En el panorama musical peruano, pocos grupos se atrevieron a combinar irreverencia, crítica social y “chongo rock”, subgénero del cual Los Chabelos son uno de sus máximos exponentes. Dos décadas después, y con cinco discos producidos, la banda estrena “Con los huevos colgando”, álbum que celebra su evolución musical y persistencia en un mundo que siempre censuró sus canciones.
Liderados por Giovanni Ciccia y Sergio Galliani, los Chabelos ha mantenido una presencia constante en el rock peruano desde su creación, además de conservar la esencia que define a la agrupación: eternamente jóvenes. De ahí proviene su nombre, en alusión al actor mexicano Xavier López, conocido como “Chabelo”, quien, al igual que los miembros de la banda, parecía envejecer en apariencia, pero nunca madurar.
“No somos imágenes de marcas o productos alejados de lo que podría ser un músico de Los Chabelos. Sin embargo, tenemos un público joven y adulto que nos sigue y se identifica con nosotros. Una prueba de ello es que me atreví a cantar unas estrofas del ‘El Quinto Teletubie’ en ‘Al fondo hay sitio’ y se hizo muy popular en Perú e inesperadamente en Bolivia”, comenta Galliani.
La banda ahora cuenta con una nueva conformación, incluyendo a Jhoan Carmona y Lucía Córdova en las guitarras, y a Lufo Armestar en el bajo, luego del fallecimiento del bajista Kenneth Quiroz, a causa del COVID-19 en 2021 y la salida de Carlos Galiano para iniciar su carrera de solista. “Durante el encierro lo menos importante para nosotros era el futuro de la banda. Los amigos se estaban yendo y fue un momento de extremo terror. Fue un momento en el que me sentí desahuciado”, recuerda Ciccia, quien destaca que dos de las canciones del nuevo disco se trabajaron antes de la pandemia con Kenneth y Carlos.
Arte irreverente
Los conciertos de Los Chabelos, más allá de su música y espectacular performance, ofrecen un espacio de desahogo único, algo que pocas bandas logran. Contrario a lo que uno podría imaginar, la banda describe estos eventos como catárticos, donde todos encuentran armonía en los pogos mientras corean temas populares como “El Quinto Teletubbie”.
“Es un tema popular, sí. Lo más hardcore que recuerdo es cuando, en un concierto con ese tema, un chico disfrazado de Teletubbie subió al escenario. Al bajar, la multitud ‘canibalizó’ al muñeco. Se llevaban partes del disfraz, y al final, cuando volteamos a mirar, solo quedaba la cabeza del Teletubbie rodando por el suelo”, cuenta Galliani.
A pesar de no haber tocado en el extranjero, el quinteto no ve inconveniente en no ser comercial o no sonar en las radios locales. Su objetivo nunca fue convertirse en una banda de disqueras, sino en un proyecto donde amigos pueden expresarse libremente y encontrarse con un público que aprecia escuchar temas irreverentes con mensajes más profundos.
“Algunas canciones son chistes o juegos de palabras, pero hay un trasfondo importante. A veces la gente se queda solo en el chiste, pero hay un montón de canciones con un trasfondo”, subraya Ciccia, quien también reconoce que muchos otros temas son recurrencias que nacen de las vivencias personales de los integrantes de la banda.
Un ejemplo evidente de las historias detrás de sus canciones es el nombre de su nuevo disco, nacido de su experiencia como grupo antes y durante la pandemia. “Veníamos de un momento genial, disfrutando de hacer shows, estábamos en lo más alto, luego vino la muerte y lo cambió todo, todo se quedó colgando. Por eso se llama así el nuevo álbum. Parece gracioso, pero es nuestra vida”, explica Ciccia
Antes de acabar el año, anuncian el inicio de sus conciertos para febrero del próximo año, una oportunidad para reunirse con su público y los nuevos integrantes de la banda en shows donde todo puede ocurrir. “Me lancé del escenario a inicio de este año y me saqué la mugre. Avisé, pero no me di cuenta de que eran las 3 de la mañana y la gente ya estaba cansada. Sin embargo, ahí estaba yo, volando como un cetáceo para estrellarme en el suelo. El próximo año me lanzo de todas formas”, concluye Galiani.