Hay pocos temas más complejos, y por ello tan difíciles de abordar, como la irrupción de la violencia y la crueldad adultas en el mundo de la infancia. No escasean obras en nuestra tradición que lo han tratado con brillo: el conmovedor “Warma kuyay” de Arguedas, la relación paternofilial del Esclavo en “La ciudad y los perros” o “Todo lo que tengo lo llevo conmigo”, ese opresivo cuento de Katya Adaui. Romina Paredes (Lima, 1987) es otra escritora que recoge el duro desafío de sumergirse en la mirada de los niños cuyo paraíso es destruido por el miedo y las heridas visibles e invisibles que les infligen los mayores. Una de las novedades del fin de la cuarentena es su debut, “Famulus”, puñado de cuentos que indaga en un horror doméstico siempre latente, hasta que ataca con furor e impiedad.
Contenido sugerido
Contenido GEC