Jorge Pimentel (Lima, 1944), uno de nuestros últimos poetas mayores en actividad. (Foto: Manuel Melgar)
Jorge Pimentel (Lima, 1944), uno de nuestros últimos poetas mayores en actividad. (Foto: Manuel Melgar)
José Carlos Yrigoyen

Quizá la más hermosa sorpresa literaria de este año tan duro sea la caja que ha confeccionado Lustra Editores en homenaje a Jorge Pimentel (Lima, 1944), uno de nuestros últimos poetas mayores en actividad. Se trata de un magnífico artefacto que incluye ediciones revisadas y aumentadas de libros canónicos como “Ave Soul” (1973) o “Tromba de Agosto” (1992), conjuntos que resumen con excelsa brillantez los postulados teóricos de Hora Zero, célebre movimiento de vanguardia que Pimentel y Juan Ramírez Ruiz fundaron hace cincuenta años. En efecto: sus composiciones rescatan los principios del poema integral y la renovadora implantación del lenguaje callejero y popular, decisiva para la tradición contemporánea peruana. Poemas antológicos como el sublime Balada para un caballo, El lamento del sargento de Aguas Verdes, Trombosis o Edificio Nacional son parte del legado de un poeta inconforme, rebelde y estremecedor, semejante a un violento relámpago que surca la noche quieta.

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