Desde hace más de dos años la imagen de una pequeña vizcacha se convirtió en obsesión para Roxana Valdivieso. Veía asomar el rostro bigotudo de este roedor andino en manchas de pintura y sus largas orejas parecían emerger hasta del mármol que decora su casa barranquina. Con el tiempo, el pequeño animalito se convirtió en el protagonista de “Las aventuras de Sami”, primer cuento infantil de la recordada intérprete de éxitos ochenteros como “Carmín” y “Corazón cuarteado”. “Siempre escuché decir a los escritores que los personajes te hablan y guían la historia ¿Cómo será eso?, me preguntaba. Hasta que me sucedió con los animalitos. Cada uno tiene su voz propia y peculiaridades”, afirma.
Para ella el proceso que la hizo retomar dos de sus grandes pasiones, la escritura y el dibujo, fue largo y lleno de aprendizajes. “Ocurrieron cosas tristes en el camino, como el hecho de que mi esposo y mi hijo mayor se quedaron varados en el exterior”. Valdivieso pasó cinco meses solo acompañada por Mateo, el menor de sus hijos. “Si yo pude presentar las 80 hojas iniciales que tenía el cuento fue porque él me puso un plazo para terminarlo”, sostiene. Ahora, con el libro en sus manos, la novel escritora ya piensa en nuevas aventuras no solo para la vizcachita Sami sino también para otros animales peruanos que se encuentran en riesgo de extinción.
A usted la conocemos sobre todo como intérprete. ¿Desde cuándo escribe?
Siempre he sido muy lectora. Si hay algo que debo agradecer a mis padres es que me inculcaron esto desde muy pequeña. Nosotras vivíamos siempre moviéndonos por el mundo haciendo y perdiendo amistades por los cambios de colegio. Los libros eran los únicos que no cambiaban, era siempre el amigo perfecto. En el colegio las clases en las que siempre me iba bien eran composición, escritura y caligrafía, nos hacían escribir cuentos. Tal vez influyó mucho el haber pasado gran parte de mi infancia en París, allí se lee mucho. Para mí eso era algo natural. El gran salto fue empezar a escribir canciones, que fue toda una revelación. La verdad, tuve mucha suerte. Después de esa linda experiencia en la música conocí a Lucho Llosa, mi esposo, y empecé a trabajar como guionista para algunas series de televisión, me involucré en eso y empecé a escribir libretos. Además, participé activamente en la dirección de arte dentro del mundo de la televisión, en musicales de teatro y en las escenografías.
También estudió diseño.
Elegí diseño gráfico dentro de la carrera de Artes plásticas, en la Católica, en lugar de entrar al Conservatorio de Música. Estaba en esta dualidad, era buena en las dos cosas, pero mi madre me aconsejó que estudiara lo primero. Tenía 17 años.
Escribir canciones y libretos no es lo mismo que estructurar una historia para un libro. ¿La literatura estaba en sus planes?
Creo que todo lo anterior que hice ha sido como un entrenamiento. Sin querer, sin saber a dónde me estaba conduciendo. He tenido la suerte de haber estado expuesta no solo a muchas culturas sino también a grandes maestros, artistas, cantantes, actores, bailarines que tenían tanto que contar. Nunca me sentí parte de todo este mundo artístico sino que lo admiraba, lo observaba y absorbía lo que veía. Siempre me gustó contar historias, pero nunca me había propuesto escribir nada parecido a una novela o un cuento. Eran solo ideas que tomaba para inventarle relatos a mis hijos cuando eran chiquitos. Pero cuando ellos crecieron y se fueron a estudiar fuera del país empecé a tener cada vez más tiempo para mí y volví a lo que siempre hice, que es escribir y dibujar. Tenía mucho más tiempo para hacerlo. De pronto, las cosas dentro de mí empezaron a funcionar mejor.
¿Cómo escogió a los protagonistas de su primer cuento?
Un buen día, después de haber empezado a hacer unos dibujos para unas tarjetas de Navidad, unas llamas y vicuñas que vi en Cusco, empecé a interesarme por los animales del Perú y me desperté con la idea de una vizcachita que había encontrado un huevo muy grande. Eso fue en el 2019. Se lo conté a mis hijos y la idea les encantó y me dijeron ¿por qué no lo dibujas? Entonces, a medida que investigaba me di cuenta de que muchos animales peruanos estaban en peligro y empecé a hacer mis bocetos. La vizcacha fue la primera que apareció en mi cabeza. Las he visto en mis viajes a los Andes y para mí era un animalito muy familiar. Del suri, que es el ave que nace del huevo que encuentra Sami, sabía poco. Investigando supe que en Perú quedan solo unos 350 ejemplares. Pero también que hay otros animales que están en igual o mayor peligro como el oso de anteojos y el tapir.
Es importante que los niños conozcan esta realidad.
Los adultos debemos proteger nuestro ecosistema y la vida silvestre. Pero los niños también deben tomar conciencia del peligro que corren nuestros animales, sobre todo aquellos que no viven en el campo. Muchos ni siquiera tienen idea de que estos animales existen. Me pareció que sería bueno que los niños puedan tener historias de los animalitos de su propio país y no solo de lugares lejanos. Además, cuando se habla de los que habitan en Perú solo se menciona a los auquénidos. La mayoría de los que tenemos pasan desapercibidos como el gato de los andes, el zorro andino o el cóndor.
¿Ellos podrían ser los protagonistas de sus próximas historias?
Mi idea y mi sueño es que haya muchas más aventuras con nuestros animales. En “Las aventuras de Sami” la misión de la vizcachita es salvar al huevo del que nacerá Surito, quien se convertirá en su mejor amigo, pero allí también aparece el zorrito Culpi, otro amigo al que el protagonista conocerá. Y así como él aparecerán otros que vivirán nuevas experiencias. En realidad hay muchos que pueden aparecer, no sé exactamente en qué orden, pero ahí están.
La historia de su libro tiene un final abierto. ¿Habrá una saga con el protagonista?
Debo decir que esto de hacer guiones me ha servido mucho (ríe). Es lo que quiero y está en mi cabeza. Con este libro que acaba de salir ya me la creí y sé que puedo hacerlo. Haber interesado a una editorial como Penguin Random House me hizo sentir que estaba levitando. Yo fui a hablar con el editor para mostrarle lo que había hecho, mis dibujos y los escritos que tenía, con la intención de pedirle algunos consejos. Pero él me dijo que teníamos que publicarlo. Todo este proceso ha sido un descubrir para mí.
Muchos cuentos han sido llevados a los escenarios. Con su experiencia ¿esa es una posibilidad para usted?
El otro día me preguntaron porque no me animé a hacer música para el cuento. Eso me hizo reflexionar, si yo soy cantante cómo no he pensado en eso. Y sí, creo que se me ha abierto una ventana. Ya hasta me estoy imaginando instrumentos que se pueden utilizar para el brinco de la vizcachita y Surito entre las rocas. Llevarla al teatro podría ser posible, porque esta historia es como una semillita. Creo que para mí sería muy fácil ponerle música. Podría hacer hasta un guión teatral o una animación.
¿Hay algún lugar específico que le ha servido de inspiración para crear las acuarelas que ilustran este cuento?
He mirado una cantidad enorme de fotos y videos de la puna, los valles y quebradas. Todo lo que está ahí lo he recogido de lo que visto y lo he mezclado con mi imaginación. Mi animalitos viven en medio de lugares escondidos, cuevas, grutas. Todo lo que hecho en este proceso ha sido aprender. Nunca tuve clases de acuarelas, lo que he hecho ha sido algo así como una técnica mixta. He experimentado con todo. Todo este proceso ha sido liberador. Ha ido como quitándome capas que me contenían de alguna manera, no me estaba permitiendo a mí misma ser creativa. En este sentido solo me he sentido libre de verdad cuando componía en el estudio, qué felicidad. Esto de contar mi historia con mis dibujos es un equivalente. Me he permitido explorar, romper el papel, volver a empezar, pintar encima. Con el texto sí he tenido más orientación y he aprendido muchísimo, pero nadie me cuestionó por qué quería escribir sobre una vizcacha, por ejemplo.
Ha recuperado entonces no solo libertad creativa sino también su propio lenguaje visual.
Es que esa es mi herramienta más pura. Sale directamente del corazón y la cabeza, tanto en escritura como en dibujo. Creo, además, que todo esto lo ha permitido la edad que tengo ahora. Todo lo que he vivido me ha hecho confiar más en mi instinto, en esas ganas de tener siempre algo que decir, que dar y compartir. Y compartirlo con los niños es un regalo muy grande porque de alguna forma puedo contribuir a que ellos se acerquen un poquito más a los libros.
Leérselo a sus nietos sería otro regalo.
¿Te imaginas? Mis hijos dicen que para eso falta mucho, pero yo los voy a esperar. Ser abuelita sería para mí lo máximo, mi sueño completo. Pero las cosas llegan en su momento, tal como llegó Sami.
Más información: La presentación del libro se llevará a cabo el 21 de setiembre, a las 7:30 p.m. Participa, además de la autora, el periodista y escritor Raúl Tola. Se transmitirá por las redes de Penguin Perú.
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