Antes de conectar con el canto, Adrián Bello encontró su voz en la escritura. De niño, volcaba sus emociones más intensas en textos personales y catárticos, que más tarde transformaría en canciones. Así nació su primer disco, “Apprentice”. Su segunda producción, “Bailemos en la sala”, fue igual de íntima, pero musicalmente más exploratoria. Ahora, el turno es de “Multicolor”, el trabajo artístico del que se siente más orgulloso.
“Este disco tiene una esencia y un concepto mucho más claros. Es como un pop indie, pero con influencias de mis anteriores producciones. Con este trabajo, mi identidad musical se ha definido de manera más clara. Hay un par de temas que me encantan especialmente, ambos sobre mi relación con la música: ‘Punto de comparación’ y Qué lindo cantar’. Son canciones emotivas y mis favoritas del disco”, destaca el artista nacional.
“Mis canciones parten de algo personal pero intentan apelar a vivencias que tiene todo el mundo, a conectar o desconectar con alguien”, aclara.
El tema principal, que comparte el nombre del disco, es festivo y habla sobre la importancia de fluir y ser feliz. En el videoclip participaron artistas como Jely Reátegui, Wendy Ramos, Merly Morello, Diego Rivera, Lorena Blume, Cristóbal Arbornett, entre otros. La dirección estuvo a cargo de Giuseppe Falla y la producción de Roy Muroya.
“En este trabajo hay apariciones de gente a la que quiero un montón y que me prestó un día de su vida para participar en este video y ayudarme a comunicar este mensaje bonito de ‘Multicolor’”, asegura.
Adrián es sobrino de la versátil cantautora Cecilia Bello Angosto y tataranieto de Claudio Rebagliati, compositor y violinista, responsable de restaurar, armonizar y orquestar la actual versión de la Marcha Nacional del Perú con la aquiescencia de su compositor José Bernardo Alcedo.
Evolución creativa
Bello reconoce que, del artista de 24 años que se inició en la música sin grandes expectativas y solo buscando ser feliz, aún conserva ese espíritu soñador. Sin embargo, ahora se siente mucho más fortalecido, orgulloso y confiado en su obra sonora.
“Mientras uno va explorando, creando y haciendo cada vez más canciones, te vas como fortaleciendo y lo que quieres comunicar se va haciendo más claro y sólido”, señala.
La música le dio al versátil artista mucho más de lo que buscaba. Pintó de colores su vida e iluminó sus momentos más oscuros. Ahora es un artista que brilla y que solo busca crear y seguir encontrándose a sí mismo.
“El arte me salvó porque me llevó a un lugar donde nunca me siento completamente solo; siempre fue como un refugio para mí, un lugar donde me sentía acompañado. Cuando estoy triste o me siento mal, me reconforta. Ha sido una gran compañera a lo largo de mi vida” asegura.
Desde hace más de 10 años, Adrián mantiene un romance con el actor y director Bruno Ascenzo, quien se ha convertido en un soporte importante en su vida.
“Es la persona en la que me apoyo tanto en los momentos felices como en los tristes, cuando me va bien y cuando me va mal. Muchas de mis vivencias las he compartido con él. Incluso, me ha dirigido en un par de videos y me ha ayudado a grabar. Nos apoyamos mutuamente”, enfatiza, destacando el gran momento personal y profesional que vive.
“Estoy en una etapa en la que me siento contento y satisfecho en general. Estoy mucho más sólido y preparado para lo que venga. Ya no me afectan los comentarios negativos como antes. Estoy satisfecho con lo que he construido tanto en mi vida personal -con mi familia, amigos, y pareja- como en mi vida profesional, con mi música y proyectos”, sentencia.