Para los integrantes del Coro Nacional del Perú, el distanciamiento social por el coronavirus (Covid-19) no ha implicado descuidar la coordinación o armonía que los caracteriza. Por el contrario, ha demandado un aprendizaje y adaptación a la virtualidad que ha reforzado sus ya magistrales interpretaciones. Tal ha sido el resultado que al escuchar la transmisión de la Misa y Te Deum por Fiestas Patrias, el último 28 de julio, uno podría pensar que los artistas estuvieron dispersos en la Catedral de Lima o cantaron en vivo desde otra locación, aunque en realidad se trató de un video pregrabado en con teléfonos celulares en sus propias casas, acompañados solo por su propia voz, eco, voluntad, algunos familiares y la constante de estar frente a un gran reto.
Aquel día, tras el Aleluya, el Santo o el Te Deum Laudamus vino hacia el final de la ceremonia litúrgica el Himno Nacional del Perú, la cúspide de una labor que demandó la participación de 42 cantantes y 65 músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, elenco que también se ha adaptado muy bien a la nueva normalidad de los montajes audiovisuales.
Javier Súnico, director del Coro Nacional del Perú, cuenta a El Comercio que precisamente el Himno Nacional fue el primer producto audiovisual —y el más complicado— que se trabajó de cara al 28 de julio, siendo grabado por los artistas en la primera y segunda semana de dicho mes. Luego vinieron las demás piezas para la misa, pero fue una tarea ardua, de lecciones y aprendizajes.
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Los preparativos y retos
Para el día de la presentación, el coro se dividió en grupos para interpretar las distintas melodías de la misa, mientras que para el Himno Nacional participaron todos. Las reuniones vía Zoom fueron más que nada para coordinaciones e indicaciones, pues Súnico resalta que no hay actualmente plataforma alguna para emitir audios en vivo asegurando la simultaneidad de las voces que requiere el coro.
Fue una titánica tarea, de finos detalles, muchas horas e incluso días. La dirección facilitó a los coristas una pista musical base con una versión del himno en teclado como referencia y pauta. Cada uno se grabó en su propia casa teniendo como principal aliado a un teléfono celular. La filmación tuvo que ser alojada en la nube para que finalmente se haga la edición de sonido y video en el Ministerio de Cultura. Para esto, el director tuvo que escuchar uno por uno los archivos —si es que antes no había pedido correcciones—, mientras que el editor sincronizó las voces del coro y melodías de la orquesta para lograr el video final, remitido a la televisora estatal para su difusión.
“Hemos empezado a grabar desde inicios de mes, porque no es fácil. Primero hay que llevar el escenario a casa: pedimos fondo neutro, implica mover muebles, producirse, ponerse el vestuario adecuado, maquillarse, buscar la luz adecuada, configurar el celular”, describe Súnico, director de la orquesta desde hace más de 10 años. Agrega que, en las condiciones actuales, un video del coro puede producirse en al menos tres semanas.
Pero obtener producto final, sin duda, requiere de esfuerzos, mucha paciencia y deja también anécdotas. La mezzosoprano Pilar Ciruelos acondicionó parte de su vivienda, donde hay mayor luz natural, como centro de grabaciones, y buscó horas de mayor silencio en el vecindario y menor actividad o movimiento en casa. Recuerda que sus hijos fueron, en algún momento, sus camarógrafos, pero las clases virtuales de estos la obligaron a comprar un trípode para el celular y un cañón de luz led.
“Mis primeras grabaciones repetía hasta la toma diez. Eran muchísimas repeticiones, tenía que colocar cajas de zapato sobre la mesa, el servilletero era donde colocaba el teléfono para grabarme. Mi pobre hija terminaba con los brazos agotados por grabarme. Ha sido un proceso increíble”, narra la solista, integrante del coro desde 1993.
Advierte, además, que el tiempo invertido es mayor al que existía a nivel presencial. “Era mucho más fácil, intuías un poco cuándo respiraban tus compañeros, cómo hacían los finales de frase, acá nos guiamos de las pistas, algunos videos son con dirección, tenemos que leer al milímetro la partitura y cualquier indicación de dinámica para poder coincidir todos, imaginando que todos estamos haciendo la misma interpretación”, describe la artista a este Diario.
El barítono Humberto Zavalaga, en un video compartido por la dirección del coro, repara también en detalles importantes: “El mayor problema es el acústico, las habitaciones tienen demasiada reverberación y los equipos no son adecuados para grabar voces líricas, se saturan demasiado. Debemos recurrir a cualquier material que encontremos; por ejemplo, frazadas para cubrir las paredes o puertas. Almohadones, yo tengo una gran esponja con la que cubro los equipos y así disminuyo la reverberación, controlo la saturación. Además, debemos cantar con una voz muy controlada con el mismo fin, para no incomodar a los vecinos. Porque una grabación de 5 minutos puede tomar horas e incluso días”.
Por su parte, el también barítono Jorge Villón, con once años como parte del coro, fue un baluarte importante en la tarea de apoyar a sus colegas en cuanto a recomendaciones para corregir la iluminación y saturación del sonido, lo que implica grabar nuevamente.
Su experiencia en grabaciones de audio, video y ediciones sirvió también para ser parte del desarrollo del producto final. “Todo este trabajo toma una cantidad de tiempo considerable. Porque el trabajo audiovisual no solamente es la mera unión de archivos, sino que hay que darle un concepto. Y eso al final sale en la proyección tanto en redes, como en televisión”, precisa a El Comercio.
Aprendizaje y adaptación
“Nos hemos reinventado”, confiesa Súnico. Es una nueva normalidad en la que el director del coro reconoce que también tiene que ser un gestor y no “solo el que mueve la mano frente a un colectivo”. Por ello, adelanta que está en la tarea de reactivar coros regionales, como los de Cusco, Arequipa, Cajamarca y Trujillo.
“Es todavía un aprendizaje. Estamos tratando de ver qué más hacemos, tratar de conectarnos con los coros externos para ver si hacemos entregas en conjunto con algunos de las regiones o del extranjero. Creo que esta visibilidad en tiempos de pandemia ha sido muy importante y hay que aprovecharla”, apunta.
Ciruelos explica que, como seguramente hacen otros artistas, se trata de vivir una nueva realidad como tales, en medio de un constante aprendizaje. “No es lo mismo que cantar en presencial. Sentir la misma emoción con tus compañeros. Poder percibir e irradiar el ritmo, el pulso, la afinación, el empaste de las voces. No es lo mismo, pero la tecnología ayuda mucho y los resultados han sido muy buenos. Somos más visibles, se nos ve más de cerca. La edición permite unos juegos de imágenes bastante atractivos”, considera.
Villón, a su turno, menciona a la perseverancia como un aspecto fundamental en la actual situación de pandemia, buscando mantener el estándar de calidad que caracteriza al Coro Nacional del Perú. “La adaptación como tal es parte de nuestro trabajo, como artistas que somos. Es una constante. Siempre nos adaptamos a distintos tipos de escenario, cambios en alguna programación. Es parte de lo cotidiano”, sentencia.
Experiencias previas y lo que viene
En momentos en los que el país vive una crisis sin precedentes, Súnico destaca que la música y el arte pueden ser un escape para la ciudadanía. Por ello, si bien la presentación del 28 de julio ha sido la más comentada recientemente, por ejemplo en las redes sociales, en realidad ya hay experiencias previas desde abril.
La primera corresponde a un video publicado el 15 de abril por el Ministerio de Cultura al conmemorar el Día Mundial del Arte. Integrantes del Coro Nacional, de adultos, y el Coro Nacional de Niños interpretan la popular canción “Contigo Perú”. El proceso de grabación fue como el descrito para la Misa y Te Deum de Fiestas Patrias.
Asimismo, otras piezas publicadas entre abril y julio son interpretaciones de ‘Here Comes The Sun’ de The Beatles, ‘La flor de la canela’ de Chabuca Granda o el ‘Himno a la alegría’ por el Día de Europa, el 12 de mayo. Además, el 11 de julio se dio un concierto lírico virtual por el octavo aniversario del Gran Teatro Nacional.
“La estrategia para el momento de la pandemia fue acercarnos a nuestra comunidad de una forma más directa con nuestra música. Por eso se plantearon estas entregas que son virtuales con coro, temas conocidos para vincularnos de una manera directa, aunque también es indirecta porque no estamos presencialmente”, explica el director del coro, próximo a conmemorar sus 55 años de creación.
Dicha estrategia se sigue puliendo y, según indica Súnico, el coro tiene unas diez presentaciones hasta diciembre. Paralelo a las intervenciones virtuales, uno de los actos se dará a fines de agosto, adelanta el director, y se tratará de una transmisión en vivo desde el Gran Teatro Nacional. A dicho recinto acudirán algunos integrantes, que mantendrán los protocolos de protección, y desde ahí deleitarán al público con sus voces.
Por su parte, la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección del compositor y pianista Luis Fernando Valcárcel, también se ha visto afectada con cancelaciones de presentaciones por la pandemia. Mientras la incertidumbre respecto al retorno a los escenarios continúa, también se ha adaptado al montaje virtual. En la misa por Fiestas Patrias, acompañó al coro y tuvo participaciones individuales, como la interpretación de “Aria en Re” de Johann Sebastian Bach.
Así, siguen los retos y necesarias adaptaciones para un grupo de artistas que no deja de creer y crear.
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