Hay que remontarnos a “Los últimos días de La Prensa” (1996) para encontrar una novela tan divertida y convincente de Jaime Bayly (Lima, 1965) como la que acaba de publicar con apreciable revuelo mediático. “Los genios” es una ficción histórica centrada en el célebre puñetazo que Mario Vargas Llosa propinó a su hasta entonces gran amigo Gabriel García Márquez en enero de 1976. Este incidente, enigmático por la negativa de sus protagonistas a hablar sobre sus causas, exacerbó el morbo de lectores y biógrafos durante décadas; y es justamente el morbo la materia que Bayly trabaja con mejores resultados. Lo demuestran “No se lo digas a nadie”, desenvuelta novela en clave donde uno puede identificar sin esfuerzo a periodistas, futbolistas y actores, o “Los últimos días…” que examina la decadencia de un periódico y de una clase social basándose en personajes y hechos reales reconocibles, apenas maquillados.
Asimilando las lecciones de Vargas Llosa, Bayly ha acometido una aplicada investigación para poder mentir con conocimiento de causa, y lo hace por medio de una ruda irreverencia que no respeta honras, prestigios ni trayectorias. No tiene la menor intención de presentarnos a estos genios con rigor histórico, sino mas bien desde la caricaturización que distingue sus últimas novelas y columnas. Este recurso funciona de manera desigual, pero sin que el libro pierda la chirriante amenidad que lo atraviesa de principio a fin. En ciertos episodios, como el de las hemorroides que martirizan al autor de “La ciudad y los perros” o los preparativos para ese bodrio de excepción que fue la primera versión fílmica de “Pantaleón y las visitadoras”, el trazo grueso es bastante eficaz y faculta a Bayly para alcanzar alturas humorísticas que hacía mucho tiempo no rozaba.
Por lo demás, el libro está escrito con más cuidado que sus entregas precedentes, en ocasiones heridas por descuidos propios de quien redacta a vuelapluma. Es notorio que Bayly ha sopesado el valor del tema que tenía entre manos y ha maniobrado su concreción formal con pulcritud, al margen de ciertas reiteraciones innecesarias que solo obstruyen el elocuente fluir de lo narrado.
Dicho esto, el mayor defecto de la novela es la evidente disparidad entre los capítulos dedicados a Vargas Llosa y a García Márquez. Los del peruano exhiben aquella mirada que humaniza al ídolo, incluso arrastrándolo hacia los terrenos del ridículo y el escarnio (por ejemplo, lo pinta como un termocéfalo que resuelve toda controversia a puño limpio), pero a la vez insistiendo en su condición de fabricante de obras maestras, en su sobrehumana disciplina a la hora de asumir la tarea literaria. Los del colombiano, en cambio, carecen de esa cercanía y ahondamiento. El García Márquez de “Los genios” es un conjunto de resabidos tópicos: el hombre campechano, supersticioso, con la frase ingeniosa en la punta de la lengua, bailarín de vallenatos y dueño de una filosofía tropical que le permite (casi) siempre terminar bien parado. Nada que trascienda el lugar común ni que aporte algo original a la imagen que tenemos del fabulador de Aracataca.
Novela imperfecta, ligera, pero entretenida hasta el tuétano, “Los genios” resulta la prueba de lo que Bayly es capaz cuando encuentra el idóneo caldo de cultivo para desarrollar su desparpajo implacable y hundir su mordaz escalpelo. Lectores solemnes, abstenerse.
Jaime Bayly. Los genios.
Galaxia Gutenberg, 2023. 240 pp.
Relación con el autor: ninguna.
Valoración: 3.5 estrellas de 5 posibles.
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