No lo sabremos nunca, pero vale preguntarse cómo reaccionaría Bob Marley frente a Maluma. O escuchando a Daddy Yankee insistir interminablemente con el estribillo “a ella le gusta que le den duro”, por citar parte de una letra más o menos publicable. Mulato que llegó al mundo un 6 de enero de 1945 en un suburbio de Kingston, que de niño se quemó un ojo trabajando en una fundición y luego, escuchando a Curtis Mayfeld llevó el desarrollo del ska hacia el rocksteady hasta alumbrar en reggae, seguro que Bob Marley no la pasaría bien en estos tiempos tan sexistas y procaces.
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Porque el asunto medular aquí es la indigencia lírica. Musicalmente hijo del reggae, del dancehall y del hip hop con sazón hispana, todo indica que el reguetón se fue fraguando lenta pero irremediablemente en medio de las inmigración antillana para construir el Canal de Panamá a finales de los años 70. Inmigrantes de Martinica, Barbados, Dominica, Guadalupe, Trinidad y Tobago y demás antillas llevan el reggae hasta las esclusas. Para una aclimatación que fructificaría localmente en los ochenta en forma de roots reggae, reggae bultrón y reggae soca en manos de precursores como Rasta Nini, Calito Soul y DJ Wasanga.
El círculo se cierra cuando el rapero Vico C –que andaba haciendo hip hop en español en Puerto Rico— lanza su primer single “Bomba para afincar” (1991). Ese sería el detonador para que un año después Daddy Yankee y Dj Playero se atrevan a mencionar por primera vez la malévola palabra: “Quiero que sigas brincando / y quiero que brinques otra vez / porque es el hombre fenomenal / el que canta reggaetón”. Y luego el ritmo se dispara en manos de Chicho Man, Nando Boom, Renato, Apache Ness, Ivy Queen, Big Boy, Gringo el Original y, por supuesto, El General. Y así como la salsa se filtró en EE.UU a principios de los 70, dos décadas después penetraría el reguetón.
Perreo feminista
Con los Estados Unidos a sus pies, el ritmo de marras inundaría al mundo haciendo uso de una fórmula inequívoca: se trata de una combinación de tresillo 3-3-2 complementado por bombos en tiempo 4/4. Sus defensores señalan que se trata de un ritmo cuyo meneo obedece a una sincronización electrónica que, a contrapelo de sus patrones sencillos y repetitivos, se pretende dembow. Sus críticos dicen que de ninguna manera. Que es bastante atrevido pensar que Wycliffe Johnson y Browne Cleveland –famosos productores jamaiquinos creadores del dembow en 1990— tengan algo que ver con ese sonsonete simplón.
Hecho para la rima, el reguetón es cada vez más proclive a recitar las letras que a cantarlas. He ahí otra variable a considerar cuando hablamos de un sonido que líricamente debería conservar algún vestigio de raggamuffin, dancehall, calipso, soca y otras sonoridades de las que se reclama tributario. Y en cuanto al socorrido asunto de las letras misóginas, sexistas y violentas, no basta con alarmarse con el reguetón porque las tiene tanto el rock en inglés como el trap, el electrolatino, la bachata, la salsa, la cumbia y el pop latino, géneros que entran en ese mismo paquete que llamamos ‘reguetón’.
Cuando Maluma lanzó “Cuatro babys” el 2014 —“estoy enamorado de 4 babys, siempre me dan lo que quiero / chingan cuando yo les digo, ninguna me pone pero / dos son casadas, hay una soltera / la otra medio psycho y si no la llamo se desespera”— se desató una reacción de repudio en cadena que comprometió a feministas, académicas, periodistas y activistas de las redes sociales por cosificar a las mujeres y aludir a relaciones sexuales no consentidas. En Change.org se reunieron 92.700 para que retiraran el video de Youtube, cuya rotación en este instante suma 907 millones 590 mil 257 visualizaciones. ¿Qué hacer con el reguetón, entonces?
Tal vez contrarrestarla a la manera de la feminista española June Fernández cuya frase “si no puedo perrear, no es mi revolución” incendió la pradera: proponía el libre disfrute de los cuerpos restregando voluntariamente sus posaderas contra el machista de turno, cosa que ya había hecho antes la puertorriqueña Ivy Queen: “Yo te digo si tú me puedes provocar / eso no quiere decir que pa’ la cama voy / porque yo soy la que mando / soy la que decide cuándo vamos al mambo”. Tal vez en la colombiana Karol G, la brasileña Anitta o las argentinas de Chocolate Remix, reguetón lésbico y feminista, tengan la respuesta. Mientras tanto, Marley, que fue enterrado con su Gibson Les Paul roja el 21 de mayo de 1981, debe estar cada vez más aferrado a su instrumento.
Más información
Homenaje: Happy Birthday Bob Marley - 75 Aniversario. Fecha: 6 de febrero. Lugar: Wahios. Dirección: Plaza Espinoza 111, Boulevard de los Bomberos, Barranco. Horario: de 20:30 a 02:30. Entrada: Libre.
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