Tenía la pegada más dura pero también una quijada de cristal. Bob ‘El Bombardero’ Satterfield tenía a su contendor Rex Layne contra las cuerdas, derribándolo con su brutal gancho izquierdo. Era el primer asalto y la cuenta llegó a ocho. Layne se levantó, retomó la pelea y poco a poco empezó a controlarla, hasta que noqueó a Satterfield en el octavo asalto. Fue el 9 de marzo de 1951, y para el boxeador de peso pesado no hubo remontada. Nunca luchó por el título y se retiró con un récord de 50 victorias, 25 derrotas y 4 empates. Fue un perdedor pero el público lo quería. Nadie pegaba como él, decían.
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Cuarenta años después, un policía lo reconoció durmiendo en la calle. Conmovido, le pasó el dato a John Joseph Moehringer, un periodista de “Los Ángeles Times”. El entonces bisoño redactor salió a buscarlo previa revisión en la hemeroteca para documentarse sobre el ídolo. Mientras le invitaba a Satterfield almuerzos a lo largo de semanas de conversaciones, el exboxeador le fue contando cómo trabó amistad con Miles Davis y cómo le presentó a Muhammad Alí la chica que se convertiría en su primera esposa.
J.R. Moehringer se sintió orgulloso del texto que publicó con el título de “El campeón ha vuelto”, hasta que días después una colega de espectáculos le puso contra las cuerdas: un certificado de defunción afirmaba que su reciente entrevistado llevaba 20 años muerto. Fue un golpe a la quijada del reportero. Buscó a su contertulio y este le juró que sí, que él era Satterfield. Lo sometió a un test con preguntas que solo el veterano luchador podría saber, y se las respondió perfectamente. ¿Estaba ante el boxeador real o ante un genial impostor?
El resultado de sus nuevas pesquisas junto con lúcidas reflexiones se publicaron en 1997, un gran reportaje donde el autor trazaba, a través del boxeo, una metáfora de la vida, con sus golpes y su épica necesidad de lucha, algo mucho más interesante que la verdadera identidad del supuesto ídolo del boxeo. Titulado “Resucitando al campeón”, el trabajo no solo reencaminó su carrera, sino que le valió ser finalista del Pulitzer al año siguiente, y su adaptación al cine tuvo como protagonista a Samuel L. Jackson.
El mundo según Harry
El premio Pulitzer llegaría poco después, en el 2000, luego de publicar “Cruce de fronteras”, artículo en el que J. R. Moehringer examinaba un remoto pueblo fluvial de Alabama que albergaba a descendientes de esclavos.
Para la crítica, “El bar de las grandes esperanzas” es su mejor obra. Una novela que resulta fácil confundir con una autobiografía, donde el periodista comparte sus problemas de infancia, la difícil relación con su madre y su lucha con el alcohol. Si bien la novela se convertiría en un ‘best-seller’, este éxito no se compararía al conseguido por él en el misterioso campo de la escritura fantasma, tras redactarle al tenista Andre Agassi su reveladora autobiografía titulada “Open”, considerada una de las mejores memorias deportivas de todos los tiempos, así como asistir al fundador de Nike, Phil Knight, con “Shoe Dog”, su libro de memorias.
Tras ello, su fantasmal pluma fue convocada para dar forma a las memorias del príncipe Harry. Si bien el hijo de Diana de Gales es conocido por su verbo poco fino, en su autobiografía “En la sombra” las palabras fluyen con una maestría envidiable. El libro se lanzó en Reino Unido y Estados Unidos el 10 de enero, y alcanzó casi un millón y medio de ejemplares vendidos el primer día.
J. R. Moehringer no es oficialmente un “negro literario” como se dice en España. Aunque no sale en la portada del libro editado por Penguin Random House, todos saben que lo escribió él. Y si bien la crítica literaria en los diarios anglosajones se ha dividido, todos reconocen que se trata de un libro brillantemente escrito. De otra forma, resultaría insoportable el reporte de un príncipe que confiesa cómo perdió la virginidad, como esnifó su primera raya de cocaína, las razones por las que se disfrazó de nazi, la pelea con su hermano mayor en el suelo de la cocina, o sus reflexiones tras matar a 25 combatientes talibanes en su servicio militar en Afganistán.
J. R. Moehringer ha encontrado una fórmula original para hacer buena literatura: Como lo hicieron Velásquez y Goya con la corona española, el francés Jacques-Louis David con Napoleón o sir Joshua Reynolds con el Rey Jorge III de Inglaterra, el brillante periodista se ha convertido en un contemporáneo retratista de la corte. Más allá de lo lucrativo del personaje, el autor se entrega con sumo profesionalismo a un retrato literario muy bien hecho, al gusto del poderosísimo cliente, miembro de las realezas británica, deportiva o corporativa. Retratos por encargo, ciertamente, pero de innegable talento y fuerza literaria. La prensa española cuenta que el autor en la sombra ha cobrado más de un millón de libras por su trabajo. Vistos los ingresos de ventas, ha sido un buen negocio. Una biografía contada por J. R. Moehringer vale su precio.
Un escritor fantasma de lujo convierte en oro las memorias de un joven príncipe. Sería divertido ver el texto en bruto de Harry y compararlo con el texto final. Pero quizás ese privilegio cueste más que un millón de libras.
El libro de los récords: Las cifras le sonríen al príncipe
Según información oficial de la editorial Penguin Random House, “En la sombra”, el libro de memorias del príncipe Harry de Inglaterra, ha alcanzado los 3,2 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.
De esta venta global, 2,5 millones corresponden a la edición en inglés, sea en formato impreso, electrónico o audiolibro. Se trata, pues, de un verdadero récord, como el libro de no ficción más rápido en venderse en la historia.
Las comparaciones son odiosas pero sirven al análisis: si de las memorias del expresidente estadounidense Barack Obama se vendieron 890 mil ejemplares el primer día, el libro del nieto de Isabel II alcanzó 1′400.000.
La editorial ha colocado 100 mil ejemplares en América Latina. En el Perú, a pesar de su precio ( 99 soles), ya se encuentra entre los más vendidos.