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Camilo Sesto
Raúl Tola

La fila para despedir a arranca a mitad de la calle Fernando VI, recorre cuatro cuadras de la calle Pelayo y da la vuelta a la manzana. Sus fanáticos tienen paciencia, no les importa esperar entre una y dos horas con tal de presentarle sus respetos. En su mayoría mujeres de edad mediana, muchas de origen latino, vienen pertrechados con toda clase de recuerdos con el rostro de ojos claros y melena aleonada del cantante: pósters, fotografías, elepés, discos compactos, llaveros, pañuelos y blusas. A la prensa madrileña le ha llamado mucho la atención la presencia de Camilo Esteban, un joven que no se cansó de levantar su camiseta para mostrar el enorme tatuaje del divo que lleva impreso a un lado del torso.

Camilo Esteba, muestra su tatuaje de Camilo Sesto mientras hace fila para despedir al cantante, fallecido el domingo en Madrid. (Foto: Reuters)
Camilo Esteba, muestra su tatuaje de Camilo Sesto mientras hace fila para despedir al cantante, fallecido el domingo en Madrid. (Foto: Reuters)

Cuando lleguen al Palacio de Longoria —sede de la Sociedad General de Autores y Editores de Madrid (SGAE), donde se realiza el velorio—, deberán cruzar una puerta de hierro verde, atravesar la nube de periodistas que atiborran la antesala y subir unas escaleras. Entrarán a la sala Manuel de Falla y durante unos segundos estarán delante de los restos de Camilo Sesto, ubicados entre un piano de cola, varias velas de pie, arreglos florales y una fotografía de gran formato que lo muestra en plena interpretación. Sabrán que están ahí pero no podrán verlos porque, por disposiciones testamentarias, el féretro estará cerrado.

Afuera de la SGAE se ha congregado un tumulto de seguidores que cantan en bucle sus canciones. Una y otra vez se suceden "Jamás", "Algo de mí", "A escondidas", "El amor de mi vida", "Fresa Salvaje", "Perdóname" y "Melina". Pero la intensidad de las emociones trepa cada vez que llega el turno de "Vivir Así". Mientras una señora con la voz cascada de fumar hace un esfuerzo imposible por llegar a las notas altas, un señor canoso y macizo pasa a mi lado refunfuñando muy molesto: "Estos solo se saben los clásicos". Como si lo hubiera escuchado, uno de los contados jóvenes que integran el coro de seguidores parece creer que ha llegado su momento de gloria y decide atreverse con uno de los falsettos más agudos y complicados de "Jesucristo Superestar". Su rapto sorprende a los demás, que lo contemplan unos segundos con pasmo y, sin esperar a que se calle —más bien por ello—, comienzan a gritar a todo pulmón: "¡Camilo, Camilo, Camilo!".

Camilo Sesto: así se desarrolla el velorio del artista en Madrid

Camilo y la muerte

La relación de Camilo Sesto con la muerte comenzó muy temprano. Como contó en su biografía ("Camilo", 1985), tenía poco más de tres años cuando cayó en cama por unas fiebres que casi lo matan, como habían matado a su hermana mayor con solo veinte meses. En casa supieron que se había recuperado cuando lo escucharon avisar: "¡Mare, tinc fam!" ("Madre, tengo hambre").

Hijo de un electricista y un ama de casa, en Camilo Sesto (Alcoy, Alicante, 1946) convivieron el artista descomunal, que vendió más de 100 millones de copias de los 40 discos que publicó, con el ser humano atormentado, que sufría graves problemas de salud y vivía enclaustrado en su mansión de Torrelodones, rodeado por grandes extensiones de terreno que lo defendían del exterior. En los últimos tiempos no le contestaba el teléfono ni a sus amigos.

Llevaba años alejado de los escenarios, bastante olvidado por los españoles, que seguían cantando sus canciones en los karaokes pero apenas reparaban en su existencia, salvo en los momentos que la prensa del corazón ventilaba sus excentricidades, sufría un percance como el robo de su casa o se anunciaba falsamente su muerte. Su última actividad pública fue la presentación de su disco «Camilo Sinfónico», en noviembre de 2018. Ese día su aspecto desmejorado provocó más comentarios que el propio disco, un recopilatorio de éxitos compuesto sobre las pistas vocales originales. Al cantante se le vio muy pálido, hinchado por las numerosas cirugías plásticas, con enormes dificultades para gesticular y hablar, tocado con una peluca frondosa, rojiza y poco natural.

Sus problemas de salud no eran nuevos. En 2001 y 2002 debió someterse a un doble transplante de hígado. En 2013 se rompió un pie en casa, lo que lo obligó a pasar varias veces por el quirófano y limitó mucho su movilidad. También padecía una insuficiencia renal que se agravó en los últimos años y terminó siendo la causa de su muerte, ocurrida en la Clínica Quirón de la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón.

Capilla ardiente

Conocida la noticia, uno de los primeros en ofrecer condolencias públicas por su fallecimiento fue Pedro Sánchez, jefe de gobierno en funciones, quien escribió en su cuenta de Twitter: "Con su voz genuina […] consiguió ser uno de los artistas más queridos y universales. España y toda Iberoamérica lamentan la pérdida de Camilo Sesto. […] Sus melodías serán siempre parte de nuestra memoria". También se pronunció Miguel Bosé, a quien apadrinó cuando comenzaba: "Una verdadera pena. Una tristeza. Adiós querido Camilo, mi primer productor, mi amigo querido. Queda tu estrella".

Otro gran amigo suyo fue el cantante Raphael, que escribió: "Querida gente maravillosa, hoy estoy triste. Se nos fue Camilo Sesto, una de las voces más importantes de la música de España y Latinoamérica". Antonio Banderas añadió: "Desde el 'Ya no puedo más' hasta la ópera rock 'Jesucristo Superstar', nos deja multitud de canciones emblemáticas que conforman la banda sonora de nuestras vidas y que el tiempo no se podrá llevar. DEP Camilo Sesto".

Poco antes las once de la mañana, la llegada de su féretro a la SGAE —gremio al que estaba afiliado desde 1971— fue recibida con aplausos y sollozos por cientos de personas que corearon el estribillo de #Melina" mientras comenzaban a hacer cola para ofrecerle el último adiós. Luego se escucharon gritos de "¡Gracias Camilo!" y "¡Viva Camilo!". El primero en entrar al local de la SGAE fue Camilo Blanes, su único hijo, quien llegó esta mañana de México, donde vive. Estuvo acompañado por el ministro en funciones de Cultura y Deporte de España, José Guirao.

Hasta las ocho de la tarde, por aquí pasaron artistas, autoridades y una multitud de seguidores. Una de las más solicitadas fue la dominicana Ángela Carrasco, íntima amiga del cantante, que la llevó a la fama en 1975, cuando la escogió para el papel de María Magdalena en la recordada versión española de "Jesucristo Superestar" y con quien cantó el éxito "Callados". También estuvo Marta Sánchez, que participó en "Camilo Sinfónico" interpretando una versión de "Perdóname". Para los fanáticos de todo el mundo que no pudieron asistir se abrió una página en Facebook, donde es posible dejar un mensaje de condolencias.

Concluido el acto, los restos de Camilo Sesto serán cremados y sus cenizas llevadas a Alcoy. Luego de años distanciado, el cantante había terminado reconciliándose con su lugar de origen. En 2016 fue declarado hijo predilecto y hace un año le pusieron su nombre a una de las calles del pueblo. Con motivo de su muerte, el alcalde de la localidad ha declarado dos días de luto

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