Aunque con cierto retraso, finalmente esta semana se terminó de aprobar, mediante Decreto Supremo, el esperado reglamento para el fortalecimiento y posicionamiento del ecosistema del libro y la lectura, en el marco de lo establecido en la Ley Nº 31893, también conocida como Ley del Libro.

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Fueron en realidad dos reglamentos complementarios, publicados en dos días consecutivos –martes 23 y miércoles 24 de abril–. El primero, del Ministerio de Cultura, abordaba cuestiones como el observatorio del ecosistema del libro y la lectura, o los estímulos económicos que se destinarán al sector. El segundo, publicado por el Ministerio de Economía y Finanzas, se centraba específicamente en los beneficios tributarios de la ley.

En opinión del editor y comunicador Pedro Villa, especialista en políticas del libro y la lectura, el reglamento tiene muchos aspectos positivos, como el hecho de hacer explícito el uso del Fondo Nacional de Democratización del Libro y de Fomento de la Lectura (Fondolibro), de donde saldrán los recursos para los estímulos económicos para el sector.

“Eso es algo que viene de atrás. El Fondolibro se crea con la aprobación de la ley anterior, la 31053, del año 2020. Son S/16 millones para acciones de fomento de la lectura que ya se están aplicando de manera interesante, y que ahora van a poder llegar a más agentes del ecosistema del libro, de una forma ordenada”, explica.

Otro punto fundamental de este reglamento, y donde habrá que realizarse un seguimiento para su cumplimiento cabal, es el desarrollo de bibliotecas públicas a lo largo de todo el país. “Se les está imponiendo a las municipalidades y gobiernos regionales esta obligación de tener bibliotecas públicas, que me parece importantísimo. Allí habrá que hacer un trabajo de vigilancia desde el Estado y la sociedad, porque ya hay un presupuesto para hacerlo”, explica Villa.

El reglamento de la Ley del Libro también considera a los libros electrónicos.
El reglamento de la Ley del Libro también considera a los libros electrónicos.
/ YASUYOSHI CHIBA

MÁS AVANCES

Por otra parte, el tema de los beneficios tributarios para el sector fue uno de las cuestiones por las que más se negoció durante años. Para Villa, el reglamento aprobado es bastante claro sobre el tema, por lo que no debería haber ningún cuestionamiento al respecto.

Entre los beneficios tributarios destaca, en primer lugar, la exoneración del IGV a la importación o venta de libros, que en esta ocasión se ha extendido a los libros digitales, para que no quede ninguna duda de su condición.

En segundo lugar, destaca la aprobación del denominado reintegro tributario a favor de las editoriales. “Esto es algo que se esperaba tener desde hace bastante tiempo. Y si bien por ahora tiene una vigencia de tres años, creo que se podrá ver de manera positiva cómo se aplicará en el mediano plazo”, opina el especialista.

Como tercer punto en el tema de los beneficios, aparece la exoneración del Impuesto a la Renta a las regalías por derechos de autor, que además incluirá a los traductores.

“Si bien este reglamento tiene mecanismos de control claros, también simplifica el trámite. Y en mi opinión esto va a permitir que muchas micro y pequeñas empresas empiecen a acceder a beneficios como el del reintegro tributario. Eso me parece un punto esencial porque va a dinamizar el sector, sobre todo en estos tiempos de recesión”, afirma Villa.

El escenario en general, a decir de Villa, es positivo. “Otro de los avances es justamente la implementación del Observatorio del Ecosistema del Libro y la Lectura, y eso nos va a dar cifras para medir cómo se irá avanzando –señala el experto–. Finalmente, hay que pensar en las leyes y en las políticas como un trabajo de progreso; algo que se deberá ir evaluando o corrigiendo en el camino”.