Ser niño siempre fue peligroso. Muchos varones y mujeres a temprana edad han sido víctimas de crímenes atroces a lo largo de los siglos. Los derechos que hoy les reconocemos recién empezaron a ver la luz a finales del siglo XIX e inicios del XX. Para los incrédulos esta frase del célebre estudioso y pensador social estadounidense Lloyd de Mause lo confirma, “cuánto más se retrocede en el pasado, más bajo es el nivel de la puericultura y más expuestos están los niños a la muerte violenta, el abandono, los golpes, el terror y los abusos sexuales”. La cita -tomada del libro “Historia de la infancia”- es recordada en “¿A quién le importa?” y es uno de los textos fundamentales que su autora, la periodista Teresina Muñoz- Nájar, revisó para introducirnos a una problemática terriblemente actual, la violación a menores de edad.
La publicación nace a medio camino de los trabajos técnicos realizados por una comisión investigadora del Congreso. Muñoz-Najar fue convocada en junio del 2018 para formar parte de ella y junto a un grupo de valiosos profesionales se abocaron a descubrir el entramado social y legal que implica ser víctima de la violencia sexual ocurrida en organizaciones públicas o privadas. Para este libro se tomaron en cuenta tres casos emblemáticos: lo ocurrido en el colegio Héctor de Cárdenas que tiene como protagonista a su fundador Juan Borea Odría; el abuso sufrido por un niño durante cinco años a manos del scout Jean Carlo Castro Bazán; y las casi 200 niñas awajún y wampis violentadas en Amazonas, dentro de las escuelas pertenecientes a la Ugel de Condorcanqui. Cada uno de ellos resume una realidad enorme y lo que pasa en cientos y miles de otros casos.
Después de un año de investigación y de todo lo que descubriste ¿qué fue lo que más te sorprendió?
Lo que no me deja de sorprender hasta ahora es la cantidad de casos que hay y el poco interés que todos tenemos en que se resuelva. Pero sobre todo las entidades públicas y privadas encargadas del tutelaje de niños y adolescentes. Me sorprende que ocurra en colegios con niños pequeños. El poco interés que le damos al tema de la educación sexual. Cómo funciona una entidad del estado como el Instituto de Medicina Legal, que tiene una precariedad, un hacinamiento… todos juntos, víctimas y victimarios, esperando una cita, es horrible.
Tu libro se divide en tres partes y cada una de ellas lleva por denominación una sola palabra que engloba la dimensión del problema: abuso, estigma e invisibles.
En “Abuso” se aborda el tema de los tocamientos indebidos con el caso del colegio Héctor de Cárdenas que ya todos conocemos. “Estigma” es sobre los scouts, donde el responsable ya está en la cárcel, un hombre joven que ha sido condenado a cadena perpetua. Pero todo ese proceso, el tiempo que pasó, el hecho de que todos se lavasen las manos me pareció de terror. Cuando ocurren estas cosas, los clubes deportivos, los colegios, las asociaciones, deben asumir su responsabilidad. Los niños no son un juguete ni objetos. “Invisibles” enfoca los abusos que sufren las niñas en Condorcanqui, que están casi abandonadas a su suerte.
¿Crees que en una sociedad tan indolente como la nuestra es posible hallar justicia para ellos?
Solo cuando se trata de flagrancia el estado actúa con celeridad. En cambio cuando se trata, por ejemplo, de lo ocurrido en el Héctor de Cárdenas o en otros colegios donde ya pasó el tiempo, cuando los niños no hablan hasta que son adultos como en el caso Sodalicio, dentro de la iglesia católica o de las iglesias evangélicas, entre otras, el tema de la justicia es complicado. Todos dudan.
“Es el único crimen donde no se le cree a la víctima”, se puede leer en tu libro…
La justicia actúa, tarda, pero en estos temas muchas veces no estamos preparados. La mayoría de los actores de la cadena de justicia no está preparada para atender niños y adolescentes.
Supongo que oíste el caso de la niña italiana que tuvo que grabar a su agresor para que crean que había sido abusada por ese sacerdote…
Terrible, cada vez se ven cosas más espantosas. A nosotros, a la comisión también la criticaron cuando tocamos temas relacionados con la religión. Es la ola conservadora que cree que nos queremos tirar abajo a la iglesia católica. Pero no se trata de eso. Se trata de no tapar el sol con un dedo.
Tuviste un problema con Juan Borea por tu participación en la comisión. ¿Qué sucedió exactamente?
Entrevisté a un testigo, Adrián Revilla, un amigo de Borea, yo lo grabé y él me grabó también. Y al día siguiente le entregó la grabación. Y él dice, claro, que yo ya tomé partido, que me retire porque no soy imparcial. Pero la comisión no es una fiscalía. También quiso retirar a Alberto De Belaunde -presidente y principal impulsor de la comisión- por haber opinado en un periódico y haberlo llamado abusador.
¿Cuál es el destino del informe final en el que trabajaste?
El informe pasó primero por la comisión y fue aprobado por mayoría. De ahí el siguiente paso es que debe llegar a la agenda del pleno, debe ser discutido, leído y aprobado. Sería increíble que no lo aprueben. La comisión terminó el 25 de julio, me parece No estuve en la ampliación de 20 días, salí como un mes antes. Es un proceso burocrático imagino, pero no llegó a entrar al pleno por el cierre del congreso.
¿Existe posibilidad de cambiar a una sociedad sexualmente violenta como la nuestra?
Con la educación sexual por delante, sí. Debe haber prevención, claro. Las leyes, las penas, todo puede cambiar, pero si no cambia la mentalidad de las personas no cambia nada. La violación sexual es un acto de poder, por eso este cambio se debe de dar sobre todo en los varones. Hay que reformular, como dicen todos los especialistas, las masculinidades, saber qué nos está pasando como sociedad. Estos abusos que hemos investigado no suceden en el ámbito privado sino en espacios públicos. Ahora es un problema de derechos humanos.
Contra la violencia
Otros tres importantes libros que abordan el tema de la violencia son parte de la feria Ricardo Palma:
-“La mujer que hablaba sola”, Melba Escobar.
Sobre las dificultades de ser mujer en un país machista.
“Primero muerta”, Lorena Álvarez.
Recrea sonados casos de feminicidio y cómo funciona la mente criminal.
“Las hijas del terror”, Rocío Silva Santisteban
Poemas sobre el dolor, la crueldad y la indiferencia que sufren las mujeres.
Más información
Lugar: sala Antonio Cisneros de la Feria del Libro Ricardo Palma. Dirección: parque Kennedy, Miraflores. Horario: hoy, 8 p.m.