El IX Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) del 2023 se desarrollará en la ciudad de Cádiz y ya no en Arequipa. Del 27 al 30 de marzo, en el principal foro de nuestro idioma, se escuchará flamenco, mas no el yaraví. La decisión, anunciada ayer por Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española (RAE), se tomó después de un pleno de urgencia. Como se informó un día antes, luego de que miembros como nuestro Nobel Mario Vargas Llosa advirtieran que la crisis social que atraviesa el país tras el infeliz autogolpe de Pedro Castillo haría inviable el congreso, tras la reunión y frente a la prensa, la autoridad de la RAE habló por todos: “No se dan las mejores circunstancias para que se celebre allí”, dijo utilizando un suave eufemismo tras sacar a la Ciudad Blanca de la ecuación.
La solución encontrada por la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) para albergar el congreso fue elegir la ciudad de Cádiz, al extremo sur de España, manteniendo sin modificaciones, como aseguró Muñoz Machado, el programa de actividades que pone énfasis en el mestizaje y la interculturalidad, aprobado para la cita en la Ciudad Blanca. “Quizás tengamos que añadir alguna mesa o alguna conferencia que tenga que ver con España”, agregó el académico, quien aclaró que resultaba imposible postergar por más tiempo un evento que en el 2022 ya había modificado su cronograma a causa de la crisis sanitaria.
Junto con Muñoz Machado, en la rueda de prensa celebrada en el local de la RAE en Madrid, participó virtualmente el actual presidente de la Academia Peruana de la Lengua, Eduardo Hopkins Rodríguez. En declaraciones a este Diario, el especialista en literaturas hispánicas resaltó la importancia de Arequipa como centro cultural, y lamentó que, tras ser cancelada como sede, se perderá también el turismo internacional y local que se había previsto. “Todo esto nos perjudica en lo cultural y en lo económico. Como expliqué en la reunión de ayer [miércoles] en la ASALE, tenemos el presupuesto asignado por el Estado, contamos con el apoyo de la Universidad Nacional de San Agustín, de las autoridades de la región y de empresas arequipeñas de primer orden. Expliqué también que el grupo de trabajo estaba en plena organización, pero una buena parte de la ASALE manifestó que no vendrían por considerar que las condiciones de seguridad eran impredecibles”, afirma el académico.
Así, los 250 invitados internacionales que se esperaban han debido cambiar el destino de su boleto. A fines de marzo, en los días del Congreso de la Lengua, el restaurado Teatro Municipal de Arequipa, elegido previamente como epicentro del evento, permanecerá vacío. Ojalá que de aquí a tres años, en una próxima edición del CILE, Arequipa se encuentre en “las mejores circunstancias” para no dejar pasar, de nuevo, esta oportunidad.
Contar la desilusión
Todo está consumado. En los pasillos de la Cancillería, responsable local de la organización del Congreso Internacional de la Lengua, el sentimiento que se vive tras el retiro de Arequipa y la elección de Cádiz como nueva plaza, es de profunda desilusión. No es para menos: han sido años bordando fino, convenciendo autoridades, negociando presupuestos, cumpliendo con todos los requisitos, para que la organización del mayor foro de nuestro idioma a realizarse en la Ciudad Blanca resulte impecable. Pero nada se puede hacer contra la realidad. “Hemos trabajado con mucha responsabilidad, pero lamentablemente las circunstancias han sido adversas. Confiamos que el décimo congreso se lleve a cabo en Arequipa y que sea magnífico, porque Arequipa tiene todas las condiciones para que así sea”, afirma Alonso Ruiz Rosas, coordinador del CILE en esta ciudad.
En efecto, todo estaba listo para que del 27 al 30 de marzo, además de las jornadas de trabajo del congreso, se realizaran en Arequipa exposiciones, presentaciones de libros, novedades editoriales, conciertos y espectáculos teatrales. Se esperaba la asistencia de 250 conferenciantes y ponentes internacionales, entre académicos, escritores, lingüistas, historiadores, pensadores, editores, creadores, profesores, periodistas y científicos. Ya se habían anunciado nombres: el colombiano Héctor Abad Faciolince, los nicaragüenses Sergio Ramírez y Gioconda Belli, el mexicano Jorge Volpi, el argentino Martín Caparrós. También el reciente ganador del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales Eduardo Matos Moctezuma, el neurobiólogo Rafael Yuste o el economista José Luis García Delgado.
Palabra de invitados
Por supuesto, los invitados lamentan el drástico cambio de destino. Consultada por este Diario, la poeta Gioconda Belli comenta: “Tenía mucha ilusión de volver a Arequipa, habría sido un escenario magnífico para el congreso, pero creo que hay que dejar que la solución de esta crisis en el Perú y el retorno a la paz sea la prioridad del país en este momento. Yo espero que el idioma se exprese en el diálogo necesario para sanar estas heridas, que haya otro tipo de ‘congreso de la lengua’ entre los peruanos y que las palabras encuentren soluciones verdaderas. Estoy segura que más adelante habrá tiempo para que académicos y escritores descubran la maravilla que es Arequipa”, afirma.
Para Santiago Roncagliolo, escritor peruano radicado en Barcelona, invitado también al congreso, la cancelación resulta una noticia muy triste: “Reafirma que no estamos en las mismas condiciones que los países de nuestro entorno. Que debemos solucionar cosas muy básicas que otros dan por sentadas”, señala. Como advierte el autor de “Abril rojo”, desde un plano más simbólico, cancelar un congreso de la lengua equivale a declarar que las palabras ya no valen nada. “Hablar se ha vuelto un lujo que no podemos permitirnos”, se apena.
Por su parte, la académica Eliana González, doctora en Lingüística Hispánica por la Universidad de Navarra y catedrática de la Universidad de Piura, lamenta la oportunidad perdida porque, a su juicio, pierde no solo una ciudad como Arequipa sino todo el Perú. “En el congreso iba a abordarse el mestizaje y la interculturalidad, temas que no debemos dejar de hablar en un país como el nuestro, mestizo, en esencia”, dice.
Como nos explicó Eduardo Hopkins, presidente de la Academia Peruana de la Lengua, tras la decisión unánime de cambiar la sede a una ciudad española, solicitó a sus pares que se hiciera una parte del congreso en España y otra en Arequipa, pero su propuesta no fue aceptada por razones de carácter organizativo. Los directivos de las Academias se enfrascaron en la búsqueda de una nueva sede. Como lo informó la prensa española, las opciones fueron Cádiz, La Rioja y Salamanca, y tras consultar la disponibilidad del Rey de España, quien tradicionalmente inaugura el evento, se optó por la ciudad andaluza.
De entre las malas noticias, rescataremos del incendio dos aspectos positivos: el primero, que el congreso en tierra andaluza mantendrá la estructura, los contenidos, participantes nacionales y todo lo que se había avanzado en la organización de las discusiones y las mesas diseñadas para Arequipa; lo segundo, como destaca Hopkins, es que en la reunión de las academias, tras proponer que el próximo congreso se realice en Arequipa en 2026, los presentes declararan de forma unánime, la voluntad favorable de proponerlo oportunamente.
Tristeza en Cancillería
Pero al interior de Torre Tagle, fuentes que pidieron mantener reserva se mostraron sorprendidas. Hasta la noche del miércoles, en negociaciones con el Instituto Cervantes se manejaba la propuesta de que ambas ciudades, Arequipa y Cádiz, compartieran la organización, con un programa en que la Ciudad Blanca mantenía un programa cultural sustantivo. Por ello, el anuncio del director de la RAE inclinándose solo por la ciudad andaluza no estaba en los cálculos. “Prevaleció la opinión de la mayoría de académicos y el aval de las 23 academias nacionales reunidas”, reconocen. En esa reunión, la Cancillería no tuvo presencia. Y si bien se espera que próximamente se retomen los contactos oficiales, ya en Torre Tagle se acepta tácitamente que el tema de la doble sede ha dejado de ser viable.
Funcionarios del ministerio sospechan que, en la decisión de cancelar la sede mistiana influyó, además de la previsible preocupación de los académicos, la posición de la Academia Mexicana. “México tiene una posición muy radical, sobre todo después de declarar persona non grata a su embajador”, nos señalaron. Al parecer, las academias también sufren presiones internas en un contexto político incómodo.
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