Dice una de las consignas más repetidas de Internet: “Haters gonna hate”. Que se traduce como “los odiadores van odiar”. Y odiarán sí o sí. Hagas las cosas bien o las hagas mal. Te equivoques o tengas éxito. Seas hombre o mujer, mayor o menor de edad, tengas fama o no. Le está pasando a Billie Eilish, por el gran pecado de haber ganado cinco Grammys el último domingo (batiendo el récord de ser la persona más joven en conseguirlo y la primera mujer, además).
La han criticado por su vestimenta y hasta le han pedido que se mate, en los casos más extremos. Comentarios que los más curtidos en la materia podrían ignorar por completo, pero que no parecen una simple broma teniendo en cuenta que la cantante estadounidense apenas tiene 18 años cumplidos y ha atravesado, según confesión propia, por duras crisis depresivas que le provocaron pensamientos suicidas en algún momento.
¿Qué conduce a la gente a destilar tanto odio? La figura del ‘hater’ en redes sociales tiene características propias de la red: normalmente es anónimo, por ejemplo, y tampoco tiene motivaciones demasiado concretas. Como si odiara por algún impulso misterioso e incontrolable.
Ya hace unos meses Eilish se había sincerado sobre las críticas que recibía por sus atuendos holgados y extravagantes. La razón para vestirse de esa manera la confesó en un video para la marca Calvin Klein: “[Así] nadie puede tener una opinión porque no han visto qué hay debajo. Nadie puede decir ‘ella es muy delgada’, ‘no lo es’ o ‘tiene el trasero enorme’. Nadie puede decir nada porque no lo saben”.
El silencio o la risa
Hace 11 años, durante la gala de los MTV Video Music Awards, una jovencísima Taylor Swift se convertía en víctima del ‘bullying’ pero no por la red, sino en vivo y en directo. Mientras recibía un premio, el rapero Kanye West subía al escenario para quitarle el micrófono y decirle que quien merecía ganarlo era Beyoncé, no ella.
El gesto estupefacto de Swift solo pudo revertirse con el correr de los años. Canciones suyas como “Mean” y “Shake It Off” hablan del odio al que ha tenido que enfrentarse no solo en dicho episodio, sino a lo largo de toda su carrera.
Pero los casos de Eilish y Swift (artistas muy jóvenes, eso sí) son solo dos ejemplos más entre la enorme cantidad de famosos que a diario tienen que lidiar con la mala entraña de la gente. De Anne Hathaway a Michelle Obama, de Jennifer Lopez a, incluso, la activista sueca Greta Thunberg, cuya fama no tiene nada que ver con el espectáculo, sino con la defensa del medio ambiente, pero igual tuvo que encarar feroces ataques. Y apenas con 16 años de edad.
Las formas de asumir las críticas también son diferentes. La actriz Kelly Marie Tran, quien se enfrentó a una oleada de ciberacoso tras su papel en la cinta “Star Wars: los últimos jedi”, tuvo que cerrar su cuenta de Instagram para poder encontrar algún tipo de paz. En otros casos, el humor parece ser la mejor arma para enfrentar el odio. “En Internet puedes encontrar muchísima gente a la que no le gustas –dijo la actriz Tina Fey cuando recibió un Globo de Oro en el año 2009–. Me gustaría mencionar a algunas de ellas: BabsonLacrosse, puedes irte al carajo. DianeFan, también puedes irte al carajo. Cougar Letter, tú realmente puedes irte al carajo porque me estuviste persiguiendo todo el año”. Las risas del público sirvieron como gesto liberador en esa oportunidad.
Y aunque, lógicamente, no todas las reacciones frente al odio son las mismas, sí parece haber otra consigna básica para resistir los embates: “Don’t feed the troll”. Ignorarlos es casi siempre la mejor de las fórmulas.