Alejandra Guzmán, eternamente bella... e imposible [PERFIL]
Alejandra Guzmán, eternamente bella... e imposible [PERFIL]
Michael Zárate

Los años 90 son difíciles de imaginar sin el torbellino que significó , parte de una generación de artistas mexicanos que sencillamente arrasó en América Latina. Este último sábado, tras veinte años de ausencia, “La Guzmán” pudo presentarse en Arequipa y esta noche, miércoles 9, lo hará en Lima. Mientras tanto, acá queremos recordar la prolífica carrera de la “Reina de corazones”… y sus vínculos con Italia.

Comencemos viéndola en este video con el tema "Bello imposible", en una presentación de 1989, un año en el que todavía no era muy conocida en nuestro país. Pero lo cierto es que ella estuvo habituada a los escenarios desde muy chica, pues Gabriela Alejandra Guzmán Pinal es hija de la realeza artística mexicana. Su padre es el ídolo de los años 60 Enrique Guzmán (de quien hablaremos en otro momento) y su madre es la actriz Silvia Pinal, protagonista de la época de oro del cine mexicano y a quien de seguro muchos recordarán por su longevo programa Mujer, casos de la vida real.

Ahora vean a la pequeña Alejandra en su primera aparición en TV en 1968, cuando apenas tenía dos meses de edad y sus padres discutían sobre si llamarla Alejandra o Gaby.

Como señala su sitio web oficial, Alejandra Guzmán trató de muy joven de incursionar en proyectos musicales mexicanos que luego conocerían el éxito, como Garibaldi, Flans y Fresas con Crema. Sin embargo, su madre, Silvia Pinal, no le permitió participar en estos porque quería que ella terminara primero lo que en México llaman “la preparatoria” (la educación media superior).

Luego de insistir mucho, la oportunidad llegó cuando el productor español Miguel Blasco decidió apoyarla en su álbum debut, “Bye mamá“, lanzado en 1988 y que incluyó Bello imposible como la primera canción del lado B. “Bello, bello imposible, con esos ojos negros tan meridionales. Bello, bello invencible, con esa boca peligrosa de besarse“, dice el inicio del tema, cuya adaptación fue atribuida –según figura en el disco– al enigmático seudónimo de “Panamá Italia”.

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