Antes de morir, a Julio Ramón Ribeyro le quedaba pocos cuentos por narrar. Apartando la ficción de su vida, la única historia que le interesaba era la suya, por lo que dedicó su último año de vida a la construcción de su futuro legado, editando su diario personal y preparando una autobiografía. Estaba decidido ganar la carrera contra el ‘cangrejo’, como él llamaba al cáncer que lo aquejó hasta el fin de sus días.
Pero su característica habilidad para dejar proyectos inconclusos se antepuso, y meses antes de su fallecimiento, en un acto de premonición, cogió un ejemplar de su recién publicado libro “Cambio de guardia” (1994), y escribió una dedicatoria a un joven periodista de 25 años: “Para Jorge Coaguila, mi crítico y biógrafo oficial”.
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“En ese momento, supe me había delegado ese encargo. Era un peso grande que fui cumpliendo con paciencia”, comenta Coaguila, quien ha dedicado más de veinte años de su labor profesional a recolectar información, fotos, entrevistas entre otros materiales publicados en libros como “Ribeyro, la palabra inmortal”, “Las respuestas del mudo” o “Penúltimo dossier”.
Misión cumplida
Fue recién en el 2021 cuando el periodista presentó la obra que culmina la labor encomendada: “Ribeyro, una vida”. El voluminoso texto de 600 páginas persigue la noble misión de ofrecer una visión objetiva del mitificado escritor peruano. Un intento por devolverle al hombre detrás de las letras su humanidad y su lugar en la historia.
“Era bastante incómodo escuchar durante varios años: ‘¿cuándo sale la biografía?’ Yo quise sacar un libro a la medida de mis posibilidades. Por ejemplo, viajé España y Trujillo, entrevisté a parientes cercanos y otros personajes claves que fueron cercanos en su vida. En el camino por desgracia iban falleciendo, ya sea porque eran contemporáneos o con mayores que él. Entonces fue un trabajo que demandó muchas energías”, dice sobre esta experiencia.
No obstante, consciente de que la complejidad de la obra podría desalentar a los más jóvenes, Coaguila se unió al ilustrador de este Diario, Víctor Aguilar Rúa, para crear una versión más accesible en formato de cómic. Así, sin perder el rigor y la precisión, nace esta obra simplificada que busca acercar a una nueva generación a la figura de El Flaco, como lo llamaban sus familiares y personas cercanas.
Una entrevista a Julio Ramón Ribeyro, rescatada del olvido por Coaguila.
Una vida en imágenes
Sobre la técnica empleada, el artista comenta: “Usé un estilo entre figurativo y caricaturesco, procurando que los personajes reales fueran lo más parecidos a cómo los recordamos [en el imaginario colectivo]”.
La novela gráfica relata los acontecimientos en orden cronológico, desde su nacimiento en el barrio Santa Beatriz, las penurias económicas que experimentó en Europa, sus labores como intérprete de noticias en la agencia France-Presse, sus desenfrenos y abusos con el tabaco y el alcohol, hasta su fatal desenlace en el Instituto de Enfermedades Neoplásicas.
Esta secuencialidad ayuda a entrelazar su vida con sus relatos, que según el mismo Ribeyro afirmaba tenían poco de ficción y mucho de realidad. “El libro tiene detalles poco conocidos de cómo germinaron algunas de las obras de Ribeyro. Eso me motivó, ya que había que recrear pasajes de su vida, así como de sus textos”, agrega Aguilar.
A poco de conmemorar 30 años desde su fallecimiento, esta obra sirve como preludio para adentrarnos en su trabajo y comprender su vigencia en el presente. Como sugiere Coaguila: “Los peruanos simpatizamos con Ribeyro porque tenía la figura del “perdedor”, aparentaba ser una persona frágil por su figura delgada. Aunque su legado va mucho más allá de su imagen. Él fue muy cuidadoso y fino al escribir, caracterizándose por usar una estructura clásica y marcado por un escepticismo filosófico que lo convirtieron en el literato más querido a nivel nacional”.
La historieta ilustrada por Víctor Aguilar Rúa saldrá a la venta en todas las librerías a nivel nacional a partir del miércoles 10 de mayo.