Damon Albarn: reseña de "Everyday Robots", su último álbum
Damon Albarn: reseña de "Everyday Robots", su último álbum

FRANCISCO MELGAR WONG

Los comentarios y críticas sobre los hábitos y rutinas de la vida moderna no son un territorio inexplorado en el rock británico. Discos como , o , convirtieron a la vida en la gran ciudad, con sus horarios y costumbres, en un territorio hostil por donde las personas se pasean confundidas, atontadas y desesperadas.

"Everyday Robots", el primer disco como solista de Damon Albarn, forma parte de esta genealogía del rock inglés. El álbum trae doce canciones unidas por una misma sonoridad y una misma temática: la soledad del hombre urbano en la era del Facebook.

En "Everyday Robots", por ejemplo, con una voz monótona y monocorde, Albarn canta: "Somos robots todos los días en nuestros teléfonos en el proceso de volver a casa". Casa, en este caso, se presenta como un lugar utópico, donde uno volvería al acabar la rutina, si volviera a ser humano.

"Cuando me siento sólo presiono el botón de Play", canta Albarn en "", describiendo cómo la soledad se encubre a través del uso de las ofertas que nos ofrece el mercado de la informática y la Internet.

La música de "Everyday Robots" está basada en ritmos en los que se combinan las baterías electrónicas y sonidos aleatorios que parecen provenir de una calle donde se construyen edificios.

La excepción al ánimo depresivo que se extiende a lo largo de casi todo el disco está en "Mr. Tembo", una canción de estilo africano acerca de un hombre que sube a una colina donde se halla su hogar.

En "Mr. Tembo" el hombre rural y la música africana que lo acompañan se presentan como felices alternativas al hombre oscuro y dopado que recorre la ciudad camino a su trabajo y que protagoniza el resto del disco.

Esta idealización de una vida alejada de la ciudad, quizás en un lugar exótico como África, no es extraña en el rock británico. Ya los Kinks habían llamado a una vuelta a la vida en el campo como una alternativa al mundo moderno en .

Pero, ¿es posible huir del mundo que hemos construido? ¿O ya somos parte de él tanto como él lo es de nosotros? Esa es la pregunta que se extiende a lo largo de todo este disco. La respuesta, como dijo Bob Dylan en una de sus canciones más conocidas, sigue flotando en el viento.

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