No suena, habla. Desplegando un sonido que se armoniza entre el violín, la viola de gamba y el contrabajo, el violonchelo es el instrumento más cercano a la voz humana. Una espiga de metal lo sostiene, las piernas del ejecutante aprisionan su cuerpo de madera de abeto. Para que el sonido —esa vibración sostenida que puede ser muy brillante y muy pastosa— se derrame frotando las cuerdas del arco. El caracol, la voluta, el clavijero, el puente, el cordal, la espiga y esos dos orificios en forma de efe ubicados en la tapa superior lo han convertido en un objeto de culto. Y cuando las cerdas —de crin de caballo macho mongol y preferentemente de color blanco— se tensan para extraer su ‘voz’, todo ya es espectacular.
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Por eso Johann Sebastian Bach, Vivaldi, Luiggi Boccherini, Schumann, Brahms, Mendelssohn, Ravel, Debussy, Bach o Rostropovich lo adoptaron como su instrumento fetiche y el bajo continuo en sus composiciones de cámara. Y aunque la extrema moral oscurantista en determinado momento prohibió que las mujeres lo tocaran —se consideró un pecado que lo tuvieran entre las piernas—, proliferan las ejecutantes. La mexicana Lorena Lira, por ejemplo, cuya calidad transita en torno al devenir mnémico, la representación plástica y audiovisual. Formada en comunicaciones y arte audiovisual en las universidades del Claustro de Sor Juana y Nacional de Villa María, es la primera invitada internacional del 30° del Festival Internacional de Jazz que organiza el ICPNA.
VIBRATOS Y GLISSANDOS
El espectáculo inicia con “Liwf Wuti”, show de videoarte generado precisamente por Lira para una pieza de video y flauta en vivo planteada como un diálogo entre imagen en movimiento, sonido y el poder evocativo que puede generar semejante simbiosis. El peruano Camilo Ángeles es el encargado de complementarla con su música gracias a un trabajo performático que se deberá focalizar en la relación del cuerpo y la ampliación del espectro tímbrico del instrumento. Con una extensa actividad musical en Argentina, México, Brasil, Uruguay, Chile, Colombia, Sudáfrica y EE.UU., Ángeles compone y dirige proyectos propios y participa como flautista en diferentes formaciones de cámara.
Luego se presentará el austriaco Noid Haberl, violonchelista, compositor y artista sonoro especializado en improvisación, instalaciones de sonido, videoarte y composiciones para orquesta. Graduado en violonchelo y matemáticas por la University of Music and Performing Arts de Viena, ha alternado en el circuito experimental vienés con Klaus Filip, Dieb 13, Billy Roiz, Burkhard Stangl y Angelica Castelló. Organizador y curador de todas las ediciones del legendario Festival Reheat de Kleilehof, promete un show preñado de solos para violonchelo, partituras de improvisación y uso de instrumentos híbridos. Ruta que también explora Fil Uno, violonchelista y performer peruano cuyo álbum solista “Violonchelo solo” plasma una meticulosa investigación técnico intuitiva de su instrumento.
El también autor de las bandas sonora de “Indios Antropófagos”, que se expuso en la 58 Bienal de Arte de Venecia, y de la película inglesa “Nipples To The Sky”, precederá la aparición de Violeta García, violonchelista, improvisadora y compositora de Buenos Aires cuya profusa actividad en el circuito la ha convertido en la gran animadora de la escena experimental latinoamericana. Integrante de numerosos ensambles de música contemporánea —Nicotina es Primavera, El devenir del Río, Blanco Teta y Monótonos Truenos—, ha fundado del sello TVL-REC dedicado a la publicación de los sonidos más revulsivos del acontecer experimental latinoamericano. En suma, todo un duelo de armónicos, vibratos y glissandos que suben y bajan progresivamente de tono en un festival que por longevidad y potencia ya es emblemático.
EL DATO:
El festival se transmite los días 21, 24, 26 y 27 de agosto a las 9 p. m. en vivo por Facebook e Instagram del ICPNA Cultural.
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