Meghan Markle junto a su esposo el príncipe Harry. La actriz recibió el apoyo de otras celebridades tras su entrevista con Oprah Winfrey. (Foto: AP/Frank Augstein, File)
Meghan Markle junto a su esposo el príncipe Harry. La actriz recibió el apoyo de otras celebridades tras su entrevista con Oprah Winfrey. (Foto: AP/Frank Augstein, File)
/ Frank Augstein
Czar Gutiérrez

Fue como una de esas demoliciones controladas por la colocación de material explosivo en puntos estratégicos del edificio: bastaron dos horas en el ‘prime time’ de la televisión norteamericana para ir minando cada uno de los cimientos de la institución insignia de la monarquía británica. Racismo, desplantes, pensamientos suicidas, omisión de socorro y una profunda decepción por cada uno de sus integrantes: a medida que la actriz le contaba sus desventuras a , la demolición de la casa Windsor se sentía en el aire. Los dos adelantos habían anunciado una explosión, pero fue una hecatombe.

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Sin duda, la zona cero del cataclismo ocurre cuando Markle refiere que “hubo preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura que podría ser su piel cuando naciera”. Se refería a Archie Mountbatten-Windsor, primogénito de la pareja que pasará a la historia por ser el primer Windsor mestizo. A su turno, Harry confirma esos comentarios, pero se niega a identificar a quienes lo profirieron. “Es una conversación de la que nunca voy a hablar, fue chocante”, sentencia el hijo de Diana de Gales, la princesa de corazones cuyo carisma, popularidad e identificación con el estado llano –el pueblo-- le granjearía serias diferencias con la cúpula.

HONESTIDAD BRUTAL

“Meghan Markle, mi amiga desinteresada, vive su vida, y predica con el ejemplo, con empatía y compasión. Me enseña todos los días lo que significa ser verdaderamente noble. Sus palabras ilustran el dolor y la crueldad que ha experimentado. Conozco de primera mano el sexismo y el racismo que las instituciones y los medios utilizan para vilipendiar a las mujeres y a las personas de color para minimizarnos, quebrantarnos y demonizarnos. Debemos reconocer nuestra obligación de condenar los chismes maliciosos e infundados y el periodismo sensacionalista. Las consecuencias para la salud mental de la opresión y victimización sistémicas son devastadoras, separatistas y, con demasiada frecuencia, letales”.

Lo escribió Serena Williams y fue la primera estrella en extender su solidaridad con la todavía duquesa de Sussex. “Estoy muy orgullosa de ti por ser tan valiente. Sé que nunca es fácil. Eres fuerte, tanto tú como Harry. Te amo. Te adoro”, remató la tenista. Mientras tanto, en torno a los hashtags #OprahMeghanHarry y #BlackWomenAtWork se nuclearían millones de tuits y mensajes de Instagram. “La polaridad es precisamente el problema. La diferencia de trato entre Meghan y Kate (Winslet) es uno de los ejemplos más claros de la misoginia en juego y es un recordatorio de que, si pueden hacerle eso a una duquesa, qué le estará sucediendo a las mujeres negras todos los días”, retuiteó la actriz y cantante afroamericana Gabrielle Union, al tiempo de decir que siente “en el alma” el distanciamiento entre Harry y su hermano William.

“¿Sabes por qué las mujeres negras le creen a Meghan? Porque sabemos exactamente cómo son las micro agresiones. Y cómo lentamente te van enloqueciendo”, escribió Nina Parker, presentadora de televisión conocida por su ‘extrema sinceridad’. Será otra tenista, la venerable Billie Jean King, quien se pronuncie sobre un aspecto no menor del diálogo dominical: “Entre las revelaciones de la entrevista de Meghan y Harry está la lucha de Meghan con la salud mental. Se espera que su honestidad conduzca a una mayor aceptación y más ayuda para quienes la necesitan”. La duquesa confiesa que su salud mental empeoró durante su primer embarazo, que sus pensamientos suicidas eran “muy claros, reales y constantes, tanto que daban miedo”.

REINA DEL ÉTER

Pero hubo más: mientras la comediante Sarah Silverman, fiel a su estilo, ironizaba —”Harry debería tomar el apellido de Meghan”—, la periodista Megyn Kelly se preguntaba: “¿Meghan Markle no tenía idea de que la Reina era diferente a una celebridad de Hollywood? ¿Y nunca buscó en Google a Harry? Umm...”. Y, como no podía ser de otra manera, no tardaron en aflorar los cuestionamientos a la monarquía británica. “Meghan fue la mayor oportunidad de la Corona para el cambio, la regeneración y la reconciliación en una nueva era. No solo maltrataron su luz, sino que la perdieron”, dijo , la joven poeta que ya anunció su postulación a la presidencia de los Estados Unidos el año 2036. En esa línea, la telegénica Meghan McCain sentenció: “La monarquía ha sido un concepto arcaico y tóxico desde 1776”.

Sin embargo, no todos se mostraron precisamente conmovidos por la pareja. La nota disonante vino del periodista británico Piers Morgan: “Esta entrevista es una traición absolutamente vergonzosa a la reina y a la familia real. Esperaba todas estas viles y destructivas tonterías egoístas de Meghan Markle, pero que Harry la deje acabar con su familia y la monarquía de esta manera, es vergonzoso”, escribió quien fuera columnista de The Sun y, antes, editor del Daily Mirror criticado y forzado a pedir disculpas públicas. Y en medio de tanta conmoción, destáquese la naturalidad con la que Oprah Winfrey extrae las cargas de profundidad de sus invitados: su calidad como “reina de todos los medios” permanece intacta.

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Entrevista con Sharon Liese, directora de "Transhood". (Fuente: El Comercio)
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