día, uno no tiene idea cuál es la verdadera dimensión del monstruo de la corrupción dentro del Estado, contra la cual uno está luchando.