Es difícil hallar en el cine nacional una figura de tan fuerte personalidad artística como Armando Robles Godoy, al margen de las opiniones que tengamos sobre su obra. Fue el primero de nuestros directores que se consideró un autor en todo el sentido de la palabra: bajo ciertas convicciones e influencias forjó una serie de películas muy particulares que en los años sesenta y setenta significaron los únicos referentes cinematográficos peruanos dentro del ámbito internacional. Otra de sus facetas –quizá menos conocida, pero asimismo fundamental para el desarrollo del séptimo arte entre nosotros–, es su labor de crítico en el diario “La Prensa” durante 1961 y 1963. Por ello es valorable el rescate de esos textos dispersos por parte de Emilio Bustamante –docente universitario e investigador al que debemos una minuciosa historia de la radio en el Perú (2012)–, quien los ha reunido y estudiado en “La batalla por el buen cine”, volumen imprescindible para comprender las motivaciones e ideas del cineasta de “La muralla verde” (1970).
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